Por Rosario Romero (*)

Siempre pensé que uno de los derechos fundamentales es el de poseer una vivienda, un techo. Hace a la seguridad de una familia, significa cobijo, saber dónde despertaremos en los próximos años, cuál escuela del barrio o la zona contendrá a los chicos de la familia, qué plaza visitaremos para hacer actividades físicas o simplemente para ver a los niños jugar, o tomar mate.

El Banco de Tierras tiene esa significación: posibilitar que los nuestros se afinquen en la ciudad que los vio nacer. Que tengan una oportunidad de adquirir su predio a un precio accesible y edificar la vivienda, que se produzca un ordenamiento urbano en el cual el estado participe activamente, promoviendo acciones de afincamiento razonable, ordenado, significativamente más accesible para aquellos que – hasta hoy- solo tienen oportunidad de construirse algo si se van del casco urbano, mientras siguen teniendo el centro de vida en nuestra Paraná, situación que los obliga a trasladarse kilómetros en forma cotidiana.

Tengo la inmensa alegría de que hoy hemos dado un primer paso, al haberse aprobado por nuestro Concejo Deliberante, en forma unánime, el Programa del Banco de Tierras. Agradezco especialmente el trabajo hecho por los Concejales, que en forma participativa convocaron a instituciones y Colegios Profesionales a efectos de mejorar el proyecto enviado por el Ejecutivo municipal. Así, tendremos un eje de gestión que no es mío, sino de la ciudad, de todos los paranaenses, para continuar en el tiempo una política de estado, una decisión tomada a conciencia de lo que conviene a los ciudadanos y ciudadanas.

Soñar el futuro muchas veces –creo que siempre- es determinante en el curso de la vida. Vaya el Banco de Tierras de Paraná como una contribución organizada en la búsqueda de esos objetivos para lo mejor que tenemos, nuestra gente.

(*) Intendenta de Paraná.