-Las elecciones docentes. En el ambiente futbolero se suele decir que “lo perdió porque no lo supo ganar”. De esta manera se ilustra la circunstancia de un partido donde el ganador hace poco para ganar y el otro equipo hace todo para perder. Cuando los dueños de las ciencias sociales posen sus asientos en un tablón futbolero caerán en la cuenta de que esta afirmación constituye un pilar en la interpretación de la vida cotidiana. Pero mirando más en profundidad las elecciones docentes del 12 de noviembre se puede decir que en las diferentes secuencias del proceso electoral cada una de las fracciones enfrentadas perdió lo que tenía ganado. Si se parte del momento en que Susana Cogno gana su lugar en las elecciones docentes para el Consejo General de Educación (CGE), todo hacía pensar que la Lista Rojo y Negro ganaba caminando las elecciones por la conducción del gremio.

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-Que pasó con la Lista Rojo y Negro. Es evidente que en las elecciones para cubrir la representación docente en el CGE, la candidata Susana Cogno logró despertar expectativas en un ámbito de la población docente mucho más allá de las fronteras Rojo y Negro. En su presentación para el Consejo armó una propuesta coherente que supo sostener con solvencia y amplitud. En cambio en este proceso, César Baudino presionó en un perfil de lista donde se remarcaba el alineamiento nacional con la Lista Lila, que referencia al MST de Vilma Ripoll. En ese sentido, toda la amplitud que la Lista Rojo y Negro tomaba en el discurso de Susana Cogno se estrechaba y aparecía ceñido en las manos de Baudino. Otro aspecto de gran importancia es el ambiente que rodea el proceso electoral de junio pasado y éste, que no termina de cerrar. Las elecciones para cubrir la representación docente como vocal gremial para el Consejo General de Educación se dieron el 26 de junio del corriente año, en el momento más fuerte del conflicto entre el gobierno y las patronales ruralistas. Tanto en Paraná como en Federal, dos seccionales incondicionales de la agrupación Rojo y Negro, hicieron sendos actos con la presencia de los representantes de la Mesa de Enlace Provincial. Es decir, en momentos de elegir a la vocal gremial, el proceso electoral de los docentes estaba envuelto en la protesta social frente al gobierno nacional. En ese sentido, el perfil Rojo y Negro quedaba mimetizado tras el discurso encendido de Alfredo de Ángeli y la foto de Baudino junto al presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere.

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-Ahora la integración. Si estas han sido las vivencias que determinaron una caída de la Lista Rojo y Negro en las expectativas de los docentes entrerrianos, en la carpa de la Lista “Integración para un AGMER de todos” las cosas no fueron para mejor. Se sabe que la construcción de esta lista giró sobre el eje establecido por el departamento Uruguay. Tiempo atrás el mismo departamento supo articular una ruptura de la histórica Lista Celeste. En esos momentos la distancia que se pretendía marcar con el agrupamiento original no era tan terminante, de tal manera que siguieron haciéndose llamar Celeste Compromiso. Ya abierto el proceso electoral la postura fue otra. La propuesta tenía que tener una marcada independencia de la Lista Celeste tanto provincial como nacional. En todo caso, la nueva propuesta asumía a la Celeste tradicional como un aporte más, al punto de que vetaron la presencia de figuras fuertemente identificadas con esa línea.

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-Los datos de la crisis. Cuesta encontrase con datos reales. Cada cual por diferentes razones juega a las escondidas con los números. No se sabe a ciencia cierta el total de afiliados a AGMER y su relación con la totalidad de la población docente. Se sabe que hay afiliaciones pero que también crece la desafiliación. De todas maneras, hay datos incontrastables, el nivel educativo en la provincia de Entre Ríos es malo y sobre eso los principales actores tienen que dar cuenta. Los sectores de ingresos medios y altos fugan de la escuela pública a la educación privada. Con estas conductas creen zafar de la mediocridad sin advertir que si el Estado no sabe marcar un nivel educativo ponderable, el sector privado tampoco lo cubre. Sucede en educación lo mismo que en salud. Si no hay una buena educación pública la educación privada es decididamente mala. Es una cuestión de pura lógica capitalista en la cual la educación privada está inserta. Si no hay una competencia fuerte que determina inversiones y nuevas construcciones, el capital privado no incorpora mayores innovaciones. En el caso de la educación y la salud, es el Estado el que debe tensar la competencia de manera que el sector privado se vea empujado a crecer en niveles de calidad. Y precisamente es el Estado el que ha estado ausente. Es cierto que a partir del 2003 el país volvió a conocer lo que era una política de crecimiento e inclusión social y esa ausencia del Estado comenzó a ser enmendada.

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-Luchar en democracia. En este devenir de actores y tendencias se debe ubicar la tarea gremial y muy especialmente en las áreas sensibles de la sociedad como es la salud y la educación. Hay que tener en cuenta que la vida en democracia demanda en cada acción un respaldo de consenso. Antes o después de las acciones que se emprenden no se puede ignorar la forma en que la sociedad recibe las medidas que se emprenden. En Entre Ríos hay signos que advierten sobre una creciente disconformidad por la sistemática apelación al paro docente frente a cualquier planteo reivindicativo. El gremio AGMER ha quedado atrapado en esa metodología como una suerte de expediente único en su apelación al Estado y a la opinión pública. Pero resulta que cuando los paros se suceden sin límite la sociedad, en lugar de poner oídos a los reclamos, reacciona frente a la anarquía que esas medidas promueven. Ese cepo que atenaza a la dirigencia gremial docente ha hecho dispersar la expectativa social que sabía despertar. La impaciencia afecta la compactación interna del gremio. Es una evidencia incontrastable que los últimos paros han tenido un bajo nivel de cumplimiento atendiendo a los niveles histórica de AGMER. En una media histórica del 80 por ciento en la actualidad ha caído más abajo del 50.

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