El fiscal a cargo de la Unidad de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná, Leandro Dato, habló por primera vez de sus actuaciones ante una entrevista con una de las víctimas del exvocal del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Castrillón, por violencia laboral, y de la denuncia de la jueza Susana Medina por violencia de género. En la entrevista con el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) aseguró que todos los integrantes del STJ estaban al tanto de la conducta del magistrado recientemente jubilado, aunque nadie hizo nada. Y lamentó el “atajo” institucional del paceño para evitar el juicio político.

—Usted atendió a personal del Superior Tribunal de Justicia por cuestiones de género de Castrillón ¿Cómo fueron esos hechos?

—Nosotros sabíamos que había una mujer que estaba en una situación de violencia con Castrillón, estaba en el ámbito laboral de él, y un día estuvimos en contacto, en mi oficina, y allí me relató en unos 40 o 50 minutos donde hizo una descripción de distintas situaciones de violencia, psicológica, física, relató algunos hechos, era una situación que venía desde hace un tiempo, por lo menos de dos o tres años antes de diciembre de 2019. Y ese día, era un viernes, estuvimos charlando, por lo general cuando muchas veces nos hablan personas cercanas a una mujer en situación de violencia, hacemos una entrevista previa para ver ante qué situación estamos, antes de hacer la denuncia, a ver los riesgos porque a partir de allí tenemos que pedir distintas medidas a los jueces de Garantías. En este caso ella describe la situación de violencia, estaba muy afligida, con bajo peso, nos ha pasado muchas veces de atender mujeres que uno ve la evolución en seis y ocho meses, por ejemplo el peso es una situación visible, hay otras invisibles como la violencia psicológica que cuesta más mostrarla o demostrarla.

—¿Y esta persona le relató que esas situaciones irregulares le pasaba solo a ella o también le comentó de otros compañeros o compañeras?

—Ella le habló de su situación, pero que Castrillón era una persona con características de una personalidad violenta, que era violento con los demás, pero en particular ella tenía esta relación de violencia con él, en sus distintas modalidades como se define en la Ley, pero básicamente psicológica y física. En algunos casos que la había golpeado, a veces en el ámbito laboral, otras veces en el privado, y hostigamiento y acoso permanente en términos de violencia psicológica. Después de hablar ese tiempo, le digo ‘qué vas a hacer, estás en condiciones de hacer una denuncia’, cómo nos manejamos, con medidas de restricción, en este caso que es el ámbito laboral es el no acercamiento. Uno va pensando qué medidas puede pedir sobre lo que la mujer pide y por lo que la mujer necesita. En este caso ella dijo que tenía miedo, que no estaba decidida a hacer la denuncia, que el padre lo conocía mucho a Castrillón y ella entendía que con la mediación del padre Castrillón iba a aflojar. Le dije que lo pensara pero que no era la vía, porque había que hace algo. Dijo que lo iba a pensar unos días, era un viernes, el fin de semana en un punto a mí me encendió las alertas, porque las cosas no ocurren con el ritmo o las posibilidades que hay durante la semana. Entonces le dije que una posibilidad es una custodia policial, ella no estuvo muy de acuerdo pero entendí que era la mejor manera de hacerlo, ella dice ‘dame el fin de semana para ver si hago la denuncia’. Entonces ella se va, yo me comunico con el funcionario policial, con una División con la que trabajamos permanentemente, y le pido que se constituyeran en las cercanías del edificio de ella, les doy la dirección, y que necesitaba que estuviera una consigna hasta que yo les dijera y que si aparecía Castrillon me lo hicieran saber. Transcurrió el viernes, el sábado, ella me empieza a escribir, que no estaba en la ciudad, que se sentía mal pero que el papá había hablado con Castrillón, que las cosas iban a mejorar y que en principio no iba a hacer la denuncia. Yo le escribí que iba a seguir con la custodia policial un tiempo más, que sería bueno que haga la denuncia, y llegamos al lunes, pasó el horario judicial y como a las 13 ella me vuelve a escribir que por favor le sacara la custodia policial, que las cosas estaban bien, que iba a realizar un traslado laboral y con esto daba por concluida la situación. Ahí tomo la decisión de comunicarme con la Policía y decirle que levantáramos la consigna, que no iba a haber denuncia. Y así pasó un tiempo sin contacto con ella, sí me entero que había habido un planteo en el ámbito administrativo en el Superior Tribunal donde se había dado un traslado a ella, no iba a trabajar más con Castrillón. En un momento me comunico con ella y dice que además estaba con un tratamiento psicológico y que es había aportado al trámite administrativo y que las cosas habían mejorado. No me quedé del todo conforme con esa contestación, y era 2020, estábamos en la pandemia, estábamos muy preocupados en Fiscalía porque fue un año muy complicado para trabajar en la situación de violencia de género y abuso sexual, más que los primeros meses no venían las denuncias, bajamos a casi la mitad, y en un momento me comunico con ella, no me convenció mucho lo que me dijo, entonces me comuniqué con una funcionaria de la Dirección de Atención a la Víctima, que trabaja muy bien, y esta funcionaria se entrevistó telefónicamente dos veces con ella. Porque si había alguna otra situación que debía ser denunciada y yo no estaba al tanto, ese podía ser otro camino. A esa funcionaria le ratificó que la situación con Castrillón habían existido, pero con esta situación administrativa había bajado muchísimo (por no concurrir presencialmente). Esa fue la situación que tuve con esta mujer en el ámbito judicial.

