Por Rogelio Alaniz (*)
La crisis de este fin de semana no empezó este fin de semana y, por supuesto, no va a terminar este lunes. No es el ministerio de Economía el que está en crisis. Lo que está en crisis es el gobierno y, en primer lugar, el liderazgo del presidente y de su vice. Cristina ejerce más poder que Alberto, pero ni uno ni otro tienen nada nuevo y nada bueno para ofrecerle a la Argentina.
Innecesario decir que los problemas que afligen a la Argentina no se resuelven con un nombre. Se llame Silvina, Marco o Santos Vega, los problemas de la nación exceden el nombre de una persona. Sin embargo, un gobierno nacional maniatado por su crisis interna, y en un país donde todos los índices sociales, económicos y políticos son deplorables, no tiene más ideas que la designación de una persona cuya cartulina más destacable es su manifiesta simpatías por Cristina y cuyo operativo político más destacable fue haber diseñado el operativo de despojo de recursos a la ciudad de Buenos Aires para favorecer a Kicillof.
¿Plan económico hacia el futuro? Nada. Funcionarios que la acompañarán para gestionar? Nada. ¿Continuarán haciendo lo mismo que Guzmán no pudo hacer? No lo sabemos. ¿Precipitarán cambios? Tampoco lo sabemos. Y mucho menos la orientación de esos cambios.
Digámoslo de una buena vez: políticamente este gobierno presidido por Alberto Fernández y liderado por Cristina está políticamente agotado. Podrá continuar en la Casa Rosada hasta el año que viene, pero ya no tiene nada más que dar porque, como se dijera alguna vez, el poco bien que hizo, lo hizo mal; y el mucho mal que hizo, lo hizo bien.
(*) Periodista