El cura Miguel Angel Aquino es entrerriano, oriundo de Nogoyá, pero hace ya varios años que se encuentra viviendo en la provincia de Jujuy. Con 78 años a cuestas, demasiadas vivencias, entre broncas y alegrías, cada vez que puede se llega hasta su población de origen para reencontrarse con su familia, sus amigos y acudir al cementerio, donde, según dice, "están la mayoría". Hay comedores y plazas que ya llevan su nombre en Jujuy, pero él sigue con la humildad que lo caracteriza, ayudando al prójimo día a día.
En la entrada hay un voto a Clemente y un afiche del dibujante Basurto cargado de ironía política, es un tanto desordenado pero recuerda muy bien donde deja sus cosas; el pasillo y su cuarto -al lado del despacho- están cubiertos de diplomas y reconocimientos de diversas instituciones y medios de comunicación elogiando su servicio a la comunidad, a un costado de la mesa los frascos de miel y vizcacha en escabeche que tiene para la venta y, por supuesto, imágenes de la Virgen María y Jesucristo, claro, si a ellos consagró su vida. El padre Miguel Ángel Aquino es afecto a los recuerdos, aunque no se acuerda de su apodo de adolescente, sin embargo está pegado a la realidad y no duda en asegurar que -su infancia fue feliz-. Viene de una familia numerosa, cinco hermanos y dos hermanas, siendo él, el único varón con vida; el recuerdo de sus hermanos le provoca un poco de desazón ya que -la muchachada se mareó un poco con la nueva política, y antes era ir al Buenos Aires... y ahí se arruinaban, se echaban a perder, empezaban las parejas cualquier cosa, no había familia, no había nada-. Le gusta el campo y lo dejó bien en claro.
-¿Por qué le dicen el "cura gaucho"?
-Y bueno... a la gente le cayó en gracia la manera sencilla y simple de actuar y estar en contacto con la gente... Es que la gente de allá (litoral) somos tranquilos, del campo...
Nació en Nogoyá, provincia de Entre Ríos, lugar que visita "todos los años si el coropoti lo permite" -en especial el cementerio, "porque ahí está la mayoría"-, afirma con la sonrisa socarrona que acompañará cada respuesta, aún cuando trata los temas importantes. Tiene 78 años y está a poco de cumplir uno más (19 de agosto), acontecimiento que festeja más la gente que él, aseguran quienes lo conocen, y es un día en el que según afirma el cura, "es la gente la que hace la fiesta... fardean ellos ja.ja.ja", acota.
-¿Festejan más que usted padre?
-Si -y retumba en su habitación la risa cómplice.
Pertenece a la congregación de sacerdotes Benedictinos; llegó a Jujuy hace 39 años acompañado por otros sacerdotes que estaban en desacuerdo con algunos cambios del Concilio Vaticano II, el cual provocó que superiores intenten imponer cierta manera operacional de vivir la vida monástica que les desagradaba. Tiene en su haber la Parroquia San Andrés Apóstol en Barrio Providencia y la capilla Virgen de Fátima, además de capillas en los lotes y cuatro comedores a su cargo.
-¿Con qué objetivos llegó a Jujuy?
-Para cumplir con las pautas benedictinas de orar, estudiar, obrar y hacer el apostolado entre la gente.
En 1997 se impone el nombre de Miguel Ángel Aquino a un barrio ubicado en el acceso norte de la localidad de La Esperanza (donde predicó durante poco más de cuatro años), también dos polideportivos y una plazoleta construida por un jubilado lleva el nombre de Plazoleta San Andrés Apóstol (en homenaje a la parroquia que actualmente está a su cargo). El 25 de mayo de este año fue declarado, junto a un reservista de apellido Fernández, personaje ilustre de San Pedro.
-¿Está conciente de lo que genera a su alrededor?
-Y no, pero a mi no me da ni me quita, yo agradezco a la gente la buena voluntad, eh?, pero como dice el salmo “ no he andado en cosas maravillosas “ o queriendo ser figureti, el bien hay que hacerlo por el bien… ese día (el 25 de mayo) llegaron y me dijeron, tiene que ir Padre ja,ja,ja, yo ya me estaba durmiendo porque había dormido mal esa noche, yo le agradezco a la gente…
Asegura que esos gestos no le cambian la vida y se acordó de su estadía en La Esperanza, lugar ubicado a tres kilómetros de San Pedro cuyo epicentro es el ingenio azucarero y está rodeado de esos resabios de burguesía llamados lotes. "La gente de campo son personas que ayudan a los sacerdotes a perseverar y a desear lo mejor. Yo recuerdo las charlas, las reuniones, las comidas y el campo", dice.
