La subsecretaria de Integración Socio-Urbana de la Municipalidad de Paraná y presidenta de la ONG “Suma de Voluntades”, Anabella Albornoz, describió la situación de vulnerabilidad que atraviesan las personas en situación de calle y también en muchos barrios de la capital provincial.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Albornoz afirmó que “cuando llega el invierno la situación siempre se complica y duele más; la problemática de la situación de calle es una de las más complejas porque no solamente se resuelve con un techo sino que está atravesada por muchos problemas y se necesita de todas las partes para lograr revincular los lazos de las personas que están en esta situación”. "En pos de eso trabajamos todos los días poniendo el cuerpo y el corazón para acompañar a la población en situación de calle”, resumió.

Detalló que “la asistencia es todos los días, los 365 días del año hay un acompañamiento, está el Centro de Integración para personas en situación de calle y además hay un acompañamiento a través de operadores sociales que acompañan a las organizaciones que trabajan esta problemática, se coordinó junto a las organizaciones en grupos para poder acompañar en las noches a la gente”. “A la Municipalidad le toca salir sábado y domingo y el resto de los días salen las demás organizaciones, que son varias, y aquellas personas que no acceden a ir al Centro de Integración se las acompaña llevándoles comida caliente y abrigo durante las noches”, puntualizó.

En cuanto a las personas que se niegan a pernoctar en el CIC, analizó: “La problemática de calle es muchas veces la consecuencia de un problema de base que puede ser una patología psiquiátrica, problemas de adicciones o vínculos rotos por algún problema familiar y a esas personas se las acompaña y constantemente se las está invitando a que puedan ir al Centro de Integración, y por eso las personas que salen a la noche fueron previamente capacitadas porque es necesario generar un vínculo; porque sucede que por las adicciones no pueden sostener la habitabilidad de un espacio”.  

Planteó que “hay un 70% de personas que aceptan ir al Centro pero luego sucede en algunos casos que no pueden sostener la habitabilidad y a los pocos días están en la calle nuevamente y por eso muchas veces uno siente que fracasa en el intento pero es estar y confiar en ellos, y respetar los tiempos de dolor de la otra persona; no todo el mundo puede salir adelante, especialmente de los problemas de las adicciones”.

En cuanto a la situación de las familias, dijo que “aquellas que van a comer a la ONG no están en situación de calle sino que no tienen un plato de comida en su casa, hubo casos específicos que sí estuvieron transitoriamente en la calle e inmediatamente intervinieron el Copnaf y la Subsecretaría de Género para acompañarlos, pero en estos casos se necesita una fuerte política de articulación”.

Sobre los objetivos más urgentes de la Subsecretaría a su cargo, comentó que “el más urgente y más anhelado por las organizaciones es la urbanización de los barrios populares”. “A partir de la ley nacional de barrios populares hay otra forma de trabajar con los barrios y para nosotros es re importante estar en este lugar, trabajar en consonancia con Nación donde hay una Secretaría y anhelamos integrar los barrios con servicios y en pos de eso estamos trabajando. Sé que nos falta muchísimo pero los paso que damos son concretos y los cambios son con la gente adentro del barrio, para que ellos sean transformadores de su realidad, nosotros acá somos la anécdota y sólo ponemos las herramientas del Estado al servicio de la comunidad”, refirió.

En este contexto, sostuvo que “en este contexto de pandemia se triplicaron los comedores barriales, y hay que resaltar la solidaridad en los barrios populares porque fueron los primeros que sacaron las ollas y darle de comer al barrio. Es admirable el trabajo de comedores y merenderos de los barrios populares”.

Por último, explicó su situación en la ONG a partir de ser funcionaria municipal y comentó: “Soy igual y mi convicción está intacta; sigo siendo voluntaria porque no puedo ni quiero salir de ese rol de acompañar a la gente, sigo yendo al barrio aunque obviamente hay decisiones de la ONG que no tomo, pero los acompaño en todo”.

“En eso somos muy cautelosos y la transparencia es clave para nosotros, pero sigo yendo al barrio, la gente me sigue viendo y por eso creo que la gente también valora mi lugar. El resto de mis compañeros no quisieron que deje el cargo de presidenta de Suma de Voluntades pero todas las decisiones y los papeles no los firmo yo, me corrí un poco de eso, y obviamente mi rol en el municipio me impide en lo formal acompañar algunas cosas”, concluyó.