El dinero que se voló

Edición: 
839
Las inversiones millonarias del suboficial mayor Alejandro Albornoz, ex integrante de la Dirección de Administración Financiera del edificio Cóndor

Daniel Enz

El suboficial mayor Alejandro Albornoz es un hombre de Paraná, pero hasta principios de este año cumplía funciones en la Dirección de Administración Financiera, del Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea Argentina, con sede en Capital Federal. En los últimos tiempos, el militar invirtió 250.000 dólares en terrenos que compró en La Paz y puso a nombre de su hija; compró una casa en 100.000 dólares en calle Lebenshon, a nombre de dos de sus tías ancianas; aportó más de un millón de pesos para la construcción del edificio Torres de Manantiales de calle Colón, en un fideicomiso donde aparece su madre jubilada y gastó 500.000 pesos en la compra de dos camiones para la empresa de transporte que instaló con su hermano, según pudo determinar ANALISIS. Casi nadie lo conoce y no aparece en fotos, pero su voracidad por el dinero y los negocios lo están dejando al descubierto.

La abuela Olga Ventura Quiroga cumplió 78 años en el mes de enero, es jubilada, nunca tuvo bienes ni dinero. Sin embargo, aparece como una de las socias del edificio en construcción de calle Colón 173, entre Corrientes y San Juan de Paraná, con un aporte de más de un millón de pesos. El compromiso es aportar otro millón más; o sea, el 50 por ciento de la inversión del coqueto edificio –habitado parcialmente– y diseñado por el arquitecto paranaense Eduardo Ridolfi.

Su nieta, Verónica Alejandra Albornoz, de 27 años, en 2006 se quedó con el 50 por ciento de la empresa Setar SRL, de Capital Federal, tras asociarse con una amiga. Pasó a ser la gerente de la firma que se dedica a la “representación, importación y exportación, instalación, mantenimiento, distribución y comercialización de productos bancarios; producción de seguros, actividades relacionadas con la publicidad; servicio de consultoría y marketing a empresas”. No obstante, en el entorno familiar, todos la identifican como empleada del Comedor de Oficiales del Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea Argentina, en Capital Federal.

La joven, que primero vivió en La Rioja, luego en Córdoba y ahora en Capital Federal, previo a sumarse a la empresa capitalina hizo una importante operación inmobiliaria en La Paz: invirtió unos 250.000 dólares en la compra de tres terrenos ubicados en los alrededores del complejo termal de dicha ciudad, con el objetivo de hacer un complejo de 12 cabañas, diseñados también por el arquitecto Ridolfi, casado con una paceña.

La primera de las parcelas, de 2.410 metros cuadrados, está registrada con el número de partida 120.813, según consta en la Dirección General de Rentas (DGR). El otro, de 2.750 metros cuadrados, tiene la partida 119.956. El tercero, de 3.000 metros cuadrados, al poco tiempo se lo vendió a la señora Laura Flores, de dicha localidad.

Las dos mujeres tienen una particularidad: son allegadas directas al suboficial mayor de la Fuerza Aérea Argentina Alejandro Albornoz, oriundo de Paraná, quien se recibió de cabo contable en 1975 y nunca estuvo destinado en la capital entrerriana. La madre de Albornoz es doña Olga Ventura Quiroga, a quien suele llevar seguido a escribanías de Paraná para registrar sus negocios. Verónica Alejandra Albornoz es una de sus hijas.

El suboficial Albornoz tiene un sueldo de 5.500 pesos en la Fuerza Aérea, pero en la última década demostró un crecimiento económico que no se condice con sus ingresos. Casualidad o no, esa etapa de evolución patrimonial –en la última etapa de la denominada fiesta menemista del país– prácticamente coincidió con su permanencia en un lugar clave del Edificio Cóndor de la fuerza. Entre principios de 1997 y fines del año pasado, cumplió funciones contables en la Dirección de Administración Financiera. Y tenía un rol específico: era uno de los encargados de la sección Viáticos al Exterior, donde aún permanece su actual mujer, con grado militar, a quien intentó convencer para que sea destinada a Paraná, pero como no le gustó la ciudad, espera para llevarla a otro lugar.

