Por Daniel Enz

Mauro Urribarri masculló algo de bronca esa mañana del jueves en que salió la tapa de ANÁLISIS, donde se anunciaba su caída. Horas antes había recibido un mensaje reservado de que su tiempo se había agotado al frente del Ministerio de Gobierno. Cuando el alto funcionario de estrecha vinculación con el gobernador Gustavo Bordet lo convocó a su despacho para acordar su salida, sabía perfectamente que ese regreso a su amplia oficina iba a ser de las últimas. Solamente le iba a quedar un breve tiempo quizás, al día siguiente, para despedirse de sus allegados.

--Esto colmó el vaso, Mauro. No da para más y nos conviene a todos un recambio. Te hará bien a vos y también a Gustavo -le dijo el colaborador del gobernador, mostrándole la última edición de esta revista.

--Yo no me esperaba esto de ustedes. Lo siento como una deslealtad. Junto con mi madre (Ana Lía Aguilera) he peleado mucho para convencerlo a mi padre de que Gustavo fuera el candidato primero (en la puja con Adán Bahl) y el gobernador después -respondió, sin ocultar algunas lágrimas.

Y trascartón acordaron su salida. El mandatario provincial prefirió que fuera él quien comunicara su renuncia y quedara políticamente correcto “su alejamiento”. Esas mismas lágrimas volvieron a aparecer en su rostro al día siguiente, cuando intentó despedirse de sus colaboradores directos y rompió en llanto. Casi nadie pudo entender su mensaje, porque lo superó la melancolía del alejamiento del poder.

El joven ministro nunca refutó ni una línea de lo denunciado por ANÁLISIS. Tampoco tenía margen para hacerlo. El socio y amigo del empresario paraguayo Diego Armando Cardona Herreros (Eduardo Cabezón) era el firmante cotitular de los cheques de la cuenta corriente de Kriptax Inc, la empresa de la familia Urribarri, que todo el mundo desconocía de su existencia y fuera denunciada por este mismo medio a principios de 2016.

Y Mauro Urribarri tenía asignada una tarjeta azul para conducir libremente un automóvil de la empresa Lemondata, la cuestionada liquidadora de sueldos del Estado, propiedad de Cardona Herreros, el amigo y “socio” de su padre, el ex gobernador Sergio Daniel Urribarri, quien hiciera negocios millonarios con el Estado entrerriano entre 2008 y 2015, al igual que en otras provincias argentinas, aunque el Tribunal de Cuentas -manejado por el amigo de la familia Urribarri, Guillermo Smaldone- nunca siquiera ordenó una auditoría para poner en cuestión los acuerdos formalizados. No era “magia”. Eran datos de una triste realidad, emparentada con la impunidad de movimientos, con la que se movía el ahora ex ministro, sin importarle demasiado.

Ese mismo jueves de la eyección en Gobierno, Mauro Urribarri tenía que atender a los empresarios de Buenos Aires que venían para avanzar en la venta de un avión Cessna 182 (sale 160 mil dólares), destinado a la Policía de Entre Ríos y que iba a estar a disposición del ministro. La operación -en la que había avances concretos de negociación- incluiría la entrega del helicóptero Bell Ranger 427, adquirido en el 2011, que le costó varios millones de dólares a la provincia y que fue numerosas veces prestado al ex gobernador Daniel Scioli y al ex vicepresidente preso, Amado Bodeau. La máquina está hace varios meses en los galpones de San Fernando (Buenos Aires) y no conviene arreglarlo, porque cuesta 1,5 millón de dólares. El restante helicóptero, el Bell Ranger 429, que costó 6 millones de dólares, es el que actualmente se utiliza y, también, siempre fue requerido a Urribarri por autoridades del kirchnerismo, hasta el 2015. Pero con la salida de Mauro Urribarri, el acuerdo de compra, de alguna manera, se planchó. “Mauro esperaba con suma ansiedad hacer ese negocio por el avión. Lo soñaba, porque entendía que era como que iba a ser algo de su propiedad, como siempre sucedió con los bienes del Estado en manos de los Urribarri”, se indicó.