—Además de usted ¿había otros funcionarios judiciales que también conocían esa situación?

—Desde ya, todo el Superior Tribunal, todos sus integrantes estaban al tanto. Esto comienza con esta entrevista, que hubo custodia policial y yo lo sugiero, y después se inició a expensas de esto esta instancia administrativa que devino en el traslado y demás, el tratamiento con el psicólogo laboral y todos los informes que iba remitiendo, con lo cual nunca entraron al fondo de tratar entre pares qué pasaba con esta persona.

—Castrillón se habrá enterado que esta mujer acudió a usted ¿Tuvo algún llamado o algún trato con usted o no?

—No. Yo lo conozco de vista desde hace muchos años, nos habíamos cruzado en pasillos o en la calle, a mí jamás me ha llamado por esta declaración. No sé si se refirió a mí en alguna oportunidad. Después sí tuve otra intervención cuando la doctora Susana Medina hace una denuncia ante la procuración, intervengo yo en ese trámite, pido las medidas de restricción, consensuadas con la doctora Susana Medina, más que nada una cuestión técnica laboral, de no acercamiento por metros y demás, sin perturbar ni molestar, se le pidió al Juzgado de Garantías en turno, que las otorgó y yo lo cité para ir personalmente a mi oficina la doctor Castrillón, como a muchísimos denunciados, a notificarle las restricciones en persona, explicar si hay alguna duda, y además para que designara abogado, por supuesto. Él llega primero, se presenta en mi oficina y lo hice pasar, y a los cinco minutos llegó el doctor Cullen.

—¿Cómo fue ese encuentro?

—Creo que no le gustaba estar ahí, quizás no se lo esperaba tampoco, no lo sé, pero desde este lugar el Ministerio Público no tenemos ninguna duda de lo que hay que hacer con cada denunciado que tenemos, y en este caso tuvimos una conversación cordial, dio algunas manifestaciones, pero más allá de lo que pensara él y de algunas cosas que dijo allí, obviamente cumplí con el trámite que había que hacer. Lógicamente a partir de ahí cité algunas testimoniales, pedí algunos informes al Superior Tribunal.

—Ese expediente se terminó archivando, incluso hubo disculpas públicas con la doctora Medina.

—Sí, yo produje algunas testimoniales de personas cercanas a la doctora Susana Medina, pedí informes al Superior Tribunal sobre cuestiones que habían surgido en la denuncia, hubo hace unos días una presentación conjunta de ellos dos, de Medina y Castrillón con patrocinio de los abogados, pidiendo las disculpas públicas que había hecho Castrillón y pidiendo Medina el archivo. Estuve trabajando en el archivo, pero también es verdad que había pensado enviar estos antecedentes a la Cámara de Diputados, a su sefectos, antes de la denuncia de Fiorotto, entendía que la conducta de Castrillón tanto por dirigirse a su par en el ámbito que se dirigió como en manifestaciones a la doctora Medina por los medios respecto a una situación particular, entendía que podía ser una situación que podía ser merituada en un ámbito institucional, que en principio lo había pensado en el ámbito del Superior Tribunal, y de hecho en uno de los acuerdos que me envían, ellos en su momento habían dicho que mientras durara la causa penal no se iban a expedir, pero después hubo una situación con la doctora López Arango y la doctora Morales, y ellos como que se eximieron de trabajar o de intervenir en los trámites entre colegas, y que el ámbito era el constitucional.

—¿Qué sensaciones tuvo cuando se enteró que a través de un escrito de 34 páginas a Castrillón se le pide el juicio político, y cómo termina todo esto en función de la jubilación en tiempo récord y la declaración de abstracto del juicio político?

—A mí me parece saludable que estas situaciones se ventilen en los lugares donde deben actuar. Es difícil hablar desde un doble rol, uno además  es abogado, ha ejercido la profesión y sabía quién era Castrillón desde antes de entrar a la función judicial. Y me parece que esta presentación de juicio político, él tenía la posibilidad de defenderse y argumentar con respecto a las situaciones que habían sido denunciadas. Esto de la jubilación, uno anda en la calle, habla con personas que conoce, y ha caído muy mal. Porque pareciera que siempre hay un atajo. Ya hubo un juicio político hace un tiempo y se solucionó con una renuncia. Hace poco hubo un jury que terminó con una destitución. A mí me parece que es interesante que haya planteos y que haya trámite. Y me parece mucho más interesante todavía trabajando desde hace siete años en esta temática que se empiece a visibilizar ya no en denuncias en el ámbito penal o laboral, sino en el ámbito institucional constitucional, que hay persona que van a tener que dar cuenta de sus actitudes, de sus conductas al momento de ejercer, porque conociendo el descargo me parece que las causales del mal desempeño como están estipuladas en la Constitución de 2008, queda muy corto, entonces hay un resquicio para decir esto no, esto sí, y me parece que un juez que no sea del Superior Tribunal pueda ser destituido por violencia laboral y violencia contra la mujer, y que un magistrado del Superior Tribunal no pueda ser enjuiciado políticamente y mucho menos destituido por una situación de violencia, me parece que hay una disparidad importante.