Ezequiel Re

(Especial para ANÁLISIS)

Olvidable, paupérrima y preocupante noche de Patronato en cancha de Colón. Irresoluto, perdido en la cancha con cambios tácticos inesperados (el volante Picco al banco, el delantero Sanguinetti de volante) y situaciones técnicas individuales y colectivas, digno de un equipo que, así como va peleará para mantener la categoría. Sin anestesia. O cambian la visión del juego, prueban ser un equipo con carácter y bien distribuido en la cancha, o la Primera Nacional le pasará una dura factura. El tema es que, evaluando la jerarquía del plantel, ¿alcanzará para ser protagonista y elevar la vara?

En Colón gritaron fuerte en la tribuna y marcaron la cancha en el arranque del partido. Nueve minutos y Lago puso el 1 a 0 a favor. Patronato parecía armonioso en su andar, pero un movimiento de piezas bastó para que el delantero Sabalero, en soledad ingresando por el sector central del área chica saque ganancia goleadora.

Lo del Patrón fue un inicio raro. Parecía tener la pelota con González, pero algo estaba mal. Sanguinetti, delantero, tratando de ser tapón por el carril derecho en la salida del local, perdiendo fuerza en la intención de ataque. Sistema 4-4-1-1, insinuando orden, pero respetando al rival.

Y la noche empezó torcida. Acto seguido, otra penetración ofensiva, golpeando a los centrales visitantes y Sabella marca el segundo, tras una pelota que no pudo retener Salvá, esgrimiendo luego una falta previa.

Hasta ahí chance de goleada histórica en contra en un escenario que huele a ansiedad para volver a Primera con un equipo que destila ambición, desde el orden que impone Prédiger en el medio o la referencia defensiva de Goltz, hasta la forma de atacar por las bandas y por el centro del ataque. 

Partido raro. La visita jugando con un delantero como volante, el local moviendo piezas para atacar aquí y allá. Y en el medio de una interna de barras locales, desde un sector de la popular (del lado del Fonavi) hinchas locales tiraron dos bombas de estruendo temibles para la integridad física de los jugadores.

Y si quedaba algo más en el olvidable primer tiempo, fue el gol de un ex (Axel Rodríguez). Indecoroso 3 a 0 en contra.

En el segundo tiempo a la cancha Pereyra por el pobre Sanguinetti que pagó los platos rotos y Maciel por Hofstetter de pobre nivel como doble cinco. Coronel solito en su laberinto la única arma de intento de gol del Patrón y Colón que iba a buscar más goles para el festín. Pero el Sabalero, por suerte, bajó la intensidad, quedó en el cántico de la gente y los bombos retumbando. Sobre el final, un penal con ciertas dudas, decoró el 4 a 0 con grito de Leguizamón en la cancha y el “Dale Colón” en las tribunas.

Hubo minutos para ver a Valencia con un debut poco certero (marró una chance de cabeza inmejorable) y esperar el final de un juego definido en 15 minutos de la etapa inicial.

Conclusiones. A Patronato se los devoró el escenario o a varios jugadores se los apropió el miedo escénico o simplemente algunos elementos del Santo tendrán que revalidar rápidamente porqué fueron contratados. El equipo en construcción se chocó con una difícil realidad que deberá tratar de cambiar rápidamente.  Y el mensaje es claro viendo a uno y otro equipo: la jerarquía se paga, tiene su costo económico. Hay diferencias abismales en el armado de uno y otro plantel.

Siendo positivos. Pereyra entró y movilizó el equipo. Corriendo, asociando. Siente la camiseta sin dudas. En un 0-4 en contra y con un panorama poco claro, Valentín asomó como un oasis en el desierto.