El hombre que “apareció”

Nadie del urribarrismo hizo aclaración alguna respecto de los negocios con el paraguayo Cardona Herreros. “Que se la banquen los Urribarri; demasiados negocios hicieron en los ocho años de gobierno”, fue la respuesta inmediata ante la consulta de este medio periodístico. El único que dijo esta boca es mía fue el propio empresario. “Estamos en Argentina, en Entre Ríos, iniciando un proceso legal en este momento contra ANALISIS. Hemos dejado que los últimos dos años, desde que cambió el gobierno, nos estén matando. Nuestra idea nunca fue meternos con los medios de prensa, pero queremos aclarar que no tenemos nada que ver. Iniciaremos acciones legales porque hay un perjuicio importante hacia mi persona cuando mienten descaradamente”, sostuvo Cardona en la emisora de la ciudad paraguaya de Luque, en cuyo municipio tiene desarrollado el cobro de impuestos hasta el 2032, tras un contrato en el mes de julio, donde se queda con el 27 por ciento de la recaudación. Pasaron cuatro meses y Cardona, en Luque, nunca puso en marcha su oficina. Recién activó todo tras la publicación de esta revista.

Sin embargo, pese a las advertencias públicas, en 14 días, ANALISIS nunca recibió ninguna intimación ni pedido de retractación sobre lo publicado.

“Cardona no puede desmentir lo denunciado por la revista. Fuimos muchos los que concurrimos a sus oficinas en Avenida Córdoba, en Buenos Aires o a su fiesta de cumpleaños en el Maran Suite. Y siempre vimos con sorpresa el nivel de relación con el ex gobernador”, indicó un hombre ahora alejado del círculo del urribarrismo. No pocos testigos consultados en estas últimas semanas ratificaron lo indicado por ANALISIS y aportaron más detalles.

“Nos enteramos de la relación con Urribarri antes de que el Pato asumiera como gobernador. Ya en agosto del 2007, había que ir a hablar con Cardona por negocios que se proyectaban con el Estado”, manifestó otra fuente. “Siempre nos quedó claro que el paraguayo era quien le manejaba los negocios a Urribarri”, acotó.

Los funcionarios del círculo rojo de Urribarri tenían que ir al cuarto piso de Avenida Córdoba 1184, en Capital Federal, donde se encuentran las oficinas. El que llegaba se encontraba con las recepcionistas. A la izquierda estaban las oficinas de los empleados (uno de los que siempre estaba allí era el mencionado Cabezón, el hombre que Cardona puso en la empresa Kriptax de los Urribarri); a la derecha, la del empresario paraguayo. Allí tenía un coqueto escritorio y una mesa muy amplia, donde, si era necesario, la reunión podía incluir almuerzo o cena, con costosas bebidas. Pegado a ese escritorio, el propio ex gobernador tenía una oficina sólo para él. Como un integrante más del staff de negocios, que no solamente incluía contratos con dependencias del Estado entrerriano, sino también acuerdos por el fútbol. Por un lado, los contratos que podía hacer Bruno Urribarri (el hijo del ex mandatario, quien actualmente juega de suplente en Patronato); pero también se podían cerrar otros acuerdos con conocidos jugadores del fútbol argentino. Pero Urribarri nunca aparece. Ese pacto jamás se rompió. 

No pocos allegados directos al actual presidente de la Cámara de Diputados de la provincia se encontraban con algunas sorpresas en esas oficinas. Como cuando uno de ellos abrió la puerta del escritorio de Cardona y observó perplejo cómo la mesa estaba totalmente cubierta con fajos de 10 mil pesos, pero también de dólares.

--¿Y esto? -preguntó.

--Se lo estoy armando para el Pato. Tiene que pasar a buscarlo de un momento a otro. Es la recaudación que le juntamos -respondió Cardona.

--Pero es mucha plata-

--Sí, varios millones. Es el gobernador y hay que atenderlo como tal.

Los más asiduos concurrentes a tales oficinas eran -además de Urribarri, su hijo Mauro o el “cuñado millonario” Juan Pablo Aguilera. Pero también pasaban por allí el actual ministro de Economía, Hugo Alberto Ballay (en especial en sus tiempos de recaudador de campaña, para el sueño presidencial); su segundo, el contador Luis Erbes y el secretario Legal y Técnico del gobierno entrerriano, José Gervasio Laporte. Este último hizo una muy buena relación con Cardona. También concurrían a las oficinas de Avenida Córdoba los empresarios constructores Miguel Marizza e Iván Néstor Szczech, muy ligados al urribarrismo. Los otros dos operadores que concurrían fueron el ex funcionario Sergio Fabián Gómez y el ex asesor comunicacional Rosario Ignacio Labarba. Estos dos últimos, Cardona mediante, hicieron numerosos viajes de negocios a Asunción e incluso llegaron a formalizar algunos contratos publicitarios, donde la imagen elegida llegó a ser un jugador de la selección paraguaya.

