La Cámara del Crimen de Gualeguay absolvió de culpa y cargo a los siete policías acusados de apremios ilegales contra el joven Germán Ibarra, que fuera salvajemente golpeado y tirado en la calle a la salida de un boliche en 2002. Por su parte, Beatriz Manso, la madre del muchacho golpeado se mostró desencantada con el fallo judicial. “No creo en la justicia”, aseveró contundente. “Estoy muy mal por este fallo, la verdad que no lo esperaba. ¿Quién golpeó a mi hijo entonces? ¿Se golpeó solo? ¿Lo golpeé yo para inventar?”, remarcó.
La Cámara del Crimen de Gualeguay, integrada por los magistrados Alberto Seró, Rolando Cirigliano y Mario Lafourcade absolvió de culpa y cargo a siete policías acusados de darle una golpiza a un joven en 2002.
Una vez conocido el fallo, la madre del joven, Beatriz Manso, hizo un breve relato de lo que le pasó al hijo. “Todo se desencadenó el 29 de septiembre del 2002. Ellos salieron porque tenían el cumpleaños de un compañero. Comieron un asado y fueron a bailar. Ahí no hubo ningún problema. Salieron después del baile a las seis de la mañana y se encuentran con los policías que se bajan del patrullero y los empiezan a golpear sin motivo. Sin que hubieran hecho nada. Sólo abusaron de la autoridad que les da el uniforme”.
Beatriz relató que el hijo “fue golpeado por todos lados. Le pegaron en la cara, en la espalda, en la zona lumbar, en un brazo. Incluso en la nuca le pegaron de atrás lo que le hizo perder el conocimiento. Por eso no los puede reconocer. No como dicen que miente que dos personas le pegaron en calle San Martín. Eso es una brutalidad. Desde el hospital me llamó un enfermero, porque hasta la doctora mintió en eso. Y sé quién es el enfermero. Después de eso pasaron dos días y no hubo un solo informe de la policía. Tampoco se consignó el hecho que habían levantado un herido. Tuve que ir yo a denunciarlo. Es más, en el hospital pasaron cosas extrañas tanto que una persona se metió en la pieza de mi hijo. Hubo policías que me visitaron y me dijeron que luchara porque en esta policía hay gente que tiene la costumbre de golpear”.
Beatriz relató que “el chico quedó abandonado. No sé cómo llegó a ese lugar en calle San Martín. Es extraño lo que pasó, porque él estaba perdido. Cuando llegué al hospital no se dejaba tocar porque estaba aterrorizado de la paliza que le habían dado, tenía miedo. El sí había tomado una cerveza, pero eso no le da derecho a nadie a pegarle ni a golpearlo así. ¿Si estaba causando algún desmán? El dueño de la confitería admitió que esa noche no hubo ningún incidente y eso que es hermano de uno de los policías”.
Sobre los testigos, Manso apuntó que “dos amigos de mi hijo declararon. Lo que pasa es que a uno de los ellos lo apretaron hace un tiempo y sintió miedo, y así declaró. Eso no nos ayudó y con el otro muchacho pasó algo similar. Declararon con miedo y es lógico, los entiendo. Pero yo insisto, no estoy en contra de la policía, conozco a muchos y sé que son buenos. Si hubo algunos que fueron a visitarme mientras mi hijo estaba internado y me contaron cosas terribles de estos señores. Yo estoy tranquila porque hice lo que debía hacer que era denunciar y si la justicia no actúa no soy culpable yo. Lo único que voy a decir es que la población tenga cuidado porque esta gente está suelta. Seguramente ahora tendremos que llevar una máquina fotográfica para probar los hechos. Siento un gran dolor, pero tampoco quiero venganza”.
Sobre las sensaciones de Germán, la mujer dijo que “siente la misma impotencia que yo. Recién le decía que para qué íbamos a seguir adelante si la justicia no sirve. ¿Si nosotros quedamos como que mentimos? A mí la justicia me ha fallado, antes y ahora. Quedará en la conciencia de ellos lo que hicieron. Y quisiera que ninguno de ellos se acerque ni a diez metros de nosotros, porque sino nos vamos a defender”.
Finalmente la mujer se defendió de algunos comentarios. “Dicen que queremos dinero, ¿para qué? lo único que buscábamos es que pagaran lo que hicieron para evitar que otros chicos pasaran por esto”.