-¿Tiene mucho contacto con la gente de campo en La Esperanza, no?
-Sí, yo tenía los barrios, los lotes y con otros sacerdotes íbamos hasta Valle Grande y yendo hasta Tilcara, Humahuaca (rememoraba con mirada nostálgica, como si se trasladara a esos lugares ahora mismo), nos ocupábamos de la Quebrada… son recuerdos lindos, de campo, de lo auténtico y… uno aprende mucho de ellos.
Como bien lo había notado, los afiches de chistes políticos no estaban por casualidad, para él es algo muy serio y es un tema recurrente en sus homilías.
-¿Se siente un cura-político, sin ser “activos” en ese ámbito, como otros sacerdotes?
-Uno trata de dar pautas correctas de acuerdo a la Doctrina Social de la iglesia…política no es pertenecer a un partido o grupo, sino buscar la rectitud y el bien para la comunidad … (con el ceño fruncido). Algunos llegan al puesto y está el do, re, mi, fa, al bolsillo se me voy lo demás no importa nada.
Y ya que hablamos de política partidaria era inevitable el tema de los piqueteros. "Si no se educa, tenemos piqueteros, patoteros, cualquier cosa… es que no hay una red de intenciones de búsqueda de algo superior para la patria, sociedad y la familia", dice.
No es difícil darse cuenta que tiene un gran corazón, si hubo que esperar hora y media para la entrevista porque no había pan suficiente para los comedores a su cargo. Tiene tres a su cargo, pero una vecina contó que tiene mas pero no lo va a contar porque “no busca la fama”.
Una manera de conocer rápidamente a alguien es el clásico ping-pong:
-¿Qué opina del caso del Padre Grassi?
-Yo no puedo decir nada… y si había alguna miseria no es la manera de actuar como se venía haciendo sino, rehabilitar, y sacarlo del pozo para el bien de todos.
-¿Y del Padre Jesús Olmedo? (otro reconocido cura de Jujuy)
- (previa sonrisa irónica) Mirá, hay un dicho. Lo dijo en latín, después lo tradujo: “mejor callar antes que hablar”… Hay que ser prudente y equilibrado y no es para atacar a nadie, a veces si hay que ser valiente también, pero a veces dialogando sin alharacas se consigue mas.
-¿Está al tanto de las confesiones del cura Mariani? (que recientemente escribiera un libro en Córdoba)
-Si, hay que ver, a río revuelto ganancia de pescadores… Si hubo miseria en los sacerdotes solo Dios lo juzga, pero no hay que envolver a todos y caemos en la misma volteada… Me hace acordar un chiste de borrachos: iban caminando contra la pared y se les acabó la pared y paf al suelo y llega el otro le dice (con gesto y entonación etílica) Ehhh chasca te has caído che y el otro le dice ahhh… ya se te va a acabar la pared a vos también y se cayó encima del otro. Es decir, el que está de pie, cuide no caer dice el Evangelio. Me pareció que hasta la imagen de la Virgen de Fátima rió con nosotros.
-Y de la muerte, que es un tema complejo, qué opina?
-Lo que más nos impresiona es el más allá, cómo seremos recibidos y hay que rogar a Dios para vivir correctamente y no errar el vizcachazo como decimos-.
-Fue imposible ver una computadora y celulares, supongo que está lejos de la tecnología.
-No, tuvimos acá también, pero se pierde mucho tiempo. Había que tener planificado todo y ciertos ratos para eso y tenía personas que estaban todo el día con eso (Internet,'); lo enchufaban al teléfono y después te viene una cuenta bárbara-.
-Pero ve televisión supongo.
-Si, veo las noticias y a la noche después de las sagradas escrituras y los rezos leo un Condorito, por ahí un D’artagnan y a veces el programa del Padre Germán Maccagno (Construyendo el Tercer Milenio).
Nos despedimos con un beso en la mejilla, se acordó de mi abuelo fallecido y le mandó un saludo a mi abuela (me regaló vizcacha, -para que coma bien la vieja-). Me di la vuelta y el se fue haciéndole un chiste a una viejecita que cruzaba por el lugar y rezongando por el ruido de las bombas de estruendo que eran el preanuncio de una nueva pero habitual manifestación de desocupados en la ciudad, con su caminar cansino pensando de que forma puede ayudar a la gente carenciada.
Al desgrabar la nota me quedé con la intriga del significado del coropoti, me acordé que al mencionar esa palabra hacía el gesto de hacer sonar los dedos y ahí me di cuenta que se refería al otro dios, al dinero, y bueno… es gaucho no?
Nota: Fernando Acosta
(de Ede noticias, de Jujuy, especial para ANALISIS DIGITAL)
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