Claudio Cañete
Recientemente lanzado por la Editorial Lapzus, el libro Celulosa que me hiciste guapo: el Tango Merco-Global, del doctor Ricardo Viscardi, ofrece la mirada reflexiva de un referente del alto ámbito académico uruguayo. La supuesta irracionalidad del conflicto en el Mercosur se explica por medio de los imperativos de “Merco-Globo” que introduce la obra. El enfoque discute la reducción de la contienda a fallos jurídicos, el gobierno planetario de las empresas multinacionales, la señal país-zona-franca que reanuda el Frente Amplio. Analiza la actual receta desestabilizadora de una izquierda llevada a dar señales de no ser de izquierda. ANALISIS dialogó con el autor, un renombrado docente universitario del país vecino, que se desempeña en el actual Instituto de Filosofía de la Universidad de la República (Uruguay).
Una compilación de textos críticos sobre la problemática de las papeleras y el conflicto argentino uruguayo sacuden el panorama de la discusión de una forma minuciosa. Escarban en lo que no se sabía y se había ocultado, y hablan de aspectos que -aunque evidentes- han sido tapados por cortinas de humo por medios de comunicación que guardan intereses sobre esta cuestión tan candente. De esta forma, se puede resumir el aporte que hace el doctor Ricardo Viscardi, un destacado académico uruguayo de la Universidad de la República, principal entidad universitaria del vecino país. El libro se llama Celulosa que me hiciste guapo: el Tango Merco-Global, y lo acaba de lanzar la Editorial Lapzus. “El doctor Viscardi se propone y nos propone re-flexionar sobre una distancia -que no es geográfica sino más bien ideológica-, de una región que hoy se debate entre un mercado común o un área de libre comercio. Lo hace retomando la antigua distinción entre saber y conocer, el primero abarca toda la experiencia de existencia, mientras que el segundo se circunscribe a un registro real que proviene de la experiencia sensible; aceptando el desafío de Viscardi, nos quedamos en esta flexión sobre nuestro porvenir desde el saber que nos motiva el ir más allá de lo real hasta ahondar en un registro simbólico de los avatares históricos y políticos”, comentó en el prólogo la paranaense Angelina Uzín Olleros, profesora de Filosofía, Psicología y Pedagogía, y Magíster en Educación.
“Es curioso saber que lo mismo que nos une también es lo que nos separa, que nuestra identidad se construye con un hilo tan fino que se corta en el encuentro de otras identidades, son esas identidades las que arriesgan una definición y ganan en la sospecha. Qué hizo que nuestro nombre sea este y no otro, qué concepto nos anuda a un destino. Hace siglos Heráclito utilizaba el río como metáfora del devenir, no entramos dos veces en el mismo río, en esa afirmación poéticamente habitaba el filósofo griego mezclando el tiempo y el espacio. La vida es tiempo que pasa, es un puro transcurrir, devenir, transformar-se; y las coordenadas espacio-temporales se cruzan confundiéndose entre sí, fundiendo un presente que es en algún punto pasado y ya es parte del futuro. El tiempo de la vida es un tiempo que corre como el agua del río y, como un río, la vida trae y se lleva identidades inesperadas. Es curioso saber que las mismas palabras que nos comunican son también las que nos in-comunican, que nuestro discurso se trama en el discurrir, dejar correr lo que a veces es diálogo y muchas otras monólogo, o simple silencio. Si es que el silencio también puede decirnos algo. La palabra es el puente que arrima dos orillas, que cruza dos pueblos, dos patrias. La patria es un territorio geográficamente delimitado por un registro real, pero lo real se disuelve en lo simbólico; la bandera que nos identifica con un espacio al que creemos pertenecer es el significado que le hemos dado -nos han dado- las palabras. Los límites reales entre dos países o entre dos territorios se trazaron con sangre derramada, las fronteras entre uno y otro no son la herencia de la tierra, no son lo dado; son conquistas que en su triunfo han conocido la derrota. Quién gana, quién pierde en esta inversión territorial, patriótica, qué himno nos evoca un sitio originario”, expresa en otro tramo de la introducción esta docente titular de varias cátedras en distintas carreras de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, dependiente de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), y también de cátedras de postgrado en la Universidad de Concepción del Uruguay.
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