A principios de este año, Albornoz fue derivado a la sección Contable del Liceo Aeronáutico de Rosario, hacia donde viaja semanalmente, aunque buena parte de sus días los transita por Paraná, mientras espera que lo pasen a retiro, después de estar casi 35 años en la fuerza.

Los negocios

“Yo me quedé con un millón de dólares”, dicen que señaló el suboficial Albornoz, a cuanto amigo se cruzó en Paraná en los últimos años, pero si alguien le pedía que contara sus andanzas, enseguida desviaba el eje de la conversación. En Administración Financiera de la Fuerza Aérea Argentina cumplen funciones algo más de 40 personas; en Viáticos al Exterior no son más de cinco, según pudo determinar ANALISIS. Cuando varios de sus allegados comenzaron a ver los movimientos económicos del suboficial en la zona, no dudaron sobre el desvío del que estaba participando en la institución castrense.

–¿Un suboficial puede desviar dinero sin estar aliado con nadie? –preguntó este semanario.
–Bajo ningún aspecto. Aquí está claro que existe un grupo selecto de gente, de no más de tres o cuatro personas, en especial oficiales, que está manejando mecanismos para quedarse con fondos públicos –indicó un conocedor.

La operación de tierras en La Paz rompió con los precios del mercado, puesto que, según los entendedores de la zona, “pagó más de lo que valían”, al abonar 250.000 dólares a fines de 2004, o sea, cuando su hija tenía 22 años. Poco después, Albornoz compró una coqueta casa de calle Lebenshon 3032, que puso a nombre de dos de sus ancianas tías: Elvira Inés Villagra y Mirta Teresa Villagra, domiciliadas en una humilde vivienda de calle Irigoyen. La residencia adquirida, de 500 metros cuadrados, con patio, pileta y quincho, pertenecía a la familia Lugón, ligada a la actividad empresarial en Paraná en los últimos 40 años. El inmueble está registrado en Catastro bajo el número 92.728, área urbana, Distrito UR 71, Sección Sexta, Grupo 30, manzana 23.

En la escritura –realizada en la Escribanía Budó de Paraná, con fecha 7 de febrero de 2005– consta que las señoras Villagra, jubiladas, pagaron 112.000 pesos por la propiedad. Ninguna de las dos tiene tomado crédito alguno y resultaría imposible que contaran con tal dinero para pagar semejante monto.

Cualquiera que observa la bella casa en esa zona –cuyos precios son altos, puesto que se transformó en un lugar residencial en los últimos 15 años–, puede darse cuenta que la vivienda no cuesta el monto que figura en la escritura.

Según pudo saber este semanario, por la residencia, el suboficial Albornoz pagó 100.000 dólares, más la entrega de un colectivo denominado motor home, que tenía en Chamical, en La Rioja, donde alguna vez estuvo destinado en la Base Aérea y en la que aún viven su ex esposa y su hijo Matías, con el cual acompañaba al muchacho, porque lo estaba haciendo correr en automovilismo, en Fórmula 4. Cuando les entregó el vehículo en parte de pago les dijo: “Miren bien debajo de los tapizados de las puertas, porque a veces guardaba allí los dólares”.

