Luciana Dalmagro
Una militante del PC donó en 1989 un campo y una casa a un grupo de dirigentes del partido encabezado por el ex diputado nacional Federico Soñez. La mujer actualmente está en un geriátrico y sus familiares reclaman la restitución de los bienes, aduciendo que ella fue engañada y que los beneficiarios sólo quieren quedarse con los bienes para su uso personal. Soñez se defiende, justifica el uso del dinero derivado de la venta de su parte y asegura que donará lo que le queda a alguna entidad vinculada a los derechos humanos.
Doscientas treinta y una hectáreas de campo ubicadas en el departamento Nogoyá y una amplia casa situada en la zona del Hipódromo. Esos dos inmuebles son los elementos centrales de una polémica que involucra a una anciana militante, a un ex diputado nacional de izquierda que se defiende como puede y a un grupo de familiares que reclaman desde hace años.
La historia tiene facetas jurídicas, políticas, morales y éticas y arranca poco antes de octubre de 1989. Por esos días, Elba Angélica Viola, ama de casa, hacía tres años que había quedado viuda. Eran tiempos de soledad, tras una vida dedicada a acompañar a su marido, Juan Bautista Espel. El hombre había tenido estaciones de servicio, luego se desempeñó durante años en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y tuvo una actuación muy activa en el sindicato vinculado a la actividad. Este último rol fue el que lo llevó a enrolarse activamente en las filas del Partido Comunista (PC). Y a cada una de sus actividades siempre las desarrolló gracias al apoyo y acompañamiento de su mujer.
El matrimonio no tuvo hijos y Elba, al fallecer su esposo, en diciembre de 1986, dedicaba buena parte de su tiempo a las actividades políticas, no tanto vinculadas al PC, sino más bien a la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH). Concurría a reuniones, alojaba a militantes que llegaban a Entre Ríos desde distintos puntos del país y siempre estaba dispuesta a dar una mano a quien lo necesitara. Fue así que decidió brindar apoyo al PC, a través de la donación de un campo que había heredado de su familia paterna y de una casa en la que aún vivía.
Según su sobrino Horacio Oberti, hijo de una de las hermanas de la mujer, Elba fue estafada y él se encuentra reclamando la restitución de los bienes, fin que ha alcanzado en un 50 por ciento. De acuerdo al relato de Oberti, su tía decidió donar los bienes al PC, pero el ex diputado nacional Federico Soñez, entonces miembro del partido, y otros tres dirigentes le explicaron que no era posible tal trámite y sólo quedaba la opción de realizar la donación a nombre de individuos. “Argumentaban que temían que les confiscaran los bienes si ocurría un nuevo golpe de Estado”, explica Oberti.
La gestión se formalizó el 17 de octubre de 1989, en beneficio del propio Soñez y de Mario Bellmann, Guillermo Lobariñas y Osvaldo Schmukler. Se trataba de un campo de 231 hectáreas ubicado en Don Cristóbal, departamento Nogoyá, y de una casa grande situada en calle Formosa, en la zona del Hipódromo.
Aunque verbalmente habían acordado que la mujer mantendría el usufructo de ambos bienes, especialmente de la casa, puesto que allí vivía, según Oberti tal condición no fue incorporada en el trámite inicial. “Era la segunda muestra de mala fe. Luego un escribano añadió lo del usufructo”, explica el sobrino.
“Cuando el PC perdió personería jurídica, mi tía les solicitó a los beneficiarios de la donación que le restituyeran los bienes. Bellmann y Lobariñas accedieron de inmediato, pero Soñez y Schmukler no sólo se negaron, sino que transfirieron la nuda propiedad del campo a un tercero, en lo que posiblemente sea una venta simulada”, se queja Oberti, que desde hace tiempo acompaña el reclamo de su tía, con el patrocinio del abogado Esteban Vittor.
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