En el amanecer del partido, el puntero sufrió un susto que pudo haber sido determinante. Iban dos minutos cuando Serrano interceptó un pase cerca del área, eludió a Orion y se quedó sin demasiado ángulo para definir. Un error defensivo grosero que poco tiene que ver con el gran trabajo de la última línea de Boca. Y a los pocos segundos, hubo un error de Somoza que el arquero subsanó a tiempo.
El Xeneize salió ileso de sus desatenciones y, rápidamente, sacó su credencial de líder para gobernar con autoridad. Con un aceitado trabajo colectivo y una firme actitud, los dirigidos por Falcioni lograron una rápida y amplia ventaja. Como Clemente estuvo cercado por Serrano, el local armó juego por la derecha. Chávez brilló como conector, Rivero se desdobló como volante mixto, Mouche desniveló a Zbrun y Blandi la metió.
El primer gol llegó a los seis: Blandi recibió un centro de Mouche desde la derecha, maniobró ante los centrales y definió como goleador. En la primera llegada a fondo, Boca inauguró el marcador. Y la segunda estocada se produjo a los 16, cuando Blandi aprovechó una genial asistencia del Pochi. En sólo seis partidos en la Primera del club que lo formó, el joven punta llegó a cuatro goles (el martes le había hecho dos a Colón).
La Crema había soñado con frenar al líder a partir de un 4-4-2, pero sus volantes perdieron la batalla ante el sólido mediocampo rival. Luego de la demostración de poder de Boca, el partido perdió vuelo y se tornó opaco. Darío Gandín y el colonense Federico González jamás pudieron complicar a la defensa, mientras que el Xeneize ratificó su superioridad cada vez que Chávez y Mouche entraron en acción.
Como medida de precaución, Falcioni sacó a Rivero en el entretiempo y le dio la posibilidad de entrar al juvenil Paredes. En consecuencia, el 4-3-1-2 se mantuvo, pero Chávez pasó como volante derecho. Boca optó por regular energías porque entendió que su rival era totalmente inofensivo. Entonces se puso en marcha el notable sistema de relevos defensivos, una de las grandes virtudes del líder.
Pese a jugar más retrasado, el Xeneize igualmente contó con las chances más claras para anotar en el complemento. A los 14, un zurdazo de Mouche no pudo vulnerar a Sara. Y a los 21 se lo perdió el chajariense Roncaglia, quien estuvo a punto de conectar la pelota tras un cabezazo de Schiavi. Más allá de las llegadas, se perdió mucho en la elaboración de juego con el desplazamiento del Pochi hacia la banda, ya que era el encargado de ganar espaldas en tres cuartos.
Precisamente, el mediocampista recuperó el protagonismo a cuatro minutos del final. Clemente levantó la cabeza y lo buscó a él con un envío largo y frontal. Chávez eludió el offside y definió con un remate cruzado para poner el 3-0. Enseguida llegó el descuento de Rafaela por intermedio de Nicolás Castro. Y en el tercer minuto de descuento marcó Gandín, pero el gol fue anulado por posición adelantada.
Sin el brillo de Riquelme, Boca debió apelar al pragmatismo que tanto ama Falcioni para dar otro paso rumbo a la gloria. Esta vez no necesitó una gran actuación para llevarse los tres puntos. Le alcanzó con la inspiración goleada de Blandi, los chispazos de Chávez y el sobrio trabajo colectivo en defensiva, más allá de las distracciones de los últimos minutos, publica TyC Sports.