Todo era glamour alrededor del empresario guaraní. Y nunca escatimó en gastos. Esto se veía, en especial, cuando celebraba su cumpleaños, cada 13 de diciembre, ya sea en Buenos Aires -en su mansión del country de Los Polvorines- como en Paraná, donde elegía el amplio salón del Marán Suite para celebrarlo, con muchos invitados del urribarrismo, gran banquete y mucha fiesta. En Buenos Aires, algunos urribarristas conocieron a la bella esposa del empresario, Marta Cecilia Campitelli, oriunda de Santiago del Estero, con quien tiene dos hijas. A la más pequeña, Cardona le celebró su cumpleaños de 15 en una concurrida fiesta en el Hotel Alvear de Buenos Aires.

Cardona casi siempre tuvo una habitación fija en el Marán Suite, donde también recibía a algunos funcionarios, como el mencionado Erbes -siempre ligado a los movimientos poco claros de dinero- o su entrañable amigo, el contador general de la provincia, Oscar Aurelio Miraglio, otro hombre de importantes negocios desde la función pública.

Algunos encuentros también se repetían en el último piso del Apart Urquiza, perteneciente al ex cajero Oscar Horacio Pacha Mori. El cuestionado ex funcionario nunca participó de tales reuniones.

Cardona es un hombre de fortuna, quien viaja todo el tiempo y que por lo menos tres o cuatro veces al año se toma varios días de vacaciones, en virtud del intenso ritmo laboral, con más de 20 empresas en la Argentina y cerca de quince en Paraguay. La mayoría de ellas junto a sus hermanos o familiares políticos, por lo cual tiene una planta de personal que llega a las 700 personas, en ambos países. Buena parte de su acaudalada fortuna la heredó de su padre, el poderoso empresario Miguel Cardona Lledo -fallecido en enero de 2014- y dueño de una envidiable propiedad ubicada en Sacramento al 600, una zona con mansiones importantes y barrios exclusivos en Asunción, que ocupa casi media manzana, altos tapiales, amplio parque y una fuerte guardia de seguridad, con armas largas. Algunos funcionarios y ex colaboradores urribarristas llegaron hasta el lugar, acompañados por el propio Diego Armando Cardona Herreros y no dejaron de sorprenderse por la belleza y lo ostentoso del lugar.

Viajes y coincidencias

Urribarri tomó algunos recaudos en su relación con Cardona Herreros. Si bien se veían casi semanalmente, en especial en Capital Federal, pero a la vez en Paraná (aunque en menor medida), los registros de Migraciones de Argentina no muestran viajes asiduos del ex gobernador a Asunción. Quizás tampoco eran necesario, porque las cuestiones las arreglaban en Buenos Aires. De cualquier manera, Urribarri -como así también otros miembros de su gabinete entrerriano- disponían de pasaportes diplomáticos, por lo cual no quedaban registros de ingresos o egresos a países que podían visitar.

No obstante, el miércoles 13 de marzo Urribarri viajó a Paraguay en una comitiva encabezada por Cristina Fernández e integrada, entre otros, por los gobernadores de Formosa, Gildo Insfrán, y de Misiones, Maurice Closs; el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el canciller Héctor Timerman, el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, y el subsecretario de Política Latinoamericana, Diego Tettamanti. Fue para participar, al día siguiente, 14 de marzo, de la asunción del presidente paraguayo Horacio Cartes, cuyos allegados directos tendrían buenas vinculaciones con Cardona Herreros. Después de la asunción hubo un Te Deum en la catedral de Asunción y luego el saludo protocolar en el Palacio López. A la tarde del jueves regresaron a la Argentina.

El 14 de agosto Urribarri viajó a Paraguay, nuevamente con la Presidenta Cristina Fernández, para devolver unos muebles históricos que habían pertenecido a Solano López y estaban en un museo en Paraná. Viajaron también los legisladores entrerrianos Daniel Ruberto y Eduardo Taleb. La delegación nacional estuvo integrada además por los gobernadores de Misiones, Santiago del Estero, Formosa, Corrientes, Salta, Jujuy y Chaco, y los ministros de la Planificación Federal, Julio De Vido; de Economía, Axel Kicillof; y el canciller Héctor Timerman.

