Es porteño, pero hace mucho vive en Paraná. Gustavo Gastaldi junto con Antonela Angelone vende viajes  para grupos de amigos, pero antes de eso  sufrió la inseguridad en Buenos Aires.  Hoy recorre el mundo con entrerrianos y dice que la crisis afectóa algunos sectores a la hora de hacer las valijas, pero que la gente que probó viajar va a hacer todo lo posible por seguir haciéndolo.

Claudia Martínez

(Especial para  ANÁLISIS)

Viajar es vivir dos veces dicen  los que saben. Y de esto sabe mucho Gustavo Gastaldi, quien junto con su amiga AntonelaAngelone fundaron una agencia de viajes que se dedica a que la gente viaje con sus amigos. Gustavo, en realidad tiene una historia bastante particular. Este muchacho inquieto y pura sonrisa desembarcó hace mucho tiempo en Paraná, después de ser cajero y repositor del supermercado de su padre.“Soy más paranaense que porteño. Desde los 15 años, hace 30 ya, que estoy en Paraná. Ahora tengo 44 años”, cuenta sin dejar de gesticular.

—Formás parte de una empresa familiar, ¿cómo empezaste con eso y cómo llegaste a Paraná?

—Mi viejo sufrió 31 robos a mano armada en aquella época, años `90, y decidió venir a Paraná. Habían entrado a mi casa, él estaba todo lastimado, entonces nos abrazamos y dijimos “nos vamos a cualquiera lado pero no nos quedamos a vivir más acá”. Era en General Pacheco, Partido de Tigre, donde mi papá tenía un supermercado. Era terrible… había un robo por mes. Teníamos seguridad en el supermercado yen casa también. A mi viejo le iba muy bien allá, pero  estábamos vistos por toda la mafia. En esa época te pedían todo y mi viejo siempre se los daba; hoy te revientan. Un día entraron a mi casa, un domingo temprano, lo agarraron a mi viejo a la entrada… nosotros salimos a gritar, había sangre por todos lados. Al otro día dijimos:“listo, nos vamos”. No queríamos saber nada. Mi hermano Alejandro tenía 12 años y andaba calzado con un arma. Mi viejo también. Ya al otro día agarró el auto mi viejo y nos fuimos a Gualeguaychú. No nos gustó la ciudad, porque era muy vieja. 

—Pero se fueron así, al voleo…

—Desesperados. Antes no existían los barrios cerrados en Buenos Aires, en esa época. Vos vas ahora y todos mis amigos viven en barrios cerrados, que es otra vida, para ellos fue una solución a todo eso. Y entonces vinimos a Paraná, mi viejo es de Paraná, anduvimos por la peatonal, y el mismo día que llegamos mi viejo compró un departamento frente a la escuela Sarmiento. En seis meses estábamos viviendo acá. Durante esos seis meses allá en el supermercado hubo dos asaltos más, tiraron toda la gente al piso… una locura. A los seis meses mi viejo empezó acá, compró un terreno en calle Colón y se puso a construir. Mi viejo es súper emprendedor.

—Hicieron un supermercado que fue una empresa familiar y todos laburaban ahí. El viejo Supermercado Paraná…

—Sí, salíamos de la escuela e íbamos a trabajar. Yo desde los 13, 14 años que atiendo al público, a la gente, me encanta, siempre decía un profesor en la facultad  que debía haber una carrera que se llame “licenciado en atención al cliente”. Y yo decía: “¡Yo quiero hacer esa carrera!”, porque no es tan fácil la atención al cliente. Terminé la secundaria y me puse a estudiar en la UNL para licenciado en Comercialización, Márketing… porque siempre me gustó esto de los negocios. Me recibí y seguía trabajando con mi viejo. Empecé un proyecto propio, de desarrollo inmobiliario. Con eso estuve bastante. Después ya cansado del rubro del comercio hice otras cosas.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 25 de julio de 2019)