Manos de amigos

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Comentando la semana política en Entre Ríos

-Funcionalidades. Superado el impacto inicial, el acontecimiento se presenta con sus colores verdaderos. No se le puede quitar méritos pues por más ayuda que haya recibido, no cualquiera, y más siendo radical, congrega a 700 personas en un acto político en este fin del 2005 entrerriano. Pero sí, parece que hubo ayudita y no radical precisamente. La pista se pierde en los laberintos de la casa gris, en las puertas fantasmales del entorno más íntimo del gobernador. Llegado un punto todo se vuelve borroso, la silueta del gobernador se diluye y también la de los colaboradores más íntimos. Cualquiera puede ser el operador de la maniobra y ese solo dato hace difícil una identificación. No hay que perder de vista que el bustismo en este, su tercer mandato, se ha visto enriquecido por el afluente proveniente de la crisis terminal del choclismo. Por si no se recuerda, el choclismo era la corriente interna que respondía al ex senador nacional y apóstol privilegiado de Carlos Menem, Augusto Alasino. Desde ese sector llegaron hombres con oficio y autonomía suficiente para caminar la provincia, y si les toca decidir si deben dar una mano para la reaparición de su amigo, Sergio Montiel, se la dan sin consultar a nadie. Los memoriosos recuerdan que durante el segundo juicio político, cuando parecía que la caída de Montiel era inexorable, un periodista desde Paraná reporteó a quien en aquel momento era un militante (hoy es legislador) en Gualeguay camino a Buenos Aires y en compañía de Marcelo Maidana, en ese entonces diputado por la Alianza y de suma confianza de Montiel. Consultado por las razones del viaje, el militante que todavía abrevaba en las fuentes alasinistas no tuvo reparos en asumir que el motivo no era otro que la preocupación por la suerte del gobernador. Es bueno tomar en cuenta que quien hablaba no es persona de andar cobrando favores. Los hace porque los hace, sin más, “porque es un amigo”. La vuelta, si hace falta, estará dada por esa historia en común que se teje en esos trajines de la política entrerriana. En ese sentido, es bueno marcar la diferencia entre el protagonista de esta historia y la mayoría de los otros, que no saben hacer nada si no ven el retorno en la otra punta del hilo.

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-Buenas razones. Mirada la cuestión sin prejuicios se puede concluir en que es todo ganancia. Ante todo tengamos en cuenta que las estrechas relaciones con Montiel no provienen sólo por el lado de quienes formaban parte del alasinismo. José Allende tiene desde siempre una relación caracterizada que especialmente se hizo notar en oportunidad del juicio político y la posterior entrega del manejo del IOSPER al dirigente de UPCN. Vale creer que es bien larga la lista de gente de la intimidad del gobernador dispuesta a tallar una base sólida de acuerdo entre el caudillo radical y el bustismo. Desde ya que estos contactos no adquieren volumen por tratar cuestiones espinosas como la Reforma Constitucional. Eso casi no forma parte de la agenda. El orden del día se conforma generalmente con asuntos más simples e infinitamente más mezquinos. En los pasillos de la casa gris se empieza a imaginar como plato fuerte un 2007 estabilizado en la confrontación entre Cristina Cremer de Busti y Sergio Montiel. En esta alternativa todo queda atado, “bien atado”, como le gustaba decir al fascista del generalísimo Franco. De esa forma se imaginan a la provincia alambrada en la interminable red burocrática de estas dos corrientes partidarias. Este imaginario deja una puertita abierta para que la Concertación Entrerriana, en el temperamento diseñado por Emilio Martínez Garbino y Juan Carlos Lucio Godoy, ponga algunas notas de color de manera que el escenario no quede tan apático. A los estrategas del justicialismo no se les escapa que una vidriera sólo habilitada a la presencia de Allende, Orlando Engelmann y los hermanos Carbó pueda tornarse rápidamente insoportable para la ciudadanía entrerriana. Por eso reflexionan, la presencia de la Concertación legitima y disimula un escenario que -por ahora- no parece querer mutar hacia posiciones superadoras de lo que ha sido la etapa 1983-2005.