La persona que recibió los dólares por la operación inmobiliaria de calle Lebenshon se sorprendió cuando Albornoz se los entregó termosellados, después de sacarlos envueltos en papel de diario, debajo del asiento de su vehículo. El receptor, un allegado a la familia Lugón, los tuvo guardados un tiempo y en 2007 los depositó en una cuenta del Nuevo Banco de Entre Ríos (BERSA), en la sucursal La Paz. Algunos hasta recordaron que tal dinero le trajo algunos problemas al titular de la cuenta, pocas semanas después. Tal persona tuvo que ir a dar explicaciones a un estudio jurídico de Capital Federal –desde donde le llegó una misiva concreta y preocupante–, sobre la procedencia de los dólares. No podía salir de su sorpresa cuando le dijeron: “Son billetes oficiales; de una cuenta oficial, no sé si entiende”, pero, al parecer, el tema no pasó a mayores. Nadie pudo confirmar si en algún momento se pudo determinar o no que tal dinero podría haber pertenecido a una cuenta de la Dirección de Administración Financiera de la Fuerza Aérea Argentina.

Pero la mayor operación inmobiliaria la registró el 22 de septiembre de 2005, cuando pagó 250.000 pesos por un amplio terreno ubicado en Colón 173, de 1.197,46 metros cuadrados, que le pertenecía a un matrimonio de ancianos. Con el arquitecto Ridolfi en el diseño de un edificio de dos torres y una inversión prevista de 5 millones de pesos, decidió asociarse para llevar adelante el proyecto. En la escribanía de José Luis Zuffiaurre –ex diputado provincial de la UCR– diagramó un fideicomiso junto al empresario Luis Aurelio Angelino, ligado a la familia Lugón, a quien había conocido en el negocio de la casa de calle Lebenshon.

Obviamente, como no podía ser de otra manera, el suboficial Albornoz nunca apareció en el escrito. Allí quedó estampada la firma de su madre, Olga Ventura Quiroga, Estela Lugón y el citado Angelino. El acuerdo establecía que Albornoz, a través de su madre, entregaba el terreno adquirido más 495.000 pesos, lo que constituía el 50 por ciento del aporte societario, y el resto lo hacían Lugón-Angelino. “Pero en verdad, el suboficial entregó 800.000 pesos más el terreno y el compromiso final es que tendrá que completar el dinero que falta, para llegar a un total de 2,5 millones”, acotó un conocedor de la operación. O sea que aún le queda entregar un poco menos de 1,5 millones de pesos para la etapa final del majestuoso edificio Torres de Manantiales, donde ya hay gente residiendo.

Más movimientos

El suboficial iba y venía a Capital Federal; siempre más preocupado por hacer negocios y blanquear dinero, que por su rol en la fuerza militar. En realidad, es en Buenos Aires donde tiene registrado su domicilio, en calle 12 de Octubre 152 - 3 “A”, en Avellaneda, pero allí reside su hija mayor. Albornoz y la hija menor, de 22 años, viven en la casona de calle Lebenshon.

A su hermano Mario Antonio Albornoz –que durante varios años cumplió funciones en una estación de servicios ubicada en la zona céntrica de Paraná– le ayudó a armar una pequeña empresa de transporte de carga, creada en enero de 2000, que funciona en Los Jilgueros 700. La firma Transporte Don Alejandro tenía un camión modelo 98; sumó otro en 2003 y pegó el salto en el año 2007.

En octubre de ese año, el suboficial Albornoz se incorporó a la empresa e incluso figura en los registros de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Con su desembarco se sumaron dos camiones, valuados en 250.000 pesos cada uno: uno tiene la patente GIQ-815 y el otro es el FXX-698 que, al poco tiempo, el suboficial puso a nombre. El militar también registró una propiedad en Los Aromos 696, en el barrio San Agustín, donde reside su madre y prestanombre.

Fue a principios de 2000 en que Albornoz también apareció vinculado con la firma Virtual Learning Center Sociedad Anónima, de Capital Federal, integrada por tres socios capitalinos. No obstante, el suboficial era el firmante de los cheques. La sociedad tenía por objeto la “enseñanza de idiomas, computación e Internet; cursos on-line vía Internet; enseñanza de idiomas a distancia; centro de capacitación para ex alumnos; y programas de intercambio estudiantil”, entre otros puntos. Pero no les fue bien; la crisis del país los licuó y después de entrar en concurso preventivo, el 18 de febrero de este año, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial 9 de Capital Federal, a cargo de la doctora Paula María Hualde, decretó la quiebra.

