Suena raro, pero Eduardo Villares ya está en otra. Su cabeza no pasa por el básquet, en preparar el bolso, ir a entrenar o al gimnasio de pesas. Su nueva vida pasa por recorrer un nuevo camino, fueras de las canchas. El Edu acaba de cerrar una carrera deportiva brillante, con una trayectoria interesante. Tiene 34 años y tranquilamente podría seguir jugando, sin embargo, el retiro ya es un hecho.
Ahora será tiempo de trabajar en su nuevo emprendimiento y compartir más tiempo con su familia. Su esposa Ángeles y sus hijos Valentín, de casi dos años, y Lucero, de tan solamente dos meses, son su devoción, señala El Diario.
El básquet dejó de ser su prioridad, por más que el respeto y el cariño hacia esta actividad serán inoxidables. Villares, tras casi 10 temporadas en la elite del baloncesto argentino, dijo basta.
—Pasaron unos días de la eliminación de Quimsa del campeonato, ¿sentís que ahora sos un ex jugador?
—Todavía no caigo, ni me siento un ex jugador. Seguramente me voy a dar cuenta cuando vea que se están armando los equipos para la próxima Liga y yo no esté en ningún plantel. Entiendo que mi decisión estuvo bien tomada y en el momento justo. Sabía que se me venía el final y eso ayudó. Hoy me siento feliz y no estoy para nada arrepentido.
—¿En qué pensaste cuando sonó la chicharra y te diste cuenta que había sido tu último partido como jugador profesional?
—En un segundo se me pasaron un montón de cosas por mi cabeza. Me acordé cuando con 18 años me fui de Paraná para jugar en Vélez y empezar una carrera que era toda una intriga. Fue como una película que me pasó en un ratito por la memoria. Pasa que mi vida se formó con el básquet. Gracias a este deporte conocí a un montón de gente, conocí casi todo el país, conocí el exterior y hasta conocí a mi mujer con quien hoy tengo una familia. Son muchas cosas las que viví en esta profesión.
—¿La que pasó fue una temporada distinta para vos? Muchos no te creían que te ibas a retirar.
—Pasa que me preparé y me hice la cabeza que iba a ser la última. Mis viejos por ejemplo no cayeron. Piensan que sigo jugando, es un proceso que se tenía que dar así, como lo pensé. Me pasaba que me iba de viaje con el equipo y extrañaba un montón a mi familia. Y después el cuerpo también te va pasando factura. Yo hace tres años que vengo sufriendo de una tendinitis en la rodilla. Una lesión que me volvió loco. Y esas cosas también se suman. Ahora voy a tener más tiempo de disfrutar de mi señora y de mis hijos.
—¿Te llamaron para jugar el campeonato Argentino? Este año se disputa en Entre Ríos.
—Hace un rato acabo de cortar con Carlos Álvarez. El año pasado cuando me llamó para decirme si iba a jugar para la selección le dije que me iba a tomar un descanso, que la rodilla me estaba doliendo mucho. Le dije que me aguantara hasta el año que viene que iba a jugar. Ahora me llamó y me dijo, “mirá que me prometiste que vas a jugar”.
—¿Y, vas a jugar o no?
—Va a ser lindo también cerrar mi etapa en la selección y volver a jugar con amigos. Encima se juega en la provincia…sí, lo más seguro que juegue.