Por Enrique Benvenaste (*)
No es habitual que un periodista haga un pedido público a los legisladores provinciales de Entre Ríos y a los legisladores nacionales que representan a la provincia. Pero conozco a muchos de ellos y guardo un profundo respeto por sus tareas legislativas, lo cual me lleva a contar algo que sirva de ejemplo para reflexionar y tal vez impulsar una Ley que nos cuide a todos.
Confieso que al momento de escribir estas líneas también me puse reparos porque no quiero que se interprete como una señal de tristeza y menos aún que después de ellas me quieran los que nunca me quisieron. Pero esos reparos quedaron de lado cuando pienso que tal vez este caso pueda servir para salvar vidas, y ojalá la mía propia.
Desde hace poco más de dos meses y medio, noté que mi cuerpo se había alterado. A pesar de ir al médico, explicar los síntomas y tomar las medicaciones correspondientes, nada se modificaba. Mi mayor molestia se registraba en el tracto intestinal.
Por cuestiones de herencia debo hacerme la videocolonoscopía cada cinco años. En el mes de agosto del 2015 me sometí a la misma que no arrojó resultados negativos y obviamente me generó tranquilidad a mí a y al gastroenterólogo que la hizo.
Es por eso que en la última consulta con el especialista en los primeros días de enero, al contarle mi alteración gastrointestinal, se me aconsejó que tomara cierta medicación ante los síntomas “evidentes” de un colon irritable.
Pero la duda en mí calaba profundo de que algo no estaba bien. Al mismo tiempo creo que nadie conoce mejor el cuerpo que uno mismo. Es por eso que el día 15 de enero le pedí por iniciativa mía y sin orden médica a la bioquímica Débora Kesselman, a quien le estoy profundamente agradecido, que me hiciera un análisis completo de sangre y orina y que me incluya los marcadores tumorales CA 19-9 que están relacionados con el sistema gastro intestinal y el páncreas.
Débora no dudó en darme el gusto y al regreso de unos días de vacaciones me dio la noticia que mis marcadores estaban elevados. Hicimos una contraprueba que arrojó los mismos resultados.
Rápidamente me puse en contacto con mi gastroenterólogo, quien me dijo que muchas veces los marcadores no es bueno pedirlos personalmente porque “engañan” y pueden ser fruto de una inflamación. No obstante me indicó la tomografía con contraste, que lamentablemente confirmaba que mis marcadores eran fruto de una zona lesionada en la cabeza del páncreas con lo que eso implica. Cabe aclarar que no tuve nunca un síntoma que hiciera dudar que mi páncreas estuviera en esas condiciones.
El resto se resume en que un grupo encabezados por los cirujanos Emilio Bianchi y Pablo Sánchez harán todo lo que esté a su alcance para tratar de sortear un difícil obstáculo que me ha puesto la vida. Tengo profunda fe en sus manos sabias.
Pero el objetivo de esta nota surge de una pregunta evidente y lógica: ¿Por qué no incorporar en los protocolos a los marcadores tumorales? ¿Por qué si dan elevados descartar que haya un mal mayor que una simple inflamación y de esa forma llegar antes al problema mayor? ¿Qué lo impide?
Los costos no son elevados del análisis ni se precisa sangre extra. ¿Por qué si tanto se habla de la prevención del cáncer no hacer algo más para encontrarlo tal vez en un estadío no tan avanzado?
Puedo mencionar al vicegobernador Adán Bahl; a legisladores provinciales como Juan José Bahillo, Leticia Angerosa, Nicolás Mattiauda, Joaquín Lamadrid, Sergio Kneeteman; y a legisladores nacionales como Alfredo De Angeli, Pedro Guillermo Guastavino, Julio Solanas; a quienes conozco personalmente y sé que entenderán por qué hago este pedido y que intentarán al menos de ponerlo en la mesa del debate.
¿Podrá surgir una ley que imponga estos análisis? No lo sé, pero por favor hagan lo que puedan y esté al alcance de ustedes.
Obviamente que no soy médico y puedo tener errores enormes de concepto, pero lo que está claro es que la carta que tengo me la permite jugar una inquietud personal y que los marcadores no eran ninguna “inflamación”. El resto dependerá de los profesionales, y la energía de tanta gente hermosa que me da fuerzas con Daniela Marsili a la cabeza. Y por supuesto, lo que Dios o fuerza divina disponga.
Ojalá pueda estar para difundir este pedido, de lo contrario espero que mi respetados colegas entiendan la importancia del tema y hagan lo propio en el medio que esté al alcance.
Nos reencontramos pronto.
(*) Publicado en infoner.com.ar