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-Perfiles del gobierno. Mientras los estrategas de la política entrerriana hacen futurología para ver cómo sobreviven en el poder varios años más, el gobierno marca su ritmo cotidiano con un direccionamiento tan claro como concreto. Días pasados la aprobación del proyecto de modificación institucional para el IOSPER despertó la bronca de todos los gremios estatales, con excepción de la Unión del Personal Civil de la Nación. En otro hecho con repercusiones focalizadas se disponen a entregar los campos de la Estancia El Quebracho a la empresa multinacional Tres Arroyos. Además de afectar, sin ningún tipo de contemplación, el trabajo de colonos largamente afincados en esas tierras, se entregan también terrenos hoy ocupados por la Escuela Agrotécnica de la zona, tornándola inviable según las expresiones de su director. El proyecto, que en verdad es un gran negocio gestionado al calor de la lógica de los 90 que permitió una fenomenal concentración de la tierra en pocas manos, no contempla en ninguno de sus párrafos incorporar el problema de estos colonos, que a partir de la venta quedarían sin trabajo. Cabe mencionar que en ningún momento este gobierno de Busti -tampoco los anteriores- se pusieron a imaginar caminos alternativos que protejan al pequeño propietario en un trabajo y proyecto productivo que le dé sustento y estabilidad. En el mejor de los casos, maltrataron los proyectos que como han podido elaboraron los propios colonos.

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-Política y resistencia. Pero como se puede ver en sus líneas más notables el gobierno provincial demuestra que el tiempo no ha pasado, que sigue siendo el mismo en el manejo de la gestión pública que aquel que terminó envuelto en sospechas de corrupción en 1999 y que en definitiva abrió las puertas para el segundo gobierno de Sergio Montiel. Sólo la presencia de Diego Valiero en Economía le asigna una severidad y cierta transparencia en el manejo de los fondos públicos muy distinta a las de Eduardo Macri y Raúl Rico en épocas pasadas. Pero todavía pesa la escandalosa gestión de Graciela Degani en Salud y Acción Social, el desastroso manejo del IOSPER, o el sospechoso traspaso del licenciado Jorge Kerz al Consejo de Educación, cuando bien se sabe que su gestión ordenó la asistencia social controlando la discrecionalidad de la burocracia política. Si Jorge Busti se salva de caer en el fangal se debe a la exclusiva razón de que el escándalo le ciñe el cuello o cuando la resistencia social se lo impone, sabe tomar decisiones que lo salven del incendio. Sucedió cuando Degani y lo mismo pasó con el conflicto docente que con mucha inteligencia y decisión condujo la dupla de Martha Madoz- Sergio Elizar. El replanteo de Busti con respecto a lo que entiende su normal forma de conducir los recursos del Estado es meramente puntual. El derrotero natural del gobierno se forma en el ir y venir con los enjuagues de sus hombres más notorios. Es lo que acontece en torno al IOSPER con el ajetreado proyecto aprobado en el Senado y también con el Régimen Jurídico Básico. En ambas cuestiones, Busti asumió algún tipo de compromiso con el secretario general de ATE, Edgardo Massarotti. Especialmente en el Régimen Jurídico Básico fue bastante explícito, tanto que el presidente del bloque justicialista, Emilio Castrillón (La Paz), salió firmando los dos proyectos, el de Allende y el de ATE, este último por estricto pedido del gobernador.

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-Fuertes vientos. Cuando la opinión pública no terminaba de procesar el cambio de gabinete, y sobre todo el cambio del ministro Roberto Lavagna por Felisa Miceli, como un eco de lo hecho por Brasil, el Presidente Néstor Kirchner anunció la cancelación total y en un solo pago de la deuda que el país tiene con el FMI. La medida adoptada tiene indudables repercusiones políticas pero también económicas. Es un acto de decisión soberana de gran valor si se toma en cuenta que con la firma del consenso de Washington y la legislación respectiva que se derivó de ese convenio, el Estado Nacional desparecía como actor en el desenvolvimiento de sus economías. El mercado determinaba si se producía acero o caramelos según el categórico ejemplo de los manuales de economía neoliberal. Esta recuperación del protagonismo estatal es de por sí auspiciosa para todo pensamiento que conciba como fundamental la disputa de autonomía en relación con las instituciones que dirigen la política financiera a nivel mundial, léase FMI y Banco Mundial centralmente.

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