El Millonario empujó en el comienzo con entusiasmo. Al minuto generó algo de preocupación en el área rival con un centro que despejó Carlos Izquierdoz de palomita y que el entrerriano Paolo Goltz casi mete en su propio arco, aunque Agustín Marchesín estuvo atento para controlar abajo, sobre la línea. Increíblemente, fue lo más cerca que el local estuvo del arco visitante.

El dueño de casa metió mucha gente en campo rival, pero la bola estuvo lejos de los pies de Erik Lamela, bien controlado por Agustín Pelletieri, y el buen juego brilló por su ausencia. River lo único que hizo fue empujar, chocar e intentar, pero jamás se conectó en ataque. No buscó por los extremos, no ganó nunca en los mano a mano y se frustró por completo.

El Granate, por su parte, tuvo una idea desde el arranque y la cumplió perfectamente: esperó agazapado en tres cuartos de chancha y se desplegó rápido de contra. Y así complicó muchísimo: a los cinco minutos, Ledesma remató al medio y Alexis Ferrero la sacó con lo justo. Para colmo, a los ocho llegó el tanto de Martín Rolle en Quilmes y el Monumental se apagó.

La visita contó con superioridad numérica en alguna que otra maniobra, pero falló en la estocada final para complicar a Juan Pablo Carrizo. Pero a los 30 no perdonó: Mario Regueiro corrió solo, la puso adentro para Guido Pizarro, bien trabado por la defensa local, y Silvio Romero, desde la medialuna, la colocó con categoría contra un palo para el 1-0.

Pero la tristeza de River se transformó en esperanza a los dos minutos del complemento, cuando Paulo Ferrari la puso en el punto del penal, Lamela empujó y definió ante Marchesín. Pero lejos de encontrar tranquilidad, el local se desesperó y, aunque atropelló con más gente y con más entusiasmo, su juego fue sólo eso, ganas y tirarla al área.

Mariano Pavone tuvo una a los 25, pero la defensa de Lanús cortó a tiempo; Caruso remató a los 31 desde la puerta del área y el balón se perdió a un metro del palo; y a los 32, Lamela generó un rebote de Marchesín, quien finalmente controló ante la presión del Tanque. El Millonario fue el dueño de la pelota, pero generó muy poco.

Lanús se sintió cómodo. Con Pelletieri metido entre los centrales para formar una línea de cinco, despejó una y otra vez cada centro del local, pero esta vez eligió no salir de contra, sino esperar una y otra vez cada embate del dueño de casa. Jota Jota López hizo sólo un cambio: entró el uruguayense Mauro Díaz y salió Roberto Pereyra, y River perdió desborde.

Sobre el final, Lanús se decidió por única vez en todo el segundo tiempo a atacar y profundizó la debacle: Leandro Díaz enganchó hacia adentro en la puerta de área y la clavó en un ángulo para condenar al Millonario a una situación histórica. Pasó lo que nadie imaginaba: River en Promoción. River a salvar una gran mancha en su historia ante Belgrano de Córdoba, publica TyC Sports.