Por Juan Carlos Lucio Godoy (*)

El diputado nacional Juan Carlos Lucio Godoy (Nuevo Espacio Entrerriano) y su opinión sobre la decisión conjunta de los gobiernos nacional y provincial de entregarle el Frigorífico Santa Elena al cuestionado empresario Sergio Taselli al señalar que “la nueva decisión sobre el frigorífico, emblemática empresa si la hay en Entre Ríos, crea muchos interrogantes en un tema que ya ha tenido marchas y contramarchas que son dignas de analizarlas para mejor prever su futuro”.

Este lugar de trabajo fue un ámbito donde en su momento, con distintos gobiernos, se privilegiaron negocios personales más que la eficiencia a favor de su capitalización, rentabilidad y los consiguientes beneficios para la población. Así pasaron los funcionarios del Estado y también empresarios que afectaron más que solucionaron problemas a la población de Santa Elena. ¿Quién hubiera imaginado que algún hombre rico y famoso como el Ingeniero Constantini, mecenas de la cultura porteña, fuera un desfachatado comerciante que lucró a costa de la esperanza popular asociado a los sectores que gobernaron los años ‘90?

Vale la pena recordar que aquella privatización, la primera de la era menemista, con sus socios locales Busti y Rossi, fue un desfalco hacia el Estado nacional que otorgó créditos y cuota Hilton a un empresario que después desapareció con sus responsabilidades incumplidas y nunca tuvo las reacciones adecuadas de los gobiernos en esta provincia. No podemos ignorar ahora tampoco que por aquellos tiempos el ahora Diputado Castrillón era Síndico de aquella empresa que perdimos y por lo tanto, junto al emblemático Rossi, responsables de los años perdidos por una empresa y un pueblo.

Hoy aparecen nuevamente las mismas caras, los mismos ejecutores de la miseria de una región entera, levantando banderas que dicen solucionarán los problemas que ellos provocaron. Es difícil creer, aunque lo deseo, no por aquellos que se enriquecieron sino por un pueblo que representan el fin último y principal en una sana vida política.

Pero es que cuando analizamos los últimos tramos de este proceso nos encontramos con contradicciones asombrosas. Un gobernador que eleva una ley con sus legisladores partidarios y luego la retira ante la presunción de parte de distintos Diputados Nacionales de que las cosas no son claras ni coherentes por estos pagos entrerrianos cuando de Santa Elena se habla. Se pedía una compra de parte del Banco Nación para que después se vendiera y se le decía, falsamente, que era para entregarla a la Cooperativa que se había creado para ese fin en esa ciudad.

Posteriormente desde el INAES, trabajando con entidades del sector cooperativo agropecuario, se había logrado obtener las partidas presupuestarias del dinero necesario para, junto a otros dos frigoríficos, poder recuperarlos y de golpe esa maniobra se termina con mucha influencia desde la casa Rosada. Y aparece de golpe el empresario Taselli como el próximo dueño de esta planta frigorífica.

Y uno se pregunta qué es lo que ha pasado de pronto para que este empresario -tan acusado por el Presidente de la República por su pasado en la década menemista y responsable, según las autoridades de Santa Cruz, de las muertes en Río Turbio en el 2004 dado que estas minas eran de su responsabilidad y allí no se realizaron las tareas de mantenimiento necesarias para evitar aquel accidente mortal para decenas de mineros- sea el adjudicatario de nuestro añorado frigorífico. Esto último se ha comprobado por parte del sector de las ART que demostraron que no se cumplía con las normas mínimas de control y protección laboral para este tipo de actividades y por ello es que el mismo Presidente criticó duramente a este tipo de empresario. Sin embargo ahora aparece como el nuevo titular de semejante emprendimiento.

Y más uno se asombra cuando desde el empresario Taselli hasta sus mismos representantes, nos dicen a todo el pueblo que ni en 90 ni en 180 días se puede poner en marcha de manera adecuada esta actividad por la inacción en el tiempo de todo el establecimiento y sin embargo se nos avisa públicamente que si en ese plazo no se habilita se produce el retorno al Estado perdiendo el empresario todos los derechos.

Es como mínimo duda lo que nos surge y la causa está en quienes son los que operan desde el gobierno provincial e incluso los dichos previos desde la Presidencia. Deseamos la suerte para nuestro Santa Elena pero no a cualquier costo y sabiendo desde ya que no serán miles los obreros contratados sino algunos pocos cientos y obviamente, como todo emprendimiento típicamente capitalista, actuará hasta los extremos del lucro.

Por todo ello, lo que se impone, y algunos lo pretendemos como condición necesaria, es que se conozca con anticipación lo que se hará en ese frigorífico porque todavía es del pueblo argentino y algunos más que otros sentimos la obligación de saber qué se hace con los dineros públicos y no puede ser, de ninguna manera, que en esta época plagada de discursos reivindicatorios de los ‘70 terminemos como los ‘90 y con los mismos que durante ese período sustentaron lo que hoy critican. O se hace lo que el pueblo pide y necesita o esta vez será la oportunidad de que rindan cuenta del pasado.

(*) Diputado nacional por el Nuevo Espacio