Nueve años después, no se ha ido casi nadie

Edición: 
918
Los sucesos de 2001 y los nuevos sentidos de las viejas consignas

Antonio Tardelli

En 2001, cuando voló por los aires el gobierno de la Alianza, una coalición de radicales y frepasistas que no alteró los paradigmas esenciales de la política económica de Carlos Menem, se abría paso una consigna pretensiosa: “¡Que se vayan todos!”. Era un grito escupido en el rostro de la dirigencia. El cántico, de inmediato, reforzaba la aspiración: “¡Que no quede ni uno sólo”. Nueve años después de la caída de Fernando De la Rúa, y de la represión de Sergio Montiel, la realidad pone en evidencia qué tanto se materializó aquella ruidosa expresión de deseos. No sólo no se fueron muchas de las primeras figuras de los años 2001 y 2002. Tampoco se han ido los que, desde la década anterior, venían colaborando con el estropicio.

La consigna reapareció por estos días. La televisión mostró imágenes de conflicto social y la música de fondo era aquel cántico familiar: “¡Que se vayan todos!/ ¡Que no quede ni uno sólo!”. Pero ahora ya no era una exigencia unitaria, antisistema, arrojada contra la burocracia política. Ya no se trataba de un uppercut, de un golpe de puño lanzado con furia de abajo hacia arriba, desde el pueblo hacia el poder. Era otra cosa: vecinos de la ciudad de Buenos Aires, alarmados por la invasión de menesterosos que en pos de una vivienda digna les ocuparon los espacios públicos adyacentes, desempolvaron el estribillo: “¡Que se vayan todos!/ ¡Que no quede ni uno sólo!”. Querían que los pobres se mandaran a mudar. Que la autoridad los limpiara. Que expulsaran a los excluidos o que los excluidos se fueran solitos. Pobres aferrados al sistema, prendidos de sus bordes para no caerse, despreciaban a los ya caídos. Se mostraban indiferentes a su padecer. “¡Que se vayan!”, exigían. La lucha de los sin techo no era su problema. No se sentían identificados con la reivindicación.

Entre la aparición de la consigna y su nuevo sentido media casi una década. Se han sucedido varios presidentes. Se han producido infinidad de sucesos. Se han difundido miles de noticias. Aquella rebelión queda muy lejos, pese a que –lo prueben los sin techo– la década transcurrida no ha reparado los sufrimientos de los muchos vulnerables. Aquel levantamiento queda tan lejos como lejos ha quedado otra consigna, la que interpretaba que el interés de los incluidos y la exigencia de los excluidos eran la misma cosa. Se entonaba por entonces, junto con el “¡Que se vayan todos!”, otros versos de rima pegadiza: “¡Piquete y cacerola/ la lucha es una sola!”. Altri tempi.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

En Córdoba, la provincia donde Milei consiguió más votos, la marcha fue multitudinaria.

En una conferencia de prensa, los abogados del exgobernador condenado por corrupción hablaron de "irregularidades" en el proceso judicial y cuestionaron el trabajo de investigación periodística de ANÁLISIS.

Deportes

River

River visitará a Libertad e irá por otro paso a los octavos de final de la Copa Libertadores.

Pitón

En la localidad de Pronunciamiento, Guillermo Pitón festejó en inicio del calendario del Rally Entrerriano.

Sionista

En el partido destacado del miércoles, Sionista visitará al líder del grupo, Gimnasia de Santa Fe.

Peñarol

Peñarol visitará a Malvinas, el La Paz, el domingo a partir de las 16.

Bonelli

El entrerriano Nicolás Bonelli realizó un test en el Autódromo de La Plata con vistas a la carrera en Toay.

SL

San Lorenzo perdió ante Liverpool y quedó complicado en el Grupo F de la Copa Libertadores.

Opinión

Por Néstor Banega (especial para ANÁLISIS)  

En la capital entrerriana una multitud en favor de la educación pública.

Por Edgardo Scarione (*)  

(Foto: NA)

Se recibieron numerosos trabajos de la República Argentina, así como también de países extranjeros.

La actividad está orientada para adultos, a partir de los 55 años.