El viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky, se refirió a las implicancias de la Cumbre de Líderes de la 26ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se desarrolla hasta mañana en la ciudad escocesa de Glasgow.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Federovisky aclaró que “la Convención de Cambio Climático que se firmó en 1992 exige, como todas las Convenciones de Naciones Unidad, una reunión anual que se llama ‘Convención de las partes’ y que apunta a que anualmente los países integrantes revisen los objetivos y vean la marcha del tema. En el caso particular de la Convención de Cambio Climático, esto adoptó un cariz particular porque años tras año se espera que pase algo que nunca termina de pasar: que haya algún acuerdo vinculante que exija a los países a cumplir ciertos compromisos y avanzar en función de una solución sobre el calentamiento global y esto no ocurre”.

Explicó ante ello que “hay que sacarle la presión que existe ante este tipo de reuniones donde se piensa que vamos a encontrar la solución a todos nuestros dramas, cuando en general no es así”.

Asimismo, resaltó que “esta es la 26° COP y no tiene por qué ser la exitosa, sino todo lo contrario: la tendencia, la inercia que tiene este mecanismo de Naciones Unidas indica que la solución al problema está bastante lejos de ser encontrada” y como ejemplo mencionó que “a lo largo de los últimos casi 30 años –que es cuando los Estados se empezaron a ocupar de las cuestiones relacionadas con el calentamiento global- es cuando más crecieron las emisiones de gases de efecto invernadero por lo tanto el resultado no ha sido ni siquiera lejanamente satisfactorio”.

En este marco, el funcionario planteó que “las organizaciones en general son las que desnudan que los avances en materia de la negociación sobre cambio climático son lentos, por no decir nulos pero lo cierto es que al final del día los que tienen que resolver las cosas son los Estados. No hay otro actor que pueda generar las condiciones en cuanto a la migración de energías basadas en combustibles fósiles a energías alternativas. El problema es que por razones que si valen discutir, los Estados no son capaces o no quieren o alguno no tiene ninguna intención de alcanzar acuerdos y hacer que sean vinculantes”.

En tal sentido, recordó que “en 1997 se firmó el protocolo de Kyoto, que es el fracaso más exitoso de la historia de las negociaciones climáticas, porque nunca entró en vigencia. El protocolo de Kyoto establecía compromisos vinculantes para los países, mientras que el acuerdo de París es de 2015 y lo único que tiene son compromisos voluntarios”.

Planteó además que “se supone que si estamos en una situación tan compleja, y delicada, donde se juega el futuro de la humanidad, tendría que haber seriamente mecanismos de vigilancia, de control, de obligaciones, sanciones para quienes no cumplen los compromisos, y sin embargo eso no ocurre”.

Consultado por la migración de energías basadas en combustibles fósiles a energías alternativas, explicitó que “el economista del Banco Mundial y asesor del gobierno inglés, Nicolás Stern, hizo un estudio técnico para analizar cuál era el costo de esa transición y calculó que se necesitaba a escala mundial al menos una inversión del 2% del PBI mundial, lo cual es un montón de plata. Y que si no se toma esa decisión, en algún momento producto de los desastres naturales asociados al cambio climático, el costo para el planeta iba a ser de cerca del 20% del PBI mundial y no habría manera de afrontarlo sin un colapso económico”.

“Esto quiere decir que es factible y necesario hacerlo. Pero hoy todo lo que se está haciendo en materia de migración energética es testimonial, son planes piloto; nada revierte la tendencia y ese es el gran problema. La tendencia del planeta en materia de generación de energías está muy lejos de favorecer las energías renovables. Particularmente, Argentina tiene una muy buena dotación de recursos naturales favorables a las energías renovables –viento y sol- pero tiene una historia asociada al petróleo, cultualmente hablando, muy fuerte y muy difícil de modificar. Y allí es donde hay que trabajar”, reflexionó.

Por eso, Federovisky resaltó que “Argentina necesita –y esto es uno de los planteos que está haciendo el gobierno y que llevó el ministro (Juan) Cabandié- tener fondos para poder invertir en esa transición energética y la propuesta es que salgan del canje de deuda por acción climática: se plantea que nos endeudamos con finalidad estrictamente especulativa y financiera, entonces el pedido es que nos suelten un poco la soga y ese dinero que no vamos a usar para pagar deuda financiera y especulativa, la vamos a utilizar para una acción climática que será un aporte al clima mundial”.

Sobre esto, puntualizó que los cinco países que más atentan contra el medio ambiente “son los que están al tope de las emisiones de gases de efecto invernadero que son China, Estados Unidos, Rusia, India y la Unión Europea” y de América Latina puede ser Brasil por la cantidad e población y México”.  Para graficar, explicitó que “cerca del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mudo se explican por la acción de cuatro países y la Unión Europea, y otro dato estremecedor es que el 71% de las emisiones provienen de 100 empresas”.

“Esto datos son los que explican por qué no se obtienen resultados, porque obtener resultados implica ir contra ese poder económico”, resumió.