Carrera contra el tiempo

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El piloto Matías Russo busca apoyo para competir en el exterior

Marcelo Comas

Deben ser pocos los pilotos en el automovilismo vernáculo que cuenten con el talento y la prestancia para moverse al mando de un auto de monopostos. Uno de esos es Matías Russo, un paranaense de tan sólo 19 años pero con la suficiente experiencia para pegar el gran salto. Y por allí pasa su meta: competir en el exterior, más precisamente en Italia, donde lo espera la Fórmula 3000, paso previo a la GP2, la categoría que precede a la Fórmula 1, nada más y nada menos. Russo dedica sus horas a conseguir el aporte económico que le posibilite viajar al Viejo Continente, también se entrena en el gimnasio para llegar de la mejor forma al inicio de la temporada. Sin embargo, el presupuesto total que le exige la escudería Barcelona Competición -a cargo del ingeniero Enrique Scalabroni- ronda el medio millón de euros y hasta el momento ha reunido un poco más de la mitad.

A Matías Russo se lo nota nervioso, con las pulsaciones a mil, y sus palabras no transmiten la tranquilidad necesaria como para encarar una entrevista. Pero el joven deportista se mete de lleno en el diálogo, dispuesto a contar con lujo de detalles una inquietud que lo aqueja. Quiere llegar a correr en la Fórmula 3000 Italiana aunque cuestiones presupuestarias se lo impiden: el sueño europeo comenzó en el 2004 cuando el ingeniero Enrique Scalabroni lo vio en un ensayo que se realizó en España y quedó encantando con las dotes del subcampeón del Fórmula Súper Renault. Sin dudarlo, el hombre ligado a la escudería Ferrari le ofreció alistarse en su equipo, el Barcelona Competición, con el propósito de disputar la temporada de ese año. Pero en contra de sus deseos Matías debió decir que no y esperar que la suerte cambiara y que apareciera alguna ayuda económica en el horizonte.

Pasaron 12 meses y la chance volvió a presentarse, y esta vez no había que desaprovecharla, menos cuando el anhelo del piloto entrerriano es subirse algún día a un Fórmula 1. Lo que ocurre es que por delante tiene un obstáculo difícil de sortear: completar el presupuesto que le exige el BCN -aportó la mitad del monto total-. Entonces, apeló a su gente en pos de alcanzar su sueño; golpeó puertas de sponsors, empresas y hasta de dirigentes vinculados al ambiente de la política, con poco y nada de fortuna. Es más, un reconocido personaje de la política santafesina le dio una mano, lo recibió en su casa y le prometió poner en movimiento sus contactos en Italia de manera de facilitarle la tarea.

El tiempo apremia ya que esta semana debe dar una contestación definitiva a los popes del BCN que lo “acosan” con llamados y mail diarios. Mientras tanto, se inquieta porque las cosas no salen como él espera, aunque en su interior sabe que va a lograr su objetivo. La cuenta regresiva ya se puso en marcha, al igual que cuando maneja sobre la pista; las respuestas a su esfuerzo llegarán a fin de mes y quizás la lucha valga la pena, más aún si se trata de cumplir un sueño.

-¿Cómo se te presentó la posibilidad de competir en Europa?
-Todo se inició por las categorías en las cuales he corrido, ya que los monopostos son los autos más rápidos, mucho más que los autos con techo; son cosas distintas. Y bueno, los autos con techo son el último paso de un piloto: después de que llegas al tope en los monopostos pasás al auto con techo si es que quisiste escalar a nivel de monopostos. El monoposto en la Argentina termina en la Fórmula Súper Renault, de ahí hay que pasar sí o sí al exterior o de la Súper Renault ir al TC o al TC 2000. No me quedó otra que irme a correr afuera, se podría hacer Fórmula 3 Sudamericana pero ya participé en esa categoría. Se inició todo con un esfuerzo muy grande de familiares y amigos para que yo pudiera hacer una prueba en Europa, en enero del año pasado. Gracias a la ayuda de un montón de gente pude juntar la plata para irme a probar e hice unos ensayos espectaculares. El equipo me pedía muy poca plata para irme a correr, y a esa muy poca plata no la conseguí porque el automovilismo es uno de los deportes más caros; al final, el equipo se quedó con las ganas de que fuera, ellos no podían aportar todo el presupuesto, lo único que me correspondía aportar era el presupuesto para las cubiertas de todo el año y era un monto bastante importante hablando de dinero -aunque comparándolo a lo que se maneja en Europa no es nada-. Entonces, como no tenía muchas puertas abiertas para conseguir la plata, hice todo el año la temporada de Súper Renault y salí subcampeón. Este año hice el último esfuerzo, con un montón de gente, para poder ir a probar de nuevo, solamente para eso tuve que conseguir los pasajes y algunos gastos más. Ahí me estuvo observando el ingeniero Enrique Scalabroni, durante unos ensayos en Valencia, donde había muchos equipos de Fórmula 1; fue una prueba importantísima para mí y si no la hubiera hecho te diría que hoy no estaría negociando con la gente que lo estoy haciendo para lo quiero hacer, que es correr en la Fórmula 3000. Ya tenía casi todo arreglado para hacer Fórmula 3000 española, el equipo me brindaba todo y lo único que tenía que hacer era vivir allá. Unos días antes este ingeniero estaba interesado en que yo corriera en otra categoría, que es la que acompañó a la Fórmula 1 el año pasado, es decir la Fórmula 3000, que sirve de paso previo a la máxima categoría del automovilismo mundial. Pero para ese gran paso había que conseguir algo de dinero. Al afrontar el compromiso de correr en la Fórmula 3000 dejaba de lado la oportunidad de la F3; hay veces en la vida que tenés que jugártela y en este caso lo hice, con el riesgo de quedarme sin nada. Se inició un proyecto para esto, ya que el equipo tiene intenciones de que yo haga todo el año Fórmula 3000 Italiana y a mediados de año comenzar a correr en la GP2 en una escudería perteneciente a Scalabroni con vistas a realizar la temporada venidera en esa categoría, también pensando en llevar a cabo una pretemporada desde este año en adelante. En GP2 me bancaría el equipo; antes hay que resolver lo de la Fórmula 3000, pero se debe conseguir dinero; de esa suma aporta la mitad el Barcelona Competición y la otra mitad quedó en mis manos conseguirla a través de empresas y gente que me pueda dar una mano, porque el aporte que puede realizar mi familia, amigos y parientes es mínimo y serviría para los viajes y nada más.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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