La instalación de un parador con una playa gay friendly en las islas de Victoria no generó el desacuerdo de los victorienses, quienes en su mayoría se declararon indiferentes al respecto. "No me va ni me viene", dijo Héctor, de 50 años, y no pudo reflejar mejor la opinión popular, que en general manifestó su voluntad de no discriminar. No obstante, las autoridades de esa ciudad siguen adelante con las acciones administrativas que podrían terminar con la clausurara del parador, aunque aclaran una y otra vez que no es por discriminación.

"Los gays son gente como cualquiera y si quieren tener su propia playa, que le peguen para adelante", opinó Miguel, de 29, desde la ciudad de las siete colinas. "A mí me parece que no tiene importancia el tipo de emprendimiento y que no tendría que importarle a nadie. ¿O no hay gays en todas partes?", abundó Adhelma, de 77. "Para mí está bien porque los dueños aclararon que la playa es «amistosa con los gays», por lo tanto quedará a criterio de cada uno ir o no al lugar", consideró Marcelo (22).

Con su hijo en brazos, Cecilia (27) no escondió su entusiasmo con la propuesta: "Me parece bárbaro, la playa va a estar rebuena y nosotros vamos a ir", dijo, incluyendo en la incursión a su esposo y al resto de su familia. Sin embargo, Mauricio, un comerciante de 28 años, no acordó con la opinión de Cecilia y le retrucó: "Como padre no me gustaría que mi hijo vea a dos tipos besándose en la boca". Pero su esposa Ana (26) le salió al cruce: "Entonces, no vayas, porque cada uno elige dónde ir y si sabés que en esos lugares vas a ver esas cosas, más vale andá a cualquier otra playa".

Así cosas, los victorienses se anteponen a los prejuicios, aunque algunos hacen sus salvedades. "No me parece normal pero hay que aceptarlo. Mientras no molesten a nadie con espectáculos de exhibicionismo...", remató Maximiliano de 24 años.

Los más informados sobre los problemas administrativos que los propietarios de la playa tienen con la Intendencia de Victoria opinaron que el emprendimiento tiene que estar administrativamente al día. "Antes de promocionarlo tendrían que haber puesto las cosas en regla", expresó Ernesto (45).

Pero también separan la paja del trigo. "En Victoria hay muchas cosas por solucionar antes que habilitar o clausurar una playa gay. El intendente no debería gastar energías ni perder el tiempo en esto. También me parece una lástima que lo ensucien por este tema, porque está haciendo una buena gestión", afirmó Beatriz, un ama de casa de 46 años.

El encargado de relaciones públicas del parador, Claudio Mariani, manifestó su preocupación por el perjuicio que le causa el escándalo. Sin embargo, Roberto (23) no cree que sea así. "Todo este escándalo mediático no sirve más que para la conveniencia de los dueños de la playa, quienes aprovechan la situación para hacer una promoción a nivel nacional", analizó.

Pese a que el parador inauguró el fin de semana, el intendente de Victoria, César Garcilazo, reiteró que "no tiene habilitación y es factible de clausura". El sábado pasado personal de la Delegación de Islas realizó una inspección en el lugar y labró una acta que hasta ayer al mediodía se encontraba en mesa de entradas del Juzgado de Faltas a cargo de Roque Ferrari, quien deberá constatar la supuesta infracción y determinar si cabe o no alguna sanción al respecto.

En esa acta figura el incumplimiento del artículo 23 del Código Tributario Fiscal, es decir, falta de habilitación comercial a la actividad que se desarrolla en el momento de la inspección, y la infracción al artículo 64 de la ordenanza impositiva 1.773/00 (incumplimiento de las obligaciones fiscales).

"Los propietarios son unos irresponsables porque salieron a promocionar un producto que ni siquiera tienen en regla con la Municipalidad de Victoria. Además, no se sabe quiénes son, no están constituidos formalmente como persona jurídica, no son tenedores de las tierras ni tienen contrato firmado con la locataria de las mismas", acusó Garcilazo.