Por Americo Schwartzman (*)
En este día se recuerda el inicio del Congreso de los Pueblos Libres, un importante encuentro convocado por Artigas. Que se realizó en Concepción del Uruguay, en 1815, en nuestra ciudad, que por entonces no llegaba a mil habitantes (no se sabe con exactitud: el primer censo se hizo un poco después, en 1820, y dio 1.224 habitantes).
Artigas era muy popular aquí por ese entonces. Tanto que el cura del pueblo, Solano García, fabricaba naipes “federales” con versos dedicados a él.
Artigas, líder federal, había convocado a esta ciudad a los “pueblos libres”, como se llamaban a sí mismas las provincias que ya se habían decidido a formar una nueva nación, que debía ser federal, autónoma, “libre”: Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Misiones y la Banda Oriental del río Uruguay.
Este Congreso se hizo un año antes que el de Tucumán. Y las provincias que mencioné (entre ellas la nuestra) no fueron a Tucumán. Es que había dos proyectos, dos formas distintas de pensar la organización del país: la que defendían Artigas y Ramirez era sobre la base de reconocer la autonomía y la igualdad de las provincias (y la protección de sus industrias, y las libertades civiles, y los derechos de los "naturales" es decir los indigenas, y el reparto de las tierras, y varias cosas más que vale la pena recuperar). Eso fue lo que se llamó “federalismo”.
Pero ¿por qué ocultar que hubo este Congreso? ¿Por qué durante generaciones no se nos enseñó nada de esto en la escuela, si ocurrió acá, si está en el origen de nuestra identidad? ¿Si incluso las banderas, los escudos de cada una de estas provincias aun exhiben los colores y los simbolos de aquella "Liga de los Pueblos Libres"?
Para responder esto hay que recordar que “la historia es la política del pasado”, una frase vieja y certera que se le atribuye a distintos autores. Insisto: la política del pasado, por eso no hay que idealizar ni demonizar a protagonistas de antes… como no habría que hacerlo tampoco con los de ahora.
El presente está moldeado por el pasado, y el pasado puede cambiar según lo que hagamos en el presente: por eso se pueden escribir historias distintas, y por eso tantas veces se revisa y se reescribe la historia. Lo que no se puede admitir es que en ese proceso de revisar la historia se inventen cosas que no ocurrieron, ya sea para idealizar a algun personaje o para demonizarlo.
Por eso, cada 29 de junio (y también cada 9 de Julio) es una buena oportunidad para contar por qué Entre Ríos (y las demás provincias) no estuvieron en el Congreso que declaró la independencia en Tucumán en 1816. Para hablar de que había proyectos distintos, uno organizado por el unitarismo porteño, (por eso sesionó en Tucumán un tiempito y después se mudó a Buenos Aires); y otro, el que organizó el Congreso de los Pueblos Libres aquí en esta ciudad, que tenía una idea distinta, federal e igualitarista.
¿Pero por qué hablar de ideas viejas y encima derrotadas? Quizás porque ahi hay algunas claves de los problemas que tenemos hasta el presente. No todas las tradiciones valen la pena, hay muchas que mejor dejarlas descansar en paz… pero hay otras que vale la pena revivirlas. La principal de todas las de nuestra región se llama "artiguismo". Y en eso estamos.
(*) Periodista de El Miércoles Digital