El equipo de Almeyda en el primer tiempo jugó mal, por momentos perdió decididamente el control del balón, pero hizo dos goles, y se fue al vestuario con una tranquilidad casi insospechada. Esa efectividad, la capacidad de sus individualidades, fueron su paliativo ante tanta pobreza de buenos tramos de fútbol.
Fue en el minuto 35 cuando el peso de algunas individualidades desbarató el esfuerzo mancomunado de todo el equipo rival. Carlos Sánchez quedó solo en tres cuartos, empaló una hermosa pelota para Aguirre, quien picó perfectamente habilitado y sacó un centro para la entrada goleadora de Lucas Ocampos. El pibe, como hace una semana ante Independiente de Rivadavia, no perdonó con su implacable cabezazo.
Si en ese entonces la ventaja era exagerada, qué decir de lo que vendría después, sobre el cierre del primer tiempo, cuando Ocampos aprovechó una floja salida del arquero Giordano y asistió al uruguayo Sánchez para que, otra vez de cabeza, estirara la diferencia.
Antes de esos dos goles, Chichizola se había revolcado un par de veces y había ahogado un gol de Lamberti, la última línea del Millonario había dado ventajas, Domingo había sufrido el reto de Almeyda porque le comían la espalda, el Chori Domínguez no terminaba de enchufarse y Cavenghi seguía fuera de foco, como en otra cosa.
El complemento arrancó con River mucho mejor plantado y jugando al ritmo del uruguayo Sánchez, quien a los dos minutos reventó el travesaño con un delicioso derechazo que pudo bajarle el telón al partido. Sin embargo, cuando nada lo hacía presagiar, llegó el descuento de los sanjuaninos. Lamberti llegó al fondo tras un tiro libre y metió un centro atrás para que el zaguero Federico Rosso la empujara al gol. Iban 15 minutos del complemento.
El tanto reanimó al equipo de Bonetto, pero fue River el que casi vuelve a festejar. Domínguez combinó con Sánchez y la pelota derivó en Cavenaghi, quien se perdió el tercero solo y en el área chica, en una muestra más de que anda con la pólvora empapada. A los 25, el Torito volvió a pifiar, pero con fortuna porque el rebote le quedó al Chori Domínguez, que no perdonó y fusiló la resistencia del arquero.
Tras el tercer gol local se terminó el partido. River entendió que no correría más riesgos, Desamparados comprendió que no podía torcer la historia. Apenas hubo tiempo para una linda tapada de Chichizola ante Velázquez, para la expulsión de Barth (ST 35m) por roja directa y para un tiro del entrerriano Mauro Díaz al travesaño, informa TyC Sports.