El juez federal de Rosario, Omar Digerónimo, procesó a Juan Daniel Amelong por el secuestro y de la desaparición de tres personas ocurridas en el centro clandestino de detención que funcionó en la Fábrica Militar Domingo Matheu: Hilda Cardozo, Ariel Morandi y Susana Miranda y por la privación ilegítima de la libertad de otras cuatro: Ramón Verón, Juan Antonio Rivero, Adriana Arce y Olga Moyano. También hizo lo propio con el ex gendarme Eugenio Zacarías, a quien procesó por los secuestros de estas cuatro últimas víctimas que lograron salir con vida del centro clandestino. Con el mismo criterio que en la causa Quinta de Funes, el magistrado trabó embargo sobre los bienes de ambos procesados.
"Zacarías era quien recibía a los detenidos cuando eran trasladados al Batallón 121, que era el primer destino de quien pasamos por Fábrica Militar. Por eso sabía perfectamente quien nos llevaba de un lugar a otro, como el mayor Hugo Vidarte y el sargento Eduardo Maggioni" recordó a Rosario/12 Ramón Verón, luego de conocer el procesamiento.
El ex detenido recordó además que "a Amelong se lo nombraba como teniente Daniel lo que demostraba la impunidad con la que se manejaba porque confirmaba su verdadera identidad". Sobre el ex teniente y actual abogado, Verón agregó que "era el segundo en jerarquía en el centro clandestino después de Sebastián", que no era otro que Jorge Fariña que también está detenido en esta causa aunque en Buenos Aires.
Para Verón el procesamiento de los dos represores "es positivo, fundamentalmente por el tema de los bienes embargados que es justamente donde se evidencia el objetivo principal que tenía muchos de estos asesinos: enriquecerse y no solo perseguir a los compañeros sino también enriquecerse. Y si el juez traba embargos es porque supone que hay patrimonio para hacerlo".
Entre quienes declararon en esta causa se cuenta Adriana Arce quien a finales del año pasado estuvo junto al juez Digerónimo recorriendo las instalaciones, y declarando en esta causa. También declaró Juan Rivero, además de Verón quien pudo ver a Carlos Isach cuando se descorrió la venda que le cubría los ojos.
En total el personal responsable del centro clandestino de detención de la ex Fábrica Militar de Armas, fue Leopoldo Fortunato Galtieri, como 1º comandante del II Cuerpo de Ejército, Luciano Adolfo Jauregui, 2º comandante del II Cuerpo de Ejército, José Luis Pérez Caro, que pertenecía a la Policía provincial y era árbitro de la Asociación Rosarina de Fútbol; Carlos Isach, alias Carlitos; Pepe o Héctor Marino González, entonces capitán de inteligencia del 121; Sebastián, que era el mayor Rubén Fariña, miembro del servicio de Inteligencia del 121; Ricardo o Ricardo Ríos, en verdad Walter Roscoe y era personal civil de inteligencia del Ejército; Rubén Rébora, en verdad Eduardo Rebecchi, prófugo de la justicia. También Walter Pagano, personal civil de inteligencia del ejército y Eduardo "Tucu" Constanzo.
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