La defensa de la monja Kosaka Kumico -quien lleva cuatro años detenida- pidió que la nulidad del proceso.
En el inicio del segundo juicio por los abusos sexuales contra niños hipoacúsicos cometidos en el Instituto Antonio Provolo, de Mendoza, la defensa de la monja Kosaka Kumico -quien lleva cuatro años detenida- pidió que la nulidad del proceso, en el que también están imputadas otras ocho mujeres, entre ellas una monja, ex directivas y ex empleadas. Este nuevo juicio unifica tres causas, e investiga delitos que van de la calificación de abuso sexual agravado y corrupción de menores a la participación por omisión.
Durante el inicio del debate, desarrollado en forma virtual, el abogado de las monjas, Carlos Varela Álvarez, inició una presentación de nulidad absoluta del juicio sobre el derecho de defensa de Kosaka Kumiko cuando aún no estaba detenida y adelantó que el fuerte de la defensa “será el cuestionamiento a las interpretaciones del lenguaje de señas”.
Kosaka, de 46 años, acusada por los delitos de abuso sexual agravado, corrupción de menores y partícipe primaria por omisión, fue la única imputada que llegó al juicio con prisión preventiva domiciliaria. En tanto, llegaron a la audiencia gozando de libertad las demás: la monja Asunción Martínez de 53 años; la representante legal Graciela Pascual de 65; las exdirectoras Gladys Pinacca de 66; Valeska Quintana de 48; Cristina Leguiza de 50; y Laura Gaetán de 60; la psicóloga Cecilia Raffo de 43; y la cocinera Noemí Paz de 63, acusadas como partícipes necesarias y/o secundarias por omisión.
El juicio había sido postergado en abril por el aislamiento por Covid-19 de una de las imputadas. Se trata del segundo proceso tras las denuncias de abusos y violaciones cometidos contra niños de entre 4 y 17 años, entre 2004 y 2016, en el establecimiento; en 2019, por esos hechos fueron condenados dos curas, Horacio Hugo Corbacho Blanck de 59, a 45 años de prisión; y Nicola Corradi de 83, a 42 años. El veredicto también hizo recaer condenas sobre el ex jardinero Armando Gómez de 49, sentenciado a 18 años; y a 10 años el exmonaguillo Jorge Bordón, este último tras haberse declarado culpable en un juicio abreviado en 2018.
"Sin las monjas que estaban a cargo de los niños, la trabajadora social, las directivas, sin toda esa estructura nada hubiese sido posible. Corbacho, Corradi no estaban solos", dijo Érica Labeguerie, hermana de Claudia, una de las víctimas, hoy de 27 años y madre de un niño. Tanto su familia como el resto de los querellantes espera "que la justicia esté a la altura de las circunstancias, como lo estuvo en 2019, porque sin estas personas nada hubiera sido posible", remarcó y añadió que las familias están “expectantes”.