Antonio Tardelli
Es que el imaginario popular concibe al sushi como deleite de minorías acomodadas. Y el primer plano de la imagen puede desatar una reacción a tono con la percepción. Porque lo único que importa es la imagen, y no la verdad, el pescado es suprimido del cuadro. Pero el pez por la imagen muere y la mentira queda expuesta.
Al minuto siguiente, con el comedido del photoshop ya convenientemente cesanteado, el sistema político andará pergeñando nuevas mentiras, chicas y grandes, que por bien disimuladas no acabarán con el empleo de nadie. En todo caso el sushi extraviado representa los motivos por los cuales la mayoría de los ciudadanos son refractarios a las negociaciones políticas: la idea de que los dirigentes acuerdan no en función del interés general sino atentos a seguir usufructuando las prebendas del poder.
(Más información en la edición gráfica número 1053 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2016)