Luis María Serroels
(Especial para ANALISIS DIGITAL)

Valen unos pocos ejemplos para demostrar que en nuestra política vernácula proliferan actitudes cargadas de cinismo y a veces aliadas con su prima hermana, la hipocresía (“La hipocresía es la parte externa del cinismo”, dijo Mason Cooley). El diccionario presenta entre los sinónimos de cinismo, los términos falsedad, desfachatez y desvergüenza. Los casos son muchos pero nuestro espacio limitado. De allí que escogimos algunos cuestionables paradigmas que surgen como una especie de avanzada destinada a socavar las bases de una administración que apenas ha cumplido un par de semanas gobernando.

Debe aclararse que no buscamos acallar voces críticas bien intencionadas con propósitos constructivos y enriquecedores, esa actitud que sólo los grandes aceptan porque lo necesitan. Pero cuando salen de boca de quienes hicieron peores cosas en la línea de lo que hoy salen a anatematizar, la pregunta es cómo tienen cara, en especial aquellos que no resisten archivo alguno a la hora de enfrentar sus pequeñas o grandes desviaciones.

He aquí algunas personas nominadas para la Palma de Oro 2015 al cinismo:

Días pasados el ex ministro de Economía kichnerista Axel Kicillof, comenzó a dar consejos y condenar medidas de nuevo gobierno (“los hombres empiezan a dar buenos consejos cuando ya no pueden dar malos ejemplos”, se ha dicho). El joven que pontificaba sobre sus decisiones con barníz de pura sabiduría para cada problema y le señaló a los argentinos “que se queden tranquilos porque todas las medidas han sido perfectamente estudiadas”, ahora salió a criticar la devaluación del macrismo como parte del ajuste. Su frase “no hemos visto una sola medida a favor de los trabajadores”, es digna de instalarse en la galería del cinismo.

Esto merece una consideración especial: a)- Este funcionario fue parte central de un
proceso de devaluación salvaje que superó el 250% en la década ganada. (“hay que remontarse bastante en la historia para encontrar una devaluación de esta magnitud”, dijo un economista. b)- Si hay un gobierno que se olvidó de los trabajadores fue el suyo: le puso techo a las paritarias, achicó los salarios con un inícuo impuesto a las ganancias y además –porque a veces se pierde vista- les hipotecó su futuro como pasivos. De ello da cuenta la humillante y aviesa política previsional con sistemáticas apelaciones a fallos de la Suprema Corte que se terminaban acatando cuando el beneficiario ya había fallecido (execrable manera de ahorrar recursos). c)- Debe recordar Kicillof que gracias a las políticas de su gobierno debieron cerrar establecimientos lácteos y plantas frigoríficas que dejaron miles de trabajadores en la calle. Esto es cinismo puro.

Por su lado el frustrado candidato a presidente por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, habló de “un ajuste brutal” del actual gobierno, mencionando una “transferencia de recursos de los sectores populares a los sectores concentrados de la economía sin precedentes”. Mauricio Macri, quien dejando de lado los ataques recibidos en campaña del ex gobernador bonaerense lo convocó a dialogar en un gesto poco común, es ahora blanco de declaraciones incomprensibles. “¿Vieron que no se trataba de una campaña del miedo?”, dijo Scioli, en esta etapa en la que busca atraer al peronismo histórico en su dificultoso plan para obtener una posición de liderazgo.

Resultan insólitas estas afirmaciones, porque quien las pronuncia suscribió a libro cerrado un modelo que terminó su ciclo dejando una deuda pública de 300 mil millones de pesos; un déficit fiscal equivalente al 7 % del PBI; irresponsable resignación de mercados mundiales; economías regionales en riesgo de quiebra; sectores campesinos desalentados; reservas secadas y una brutal corrupción. (sin contar la paupérrima situación en que dejó su provincia). ¿Tenía acaso Scioli alguna fórmula mágica para superar todo esto sin ajuste ni devaluación? Esto es cinismo puro.

Le toca ahora el turno al ex canciller Héctor Timerman, quién muy suelto de cuerpo acaba de reconocer que “Irán puso la bomba (en la AMIA); la pusieron ellos (…) si fuera otro no hubiera puesto la bomba”. Al admitir saberlo desde hace años, sus dichos adquieren mayor gravedad porque queda evidenciado que no fue impedimento para que participara en el diseño del humillante Memorando de Entendimiento, donde se dejaba en manos de los autores intelectuales el juzgamiento de los ejecutores de este acto criminal sin precedentes en nuestro país. Bastó que el actual gobierno retirara la apelación, para que comiencen a admitirse conductas claudicantes. Contribuye a agudizar este cuadro el hecho de que el fiscal que investigó semejante sometimiento a presiones externas con el ingrediente de intercambios secretos vergonzantes, terminara asesinado. Esto es cinismo puro.

No podemos cerrar este comentario sin proponer para la Palma de Plata 2015 al Programa 678 de la televisión pública, que parece un remedo de las teorías más nefastas y refinadas del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels.

Pergeñado como herramienta al servicio de los intereses políticos K, transcurrió su derrotero haciendo denuncias falaces a diestra y siniestra, enlodando honras ajenas, incursionando en la vida privada de dignas personas de todo estrato social, profesional, político, económico, productivo y cultural, atacando opositores por el mero hecho de disentir. Y todo esto valiéndose de datos aportados en tiempo récord por organismos de inteligencia que, no obstante resultar falaces, nunca tuvieron una reparación pública.

Una de sus máximas atrocidades fue cuando sus “mercedistas” (nombre con el que se conoce a los periodistas mercenarios), justificaron que en una plaza y alentados por personajes siniestros del kirchnerismo, se utilizaran niños para que escupan sobre sendos retratos de periodistas “enemigos”.

Hoy sus integrantes se dedican a denostar al nuevo gobierno, como lo hacían antes del 25 de octubre contra Cambiemos en campaña. Ahora en que el ciclo está agotado, reclaman libertad de expresión (que ellos negaron), mientras arremeten contra el gobierno sin que nadie los moleste un ápice.

Desde este programa en retirada, se criticó a Macri por su discurso en la Cumbre del Mercosur, afirmando que el presidente carece de estatura internacional y reafirmando la gran estatura de Cristina (les molestó el reclamo contra Venezuela, cuya médula fue incorporada en la declaración final).

Luego señalaron –a propósito de los episodios de la Autopista Riccheri tras una orden judicial basada en que los cortes totales son inaceptables- que “este modelo no cierra sin represión”, soslayarndo que los propios piqueteros reconocieron que hubo infiltrados para generar violencia (las imágenes son muy claras). Descaradamente, ahora que se termina su larga serie de atropellos televisivos, denuncian que se quiere destruír a las voces opositoras.

Recurriendo a archivos, hallamos que desde 2003 y con motivo de la demanda social en defensa de los derechos humanos o en el avasallamiento de poblaciones originarias, murieron decenas de personas. Asimismo se naturalizó la judicialización de la protesta social y se procesó ciudadanos con motivo de cortes de rutas (los valientes asambleístas de Gualeguaychú son ejemplo vivo de esta política represiva). Recordando el silencio cómplice de 678 por esa época, esto que vociferan hoy es cinismo puro y por lo tanto justifica su nominación.

Quedan así expuestos varios candidatos bajo un común rótulo que alguien definió contundentemente con esta frase: “El único pecado mortal que conozco es el cinismo” (Henry L. Stimson). Si alguien lo desea, en todas las líneas en que se exprese la palabra cinismo, se puede interpretar también caradurismo. Y estará bien.