Pablo Rochi
El paranaense Matías Russo acaba de alcanzar un resultado histórico. El domingo pasado, en la carrera del Top Race en Paraná, terminó en el tercer puesto luego de largar en la última grilla de partida. Con frescos 20 años, este piloto es una de las grandes promesas del automovilismo argentino. Sin embargo, la falta de apoyo y compromisos económicos difíciles de cancelar le juegan en contra. De hecho, la semana pasada, antes de competir, estuvo a punto de abandonar la actividad, cansado de recibir respuestas negativas. Grandes marcas del Turismo Carretera y del TC 2000 ya lo tienen en la mira. Igualmente, su competencia más exigente es conseguir apoyo para la próxima carrera. “Mientras cualquier piloto se concentra para competir el fin de semana, yo estoy en la calle buscando sponsors para poder correr. Quiero saber que puedo dar de mí un domingo que sólo me tenga que dedicar a correr y no pensar de dónde carajo consigo un cheque para pagarle al equipo”, dijo.
-¿Qué sensaciones nuevas experimentás tras este fantástico tercer puesto en el Top Race?
-No hay muchas cosas distintas a las que ya estaba viviendo anteriormente a este resultado. En realidad me saqué un peso de encima con esta carrera, porque antes todos me deseaban suerte y últimamente me pedían que llegara, que terminara la carrera como fuera. Últimamente venía de cuatro abandonos porque algo se rompía en el auto. Entonces había una exigencia que se estaba transformando en una presión. Por eso este tercer puesto significó mucho para mí. Pasé un fin de semana increíble y sin dudas el mejor domingo de mi vida.
-¿Era mucha la presión que tenías por sacar un buen resultado? Vos sos un piloto muy joven…
-¿Sabés lo que pasa? En auto con techo sólo había corrido en TC 850 cuando me inicié en el automovilismo. Después di los pasos que debés dar en Fórmula y posteriormente me fui a correr a Europa, estando a un paso de la Fórmula 1. Entonces, cuando vine a Argentina y tras no haber logrado nada, era como que había dudas sobre mí. Tenía que pasar algo como este fin de semana como para decir “acá estoy”. Por eso me saqué un peso de encima.
-Y lo que te pasó es un momento grandioso.
-¡Qué te parece! Ni hablar. Pero también pasé de los otros momentos, el de los malos. Hasta el martes de la semana pasada pensaba dejar de correr. No podía ser que esté renegando tanto con el tema de la plata y el apoyo, dedicándole tiempo a cosas que no me competen. El sábado a la noche, antes de la carrera, estaba tratando de conseguir unos cheques que me faltaban para poder pagar las gomas del auto, siendo que tenía que estar en mi casa durmiendo y descansando para competir al otro día. Eran las 12 de la noche y estaba dando vueltas. Y no puede ser. Por eso para mí este tercer puesto fue como ganar la carrera.
-Y ahora que saliste tercero, que subiste al podio y que los medios no dejan de hablar de tu gran resultado, ¿creés que va ser más fácil conseguir sponsors?
-Ojalá. Noté que las puertas están un poquito más abiertas. A lugares que llamé 10 veces y no me atendieron, hoy por ejemplo me recibieron. Igualmente no sólo necesito que me atiendan, sino además que me apoyen y que inviertan en el Top Race. Acá en Paraná y alrededores se me han terminado los recursos. Para mí sería un milagro que alguien venga a decirme que me quiere dar una mano. Sucede que en realidad esto no es un gasto, es una inversión. Lo tienen que entender. Es una pena no saber si todavía voy a poder ir a la próxima carrera.
-¿Jode mucho, no?
-Jode porque la gente no entiende o no cree que yo esté renegando con el tema económico. Por carrera me cuesta 30.000 pesos. Yo compito con uno de los autos más baratos de la categoría. Hay equipos que cobran entre 45.000 y 50.000 pesos. El equipo que estoy es muy bueno, pero todavía no tenemos el apoyo económico de la fábrica, sólo el logístico. Por eso tengo que poner los 30.000 pesos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
