El argentino empezó dominando el combate en los primeros tres asaltos, con su conocida velocidad, su boxeo de piernas y cintura y la guardia baja. Como dictan sus características contragolpeadoras, intentó cederle el centro del ring al visitante, pero éste dudó en aceptar el juego y el campeón mandó sin problemas.
La iniciativa del inglés comenzó en el cuarto, junto con su primer golpe bajo, que anticiparía una serie de infracciones que nunca fueron penadas por el árbitro italiano. El retador empezó a ganar con su potencia y mayor físico que el quilmeño y, pese a que siempre apostó a la búsqueda recta y de escasa elaboración, ese fue el boxeo que empezó a complicar a Maravilla.
En el sexto, el europeo consiguió poner al argentino contra las cuerdas, y en el séptimo lo castigó con un cabezazo y un golpe traicionero mientras Martínez se lamentaba. Ante la falta de castigo, el argentino logró mantenerse concentrado e insistir con su búsqueda periférica, ante un adversario que no retrocedía, lo buscaba, y solía encontrarlo más que otros escollos anteriores. En el intercambio, los impactos del visitante llegaban con mayor fuerza.
El punto máximo de esa supremacía llegó en el octavo, cuando un derechazo tomó mal parado al campeón y lo envió a la lona. A partir del noveno, Maravilla intentó repuntar con inteligencia pero también con cuidado, y llegó a destino con su derecha. El gran momento del local llegó así en el último asalto, cuando Murray ya pretendía que terminara el tiempo y Martínez logró asediarlo con una buena combinación ante el éxtasis de su público.
Estas acciones dejaron una buena imagen del argentino y sin dudas le dieron el plus que necesitaba para rubricar las tres tarjetas de 115-112 que lo favorecieron, del que luego se supo que salió a disputar esos últimos dos capítulos con una lesión en la mano izquierda, la misma que lo hizo sufrir ante Julio César Chávez Jr.
Sin embargo, cabe preguntarse qué hubiera sucedido si Martínez no tenía el cinturón en su poder o, por lo menos, la pelea se disputaba en otro escenario sin la presión de su gente. Por ahora, Martínez retiene su gloria, deja un interrogante acerca de sus dolencias tras el combate y alimenta su leyenda, publica TyC Sports.
Foto: La Nación