Álvaro Moreyra
Con el correr de los días, el argentino medio se fue encontrando con aumentos en prácticamente todos los ámbitos de la vida. A esto, desde un lado se le llama “tarifazo”; del otro, “sinceramiento de precios”. Lo concreto es que el laburante, el que se gana el pan todos los días con el sudor de la frente y, a veces, trabajando más de lo debido y mal remunerado, tiene que sacar más plata (a ello hay que sumarle la devaluación) para poder afrontar el pago de los servicios básicos.
Ese tarifazo o sinceramiento, como quiera denominarse, también golpeó a los clubes y lo hizo a escala nacional. La realidad de las entidades paranaenses, no es ajena, sobre todo para aquellas que viven el día a día, más bien el minuto a minuto, y que a partir de la nueva tarifa de electricidad, por ejemplo, deberán tener más tiempo las puertas cerradas que abiertas y, tal vez, tendrán que dejar de funcionar de noche.
La enumeración parece dramática, hasta apocalíptica, pero es una realidad que aqueja a muchas entidades que cumplen, fundamentalmente, una función social importante.
En las últimas semanas, hasta ANÁLISIS llegaron algunas quejas por parte de dirigentes de diferentes instituciones que están por demás preocupados frente a esta realidad. La mayoría de los descargos fueron por los aumentos de la luz, pero también hicieron mención a la subida que se avecina en otros servicios que son de vital importancia en el acontecer de las entidades. No viene al caso mencionar a todas, lo concreto es que la mayoría se mostró preocupada y en alerta.
(más información en la edición gráfica número 1037 de ANALISIS del jueves 7 de abril de 2016)
