Silvio Méndez
El principal nosocomio de la provincia está de asueto por estos días. Sus actividades fueron alcanzadas por una suerte de receso anticipado, que va desde el 16 y al 31 de diciembre, como toda la administración pública, y que se conoció sorpresivamente con un anuncio del Poder Ejecutivo del decreto 4.548.
Por los pasillos se ve a menos empleados de lo habitual, aunque la cantidad de gente que llega y pulula, parece ser la misma. Va y viene con su pena que la ha arrinconado hasta ahí.
Muchos esperan; algunos se los puede ver en la puerta, donde salen a fumar. Sobre la acera del ingreso al principal se mezclan los olores. A cigarrillo y a fruta madura. Es el calor que eleva los aromas de un puesto de venta de verduras, al lado del kiosco de revista donde un jubilado se ha detenido a ver qué dicen las tapas de los diarios. El señor intercambia unas palabras y sigue su marcha; no compra. En las escalinatas de ingreso, dos policías flanquean el paso.
Se miran aburridos.
“El receso es para que la gente no pueda organizarse, no pueda participar. Siempre es más difícil que la gente se movilice desde sus casas que si los trabajadores están organizados en sus lugares de trabajo”, sostiene el delegado por la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) en el Hospital San Martín de Paraná, Esteban Olarán, en diálogo con ANÁLISIS. El dirigente gremial está en atareado con la movilización que la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Paraná ha organizado para este jueves, dentro de un plan de lucha que demanda una recomposición salarial. Por momentos Olarán se va porque su teléfono no deja de sonar.
(Más información en la edición 998 de ANALISIS del 19 de diciembre de 2013)