A través del Decreto 51/2021, publicado este lunes en el Boletín Oficial, el Gobierno confirmó el Gobierno confirmó la designación de Eduardo Antonio Zuain, alias “El Chango”, como embajador argentino ante la Federación Rusa.
La decisión, anticipada días atrás por Infobae, fue firmada por el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá.
Se trata de un ex funcionario kirchnerista: fue vicecanciller de Cristina Fernández y tuvo un papel clave en la redacción del Memorándum con Irán, razón por la cual está procesado en el marco de la causa judicial que investiga ese hecho.
Con el cambio de gestión, Zuain convenció a Mauricio Macri para continuar su carrera diplomática en Paraguay y generó polémica al asegurar que el dictador venezolano Nicolás Maduro es un líder democrático que enfrenta al poder global de la Casa Blanca.
En los considerandos del Decreto, el gobierno señaló que “la Federación de Rusia concedió el plácet de estilo al señor Embajador Extraordinario y Plenipotenciario Eduardo Antonio Zuain para su designación” como representante de la Argentina ante dicho Estado.
El hombre es alguien cercano a Cristina Kirchner. Compartió su estrategia geopolítica al momento de negociar el Memorándum con Irán y considera que Maduro es un blanco móvil de la Casa Blanca por su perspectiva ideológica del sistema internacional.
El flamante embajador en Rusia piensa igual que Alicia Castro y Carlos Raimundi respecto a la situación en Venezuela. Y como Castro y Raimundi, Zuain cree que es una calamidad la estrategia de Alberto Fernández planteada para lograr una transición acordada desde el régimen populista de Maduro a la democracia liberal que se aplica en la mayoría de los países de América Latina.
La postura del diplomático va en línea con la del presidente ruso, Vladimir Putin, quien junto a los regímenes de China, Irán y Cuba, sostienen a Maduro por los millones de barriles de petróleo que tiene Venezuela, sus reservas infinitas de minerales raros para el uso secreto en defensa militar, y la posición geopolítica que ocupa en el área de influencia de los Estados Unidos.
Alberto Fernández apoya una transición ordenada en el país caribeño con participación de todos los protagonistas en conflicto, incluido Maduro. Por su parte, Joe Biden, sucesor de Donald Trump en el Salón Oval, considera que es un dictador y que se debe mantener el bloqueo y las sanciones económicas sobre Venezuela. Putin, Xi Jinping, la nomenclatura cubana y los ayatollahs iraníes tomaron a Maduro como su aliado regional.
La posición diplomática del Presidente está alineada con la estrategia diseñada por el Grupo de Contacto –sostenido por la Unión Europea- y apunta además a aplacar las posiciones explícitas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Lima, que consideran al régimen populista de Venezuela una dictadura cívico-militar.
Alberto Fernández también afirma en Olivos que puede liderar una agenda regional que apacigüe a los halcones de Washington y encuentre una posible equidistancia con los intereses de Moscú, Beijing, Teherán y la Habana. Esta construcción diplomática del jefe de Estado es una tarea solitaria que recibe aportes políticos de un número limitadísimo de ministros y secretarios del Poder Ejecutivo. Zuain jura que ya está alineado con Felipe Solá y que cumplirá las instrucciones del Presidente. En Gobierno pocos le creen y aseguran que hará un doble juego con la Casa Rosada y la Cámara de Senadores.