Para entender el reclamo realizado contra la familia Rocca -propietaria de Techint- hay que remontarse al 5 de mayo de 1977, cuando fueron secuestrados Enrique Ingeniero e Irma María Pompa. En ese entonces la mujer estaba embarazada de tres meses y fue detenida ilegalmente en su casa. Ingeniero, que trabajaba para el holding empresario, fue secuestrado en oficinas de la compañía. Desde entonces el matrimonio está desaparecido y nunca se supo qué pasó con el bebé de ambos.
En 2008, María Gimena Ingeniero, hija de Enrique e Irma María, inició un recorrido judicial en el fuero laboral. La mujer, que en el momento de la desaparición de sus padres tenía un año, consiguió fallos favorables, pero Techint apeló hasta llegar a la Corte Suprema, que en la reunión de acuerdos de este martes terminó dándole la razón al grupo vinculado a la construcción y la ingeniería.
En su voto Lorenzetti se pronunció en el sentido de revocar la sentencia apelada y rechazar la demanda al considerar que era de "indiscutible aplicación la doctrina fijada en los referidos precedentes en los que el Tribunal afirmó que no era atendible el argumento en virtud del cual la acción para reclamar el resarcimiento patrimonial es imprescriptible porque nace de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles desde la óptica del reproche penal, porque la primera atañe a materia disponible y renunciable, mientras que la segunda, relativa a la persecución