La Asamblea de Mujeres de Gualeguay elaboró un documento a los cinco años del primer “Ni una menos” y difundió un video. Recuerdan que los reclamos “son los mismos” pero el contexto “recrudeció”.

A continuación, el documento completo enviado a ANÁLISIS:

“A cinco años del primer #NiUnaMenos, símbolo del grito colectivo contra los femicidios, transfemicidios y travesticidios, las mujeres y disidencias seguimos denunciando la violencia machista y sexista. Violencia que posee un entramado económico, político y cultural, un fuerte tejido de prejuicios, estigmatizaciones e intereses que, en el peor de los casos terminan en asesinatos, violaciones, abusos y trata de personas,  mientras otras miles sufren violencias de todo tipo en la cotidianeidad.

En el NiUnaMenos de este año decimos que ¡Nos sostienen las redes feministas! El contexto de pandemia, y en particular el aislamiento social, preventivo y obligatorio vigente en Argentina desde el 20 de marzo ha tenido un impacto considerable en las vidas de muchas niñas, adolescentes, mujeres, travestis y trans que viven situaciones de violencia por razones de género. Las restricciones impuestas a la circulación y las limitaciones en los servicios disponibles en las distintas localidades, ha tenido impacto en el acceso de las mujeres a buscar asesoramiento, a realizar las denuncias, a contar con la contención familiar y hasta de las organizaciones quienes, en muchas ocasiones, acompañamos en el proceso de aliviar tanto dolor.

Existe un contexto inédito que potencia situaciones de violencia hacia dentro de los hogares, y a la vista está al observar cada día que pasa, en los medios de comunicación, un femicidio tras otro, pero no sólo eso, sino el patrón de asesinatos en los cuales se repite el modus operandi del asesino, quien es un sujeto cercano a la víctima, quien asesina en territorio de la víctima, quien conoce y sabe de las denuncias hechas en su contra pero también conoce de la inacción o complicidad de las fuerzas policiales y del poder judicial.

Pero la violencia tiene muchos matices, porque cuando hablamos de cuidados hacia otres, no puede ser que siempre recaiga fuertemente sobre los cuerpos de mujeres, lesbianas, travestis y trans, todo el peso de la tarea, esas tareas implican un trabajo invisibilizado, una inequidad manifiesta, un sobrepeso de responsabilidades, un agotamiento físico y psicológico, un debilitamiento y propensión a las enfermedades.

Los reclamos de este NiUnaMenos siguen siendo los mismos que otros años, sin embargo recrudece en este escenario. Nos sostienen las redes feministas que siguen mostrando la falta de acción por parte del Estado, la falta de políticas preventivas, la falta de presupuestos y la declaración de una Ley de Emergencia contra la violencia de género, la falta de refugios, de sentencias disciplinadoras, de acciones urgentes en estos casos por parte del poder judicial, quien vergonzosamente hace abandono del trabajo en muchas de sus áreas de competencia, dejando sólo algunas guardias, a manera de bofetada contra la sociedad que exige Justicia! Un poder judicial cuyos  agentes cobran sueldos obscenos, y a la vez subejecutan presupuestos para habilitar las herramientas necesarias de prevención ya sean botones antipánico,  ya sean tobilleras para los violentos, ya sea el control de las restricciones de acercamiento al hogar de la víctima, ya sean sentencias firmes y ejemplificadoras, para así  evitar que las mujeres sigan siendo asesinadas. Ni hablar de las fuerzas de seguridad que, en muchísimas ocasiones, siguen quitando importancia a las denuncias realizadas por las víctimas, quienes salen a buscar las desapariciones bajo la presión de los medios de comunicación, de organizaciones feministas y de familiares. No se puede continuar con esta indiferencia, no se soporta más tanta tristeza, y por eso la cita no se va a pasar por alto, estaremos presentes. Al decir de Marta Dillon, en Página/12:

‘Porque las redes feministas que se hicieron poderosas en estos años desbordan también el aislamiento. Mientras los contagios por covid-19 crecen en las villas, se tienden las manos entre las asambleas feministas que se formaron en esos territorios (…) Son compañeras feministas dentro de las organizaciones sociales las que acompañan a otras para salir de la violencia. Son las trabajadoras sexuales organizadas las que asisten a trans y travestis, la población más vulnerada, para que tengan alimentos, para que no las desalojen de los hoteles precarios donde la mayoría vive. Son trans y travestis quienes organizan donaciones para internades en hospitales todavía sin saber si tienen o no Covid-19 y sus hijos e hijas.  Son feministas las que dentro de los hospitales y centros de salud se cuidan y organizan cuidados para quienes cuidan, las que atienden los abortos legales que no pueden esperar, las que entienden que hay emergencias que atender aun dentro de esta emergencia. El tiempo, para quienes se sostienen de estas redes, no está detenido…’

No estaremos en la calle, pero estamos para nosotras, para nosotres. ¡NI UNA MENOS!”

El escrito fue acompañado con el siguiente video: