Lejos de tomar la iniciativa tras la victoria de Tigre y el empate de Arsenal, el elenco Millonario le entregó el manejo de la pelota al conjunto bahiense, aunque en realidad fue el dueño de casa el que maniató a la visita y se paró mejor en campo rival. Generó las situaciones más claras, complicó por las bandas y fue más preciso de mitad de cancha hacia adelante.
Acevedo y Almeyda tuvieron inconvenientes para cortar en el círculo central y también fallaron en las salidas del equipo, que recurrió muchísimo al pelotazo. Rolle, por el centro, Galván y Castillón, por la izquierda y la derecha, respectivamente, fueron una complicación para Ferrari y Juan Manuel Díaz. En River, Lamela intentó con la individual y jamás se conectó con Pavone ni Caruso.
Aguirre y Cobo fueron los dueños del círculo central y Olimpo creó lo mejor de la etapa inicial luego de la media hora. Avisó con un cabezazo elevado de Maggiolo y otro de Galván. Luego, Rolle estrelló un tiro libre en un palo tras una falla de Carrizo, aunque el arquero se redimió en el área chica con una buena respuesta a puro reflejo frente Maggiolo, a los 40 minutos.
Olimpo profundizó su dominio en el comienzo del segundo periodo, pese a que el Millonario avisó al minuto con un remate de Caruso que contuvo abajo Tombolini. La primera de peligro de Olimpo llegó a los ocho minutos, cuando Maggiolo enfrentó a Carrizo y perdió abajo. Luego, a los 11’, Cobo probó desde larga distancia y el uno de la Selección doméstica controló con seguridad.
¿Qué hizo River? Apostó por una maniobra individual de Lamela, como a lo largo de los últimos encuentros. Y el pibe respondió otra vez, en medio de una soledad absoluta para crear. A los 11’, se sacó a tres hombres y se la tiró larga a Pavone, quien remató demasiado cruzado.
El local contestó con dos del mejor hombre de la cancha, Aguirre: a los 22 minutos, su cabezazo dio en el travesaño y a los 23’, disparó muy cerca del ángulo izquierdo del arquero visitante.
Sobre el final, Pavone luchó como de costumbre y otra vez le erró al arco. Hubiese sido un resultado injusto, ya que Olimpo fue más, se animó a más y propuso más. Al Millonario le ganó el miedo de la derrota, nunca se la jugó y se conformó con el empate.