Prueba de las “fallas” en los controles migratorios son estos dos viajes señalados. El primero de ellos no consta en informes oficiales de Migraciones. El segundo sí aparece registrado, en un avión de la Fuerza Aérea Argentina, con el ID de FAG1. O sea, un código reservado de la fuerza militar mencionada, que solamente consta, en detalle, en el plan de vuelo de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

A su vez, hay otro vuelo a Asunción, también en una aeronave oficial con el mismo código reservado, el 14 de agosto de 2013, con regreso al día siguiente. Ningún medio periodístico consignó tal viaje; tampoco hubo parte oficial provincial ni nacional. Todos ellos siempre salieron del aeropuerto Jorge Newbery, en Capital Federal.

“Pero Urribarri no solamente estuvo en la casa de los Cardona en Asunción, sino también en Miami, donde el paraguayo tenía una oficina de negocios”, dijo otra fuente, conocedora en detalle de los movimientos del ex mandatario. Entre el 23 de julio de 2012 y 25 de septiembre de 2015 -en que le dio de baja-, Diego Cardona Herreros tuvo en Miami la empresa Cardona’s Investments Llc, creada en Florida, con domicilio en Bulevard Biscayne 17971 y dedicada a negocios de “aventura”, según fue presentado socialmente y pudo corroborar ANALISIS. 

Casualmente, ese mismo 23 de julio de 2012, en que Cardona Herreros abrió su empresa en Florida, el ex gobernador Urribarri llegó a las 9.05 al aeropuerto de Carrasco en un avión de American Airlines. O sea, una empresa norteamericana que tiene una extensa red rutas nacionales e internacionales en América del Norte, el Caribe, América del Sur, Europa y Asia. Su red de rutas gira en torno a sus cinco centros de operaciones en Dallas-Fort Worth, Nueva York, Los Ángeles, Miami y Chicago. Extrañamente, su esposa, Ana Lía Aguilera, llegó a las 10.25 de ese mismo día al aeropuerto de Carrasco, en una aeronave de Aerolíneas Argentinas.

Un mes antes, el 25 de junio de 2012, el cuñado millonario Juampi Aguilera había estado en las proximidades de Miami: en Panamá. Regresó a la Argentina el 3 de julio de 2012, según consta en Migraciones de nuestro país. De hecho, fue el último viaje que hizo a Panamá el cuñado del ex gobernador y empresario millonario, con dineros del Estado. Había estado antes. Juan Pablo Aguilera -imputado en causas de corrupción y lavado de dinero- viajó el 19 de abril de 2011 y regresó a Ezeiza, por República Dominicana, el 26 de abril. No fue un viaje muy extenso al país de las sociedades off shore y la plata dulce no declarada. Seis meses después, su hermana Ana Lía Aguilera viajó también a Panamá. Lo hizo el 28 de octubre de 2011 y regresó a Ezeiza a los pocos días: el 1 de noviembre, por la ruta de Estados Unidos. O sea, al igual que su hermano, hizo un corto viaje a dicho paraíso fiscal.

Fue en agosto de 2015 que Urribarri y su esposa volvieron a viajar a Panamá. Partieron el 10 de agosto y regresaron diez días después, ingresando por Ezeiza. En ese mismo mes, específicamente el 15 de agosto (o sea, cuando Urribarri y señora estaban en esa zona), Migraciones registró un viaje de Mauro Urribarri y Juan Pablo Aguilera a los Estados Unidos, saliendo también desde Ezeiza, en el mismo vuelo.

La mayoría de los viajes, el ex gobernador, los hizo al Uruguay. El 13 de octubre del 2015, al mediodía, tiene registrado un vuelo desde el aeropuerto de Carrasco, a través de la empresa Platinair, que contrata aviones particulares de alto nivel ejecutivo. Hay quienes sostienen que fue para celebrar su cumpleaños (el 10 de octubre) y que habría viajado a Miami, aunque ello no está confirmado. Otros consultados indicaron que solamente viajó hasta Punta del Este con su familia.

Muchos de los mencionados en este artículo periodístico seguramente tendrán que declarar ante la justicia, por la causa que se abrió, tras la presentación realizada por los abogados Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet, tras la publicación de ANALISIS en su anterior edición. Hay demasiadas explicaciones por dar sobre viajes, negocios, coincidencias y dineros públicos que fueron a parar a determinados bolsillos, mientras las arcas provinciales se vaciaban día a día. La sociedad así lo espera. Y lo exige. Para que no se siga mirando para otro lado. 

Aportes periodísticos

--Mariana Ladaga Pereyras, de diario ABC (Asunción, Paraguay).