El primer tiempo fue tan equilibrado como mal jugado. La pelota anduvo mucho por el aire, casi nunca por el piso y costó ver jugadas hilvanadas con tres o cuatro toques consecutivos entre compañeros.
En ese contexto, algo más preparado para la lucha y el combate, fue el local el dio la impresión de estar siempre un poco mejor parado. Sin embargo, siempre con escasa claridad, hubo para destacar, apenas, un cabezazo de Ferreyra bien controlado como Barovero.
En tanto, Vélez, con poca participación productiva de Insúa y nulo fútbol en Martínez, la tuvo complicada para llegar con peligro contra Cambiaos, consigna TyC Sports.
En el complemento cambió poco nada el nivel de juego, que siguió siendo pobretón y con mucho diente apretado. La diferencia estuvo en que el equipo de Gareca, con la mejoría de Augusto Fernández y Zapata, dio más batalla en la mitad. Pero se jugaba sin arcos y todo las acciones nacían, vivían y morían en 60 metros, siempre antes de las áreas.
En ese contexto hubo tres jugadas que pudieron cambiar el curso de la tarde. La primera, a los 26 minutos, fue para el Fortín, pero Ortiz cabeceó por arriba desde una muy buena posición, tras un centro desde la izquierda. La segunda, a los 40’, fue para el Albo y Barovero se debió exigir ante un violento remate del uruguayo Juan Pablo Domínguez.
La última, también para la visita, fue la más clara: Jonathan Ramírez quedó cara a cara con el arquero, en tiempo de descuento, pero elevó increíblemente su remate final. Hubiese sido un premio excesivo para los de Liniers, a fin de cuentas, hoy el cero los califica a los dos.