El suboficial no se hizo mayores problemas. Al poco tiempo se recuperó y retomó las inversiones ya citadas, además de colaborar con gente de su familia. A su hija le instaló un local de venta de caramelos y bombones en proximidades de San Juan y Andrés Pazos y sus amigos dicen que colaboró con su primo, el suboficial ayudante Eduardo Albornoz –de la Segunda Brigada Aérea de Paraná–, fallecido en 2005, quien tenía un puesto de venta de vehículos en calle 3 de Febrero. A pocos días del fallecimiento de su pariente, les habría prometido a los hijos que les iba a instalar un cyber, con 12 computadoras nuevas, pero ello nunca se concretó.

En los próximos días quizás se acabe el periplo inversionista del suboficial Albornoz, aunque en esta Argentina de hoy –donde las cárceles están llenas de perejiles y casi nunca de ladrones de guante blanco–, muchas cosas son imprevisibles. Sería importante que tenga que rendir cuentas ante la conducción de la Fuerza Aérea Argentina sobre cómo sumó tanto dinero con un sueldo de 5.500 pesos en todos estos años y que una decisión similar se adopte desde organismos nacionales de control de lavado de dinero o en la propia Justicia Federal. No son ni 10 ni 100 ni 200.000: son más de un millón de dólares que se licuaron entre uno, dos o cinco integrantes de la fuerza militar. Está claro que un suboficial, por más capaz y hábil que fuera, no está en condiciones de birlar tan fácilmente todos los controles que existen en el manejo de dinero de una fuerza. Habrá que llegar hasta dónde sea, porque ese dinero que Albornoz exhibe impunemente a través de testaferros familiares, está faltando en algún lugar del Estado, en un país con demasiadas necesidades y escasas respuestas.

Deportes

Monteros

Gonzalo Lapera, con la camiseta 14, finalizó la temporada con Monteros y volvió a Paraná.

Patronato estuvo cerca de sorprender al invicto Quilmes, pero rescató uno en el Centenario

El "Santo" igualó 2 a 2 un partido que lo tuvo arriba y abajo en el marcador de un duelo cambiante.

Torneo Federal A: el “Lobo” entrerriano cayó en San Francisco y se hunde en las posiciones

Gimnasia no pudo con Sportivo Belgrano y perdió 1 a 0 en el cierre de la quinta fecha.

Primitivo González

Primitivo González brillando en la competencia de saltos ornamentales en el Club Regatas Uruguay en la década del cuarenta.

Con Lautaro Martínez, Inter ganó el clásico de Milán y gritó campeón en la Serie A

Lautaro Martínez festeja junto a Marcus Thuram, autor de uno de los goles ante Milan.

Sóftbol: este martes rendirán otro homenaje a los campeones panamericanos

El seleccionado argentino de sóftbol será distinguido por Iapser Seguros.

Obras se adelantó en la final con la entrerriana Camila Suárez como goleadora

La uruguayense anotó 15 puntos, bajó tres rebotes y robó tres balones.

Valentina Ruhl

Con la presencia de la paranaense Valentina Ruhl, con la casaca 6, CEF de La Rioja ganó la Liga Argentina de Vóleibol.

Karting Entrerriano

El Karting Entrerriano vivió una gran segunda fecha en el Kartódromo de La Paz.

Por José Pablo Criales (*)  
Javier Milei saluda a los estudiantes de la Universidad Internacional de Florida, el 11 de abril, en Miami.

Javier Milei saluda a los estudiantes de la Universidad Internacional de Florida, el 11 de abril, en Miami.

Nacionales

El Ministerio de Justicia informó que revisarán los pagos a las personas que perciben un resarcimiento por haber sido víctimas del terrorismo de Estado.