El Carmelo de Luisa Toledo y el encubrimiento de las autoridades eclesiásticas

Monasterio de Nogoyá

Orden católica Carmelitas Descalzas en el Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen de Nogoyá.

Silvia Albarenque, ex monja del Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen de Nogoyá, habló del juicio y condena a Luisa Toledo por privación ilegítima de la libertad calificada por violencia y amenazas. En declaraciones al programa Buen Día (FM Litoral), recordó que mientras estuvo en el convento, Toledo quería aplicar métodos de tortura previstos en las constituciones que dieron origen a la orden Carmelitas, del año 1580. También señaló a las autoridades eclesiásticas entrerrianas, específicamente al arzobispo Juan Alberto Puiggari, a quien le contó los tormentos que vivían en la vida de reclusión.

“Todo esto recién se dio a conocer en 2016, con la publicación de la revista ANÁLISIS”, reconoció Silvia Albarenque. “Pero en 2013 salí del convento y hablé con las autoridades de la Iglesia. En realidad no se hizo nada hasta el momento del allanamiento”, marcó y agregó: “Todo el proceso judicial fue realmente una liberación, porque me sentí escuchada y el reconocimiento de que los hechos sucedieron y que hubo una responsable. Es sanador que te presten el oído y se hagan cargo de tu problema. Sobre todo después de tanto silencio de quienes tenían que escuchar”.

En otro tramo de la nota, Albarenque relacionó las prácticas adentro del convento casi a la Edad Media. “La orden (Carmelitas) surge inmediatamente después de la Edad Media y las constituciones primitivas se escribieron en ese tiempo, aunque después fueron modificadas. La que está aprobada, que rige el Monasterio de Nogoyá es de 1990. Hay otros monasterios de Carmelitas Descalzas con constituciones de 1991”.

“La constitución de Nogoyá mantiene algunas cosas más rigurosas, aunque nunca se llegó a aplicar lo que dice, porque la superiora quería aplicar las constituciones primitivas que son de 1580 y otras cosas que ella agregaba, porque ni siquiera en las constituciones primitivas se encuentran algunas cosas que ella ponía en práctica”, dijo.

Silicio, disciplina y mordaza     

Sobre las prácticas y elementos de tortura que se usaban en el Monasterio de Nogoyá, Albarenque reconoció al silicio, la disciplina y la mordaza. La disciplina es el látigo en el lenguaje del Carmelo; “el silicio es una especie de corona de alambres entretejidos, con puntas para adentro”, describió la mujer. Sobre la mordaza acotó: “Nunca leí en ningún documento que se utilizaran mordazas. No sé de qué tradición arcaica lo habrá sacado”.

“Toda penitencia, todo lo que pueda significar un ofrecimiento, nunca llega a ser tan denigrante como el tormento psicológico que ella nos infringía, por hacernos sentir culpables por todo lo que pasaba, por tratarnos como personas despreciables que mejor si no hubiéramos existido”, expresó.

Lo que esperaba y lo que en realidad fue

“Me llevó mucho concientizarme de lo que había pasado, porque fue un anulamiento de mi persona y lo terminaba viendo como natural. Hablé con el obispo 20 días después de salir del convento y le dije cosas pero nunca pude profundizar. Si bien conté los hechos con la libertad que hoy los cuento, no era consciente hasta qué punto era delictivo. Fui naturalizando porque todo fue muy progresivo. Imagino que fue como una secta, cuando se envuelve a las personas y se hace un lavado de cabeza, de ideas, de principios”, comparó.

En contraste con esa realidad, antes de entrar al Carmelo, Albarenque esperaba encontrarse “con la virgen María”, como le enseñó su abuela en la infancia. “Cuando entré hacía poquito que había cumplido 18 años”, acotó. “Entré tan inocente. ¡Cómo me dejé engañar de esa forma! A veces veía chicas que iban fresquitas y cuando entraban las iban apagando. Su iniciativa, espontaneidad, creatividad, alegría tronchada. ¡Tanta juventud y potencial humano perdidos! Todo al servicio de una psicópata de un sistema perverso”.

Las medidas de Puiggari y la monja que escapó

Cuando salió del Carmelo, Albarenque habló con Puiggari. Unos dos meses después, en junio de 2013, volvió para llevarle una documentación. “Me recordó lo que le había contado en la residencia y me preguntó si quería cambiar algo porque recién había salido y quizás había exagerado un poco. Como ya habían pasado unos meses, me animé a contarle más cosas. Y el sacerdote que me acompañaba, hoy ex sacerdote, le preguntó a monseñor si iba a hacer algo. Puiggari respondió que se quedara tranquilo porque ya estaba tomando medidas y que había ordenado que les den un curso a las hermanas del Concilio Vaticano Segundo”, recordó la mujer.  

Albarenque también señaló cuando una monja se escapó en marzo de 2016. “Pensaba si verdaderamente el obispo estaba tomando medidas tres años antes, cuando dijo que las estaba tomando ¿cuánto tiempo de tormento le hubiera ahorrado a ella? Volví a escucharla cuando declaró y no podía parar de llorar porque esas cosas estuvieron pasando tres años más después que las conté”.

Puertas adentro, silencio

En la vida de reclusión no había posibilidad de comunicarse libremente. “El régimen es el silencio. Sólo se puede hablar al mediodía y a la noche, en los recreos. Los diálogos son entre todas, no se puede hablar en particular con nadie. Además, ¿en quién podías confiar? Ahora pienso: 'menos mal que no hablé ahí adentro, porque en muchas se veía la actitud de yo me salvo, que la otra haga lo que pueda, sobre todo en las que llevaban más tiempo ahí'”.

Después del allanamiento, una de las monjas fue llevada a otro Monasterio. “Estaba revolviendo todo, pidiendo para que vuelva Luisa Toledo, como si otra no pudiera gobernar”, acotó.

La población de Nogoyá se sorprendió con la denuncia, porque “para afuera se mostraba una cosa y para dentro era otra”. “Yo no puedo estar tan segura de que las cosas hayan cambiado. Están tan enseñadas a mostrar lo que quieren que la gente vea, es como un catálogo de principios para mostrar a los de afuera y puertas adentro somos otras”, advirtió.   

Las que están son las mismas que estaban

“No creo que sea tan fácil cambiar porque están las que estaban antes, que la tuvieron 10 o 12 años de superiora a Luisa Toledo. Al menos que sirva para que las chicas que entran, no lo hagan engañadas", completó.     

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