Hernán Rausch.
De ANÁLISIS
Hernán Rausch fue el primer sobreviviente de abuso sexual en la infancia, víctima del cura Justo José Ilarraz en el Seminario Menor de Paraná, que tuvo la valentía de contar lo que había sufrido. Lo hizo por primera vez en la década del ‘90, cuando él y otros sobrevivientes declararon en detalle los abusos, en una investigación eclesiástica interna impulsada por el entonces obispo de Paraná, Estanislao Esteban Karlic.
Rausch ganó varias batallas desde entonces: rompió con el cerco del silencio y se mantuvo firme y consciente en su posición; estuvo a la par de sus compañeros del Seminario que también habían sido abusados; nunca dejó que las denuncias en contra del cura y la protección eclesiástica quedaran en el olvido y terminaran por apagarse. Siempre se sobrepuso y siguió adelante. No le perdió pisada al proceso judicial iniciado y concluido en la provincia, ni aun cuando continuó ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), tampoco dejó de seguir (hasta donde puso) el proceso eclesiástico que tramitó bajo absoluto hermetismo.
El 11 de diciembre último, Hernán Rausch ganó una de las últimas batallas. El obispado de Concepción, en Tucumán (el último lugar donde Ilarraz vivió y ejerció como cura), comunicó que tras un largo proceso administrativo interno el “Santo Padre ha dispuesto la expulsión del estado clerical” de Ilarraz.
En comunicación con ANÁLISIS, Hernán Rausch recordó la carta que envió al Vaticano el 23 de diciembre de 2022. El texto original se reproduce a continuación:
“Me dirijo a usted/es con el fin de solicitar pronta definición sobre la sentencia emitida por el cardenal Mario Poli, apelada por el imputado, con lo cual intuyo que fue condenado acerca de un juicio administrativo, en el marco de la nueva investigación y juicio llevado adelante, ya que hubo una primera indagación, comprobación de los abusos y sentencia local en la década del 90, siendo Arzobispo Menor Estanislao Esteban Karlic, hoy cardenal, hechos ocurridos en el Seminario Nuestra Señora del Cenáculo de Paraná.
Cabe recordar y mencionar que, a partir de las denuncias en la justicia civil penal en contra de este ministro, se realiz6 un arduo estudio, un juicio y una colosal condena, llevado a cabo a partir del año 2012 y finalizada en el año 2018, otorgándole 25 anos de prisi6n efectiva.
Ya no quiero hablar de los hechos, sino de las malas gestiones y compromisos en las causas eclesiales. Se entiende de los tiempos que llevan, pero no se explica la dilatación de los fallos. Esta última intervención eclesial, deja al desnudo la desprolijidad llevada a cabo en aquella época, desembocando en una injusta, leve, mediocre y cómplice condena.
Esta última intervención eclesial deja al desnudo la desprolijidad llevada a cabo en aquella época, desembocando en una injusta, leve, mediocre y cómplice condena.
Mucho tiempo ha transcurrido de los hechos desde mi primera denuncia junto a otros compañeros víctimas, nos atendieron, escucharon y creyeron, pero hasta aquí nos están dando certezas que manipularon y usaron informaci6n para beneficios propios. No estoy dando sentencia, se está demostrando evidencia.
Existe al parecer una mala intención para la decisión sobre las causas, y lograr así la desaparición de los implicados. Sabemos que son de avanzada edad, pasa el tiempo y al parecer especulan, alguien tiene que decir lo que la mayoría piensa, examinan para que actores dejen este mundo y así dar resolución.
Quiero recordar que la justicia sin sus actores infractores vivos no es justicia. Se continúa con esa perversa costumbre de dejar pasar el tiempo. No obstaculicen la voluntad de Dios, no interfieran en su camino, ya que ÉI es Camino, Verdad y Vida.
Por esa actitud, retrasar definiciones, queda expuesta su complicidad y encubrimiento. Se trata de dar a cada uno lo que le corresponde. Señalarlos y responsabilizarlos no modificara la Doctrina, al contrario, se fortalecerá resurgiendo por la trasparencia y verdad. Tienen en sus manos el poder de sanar y salvar, pero también de desilusionar y destruir vidas. Es tiempo que nazca una auténtica justicia en la Iglesia Católica Argentina. Pedimos que transcurra esta última instancia. ‘A veces la verdad no es suficiente, a veces la gente merece más. A veces la gente merece que recompensen su fe’.
Desde ya muchas gracias. A disposición.
Saludo a usted/es atentamente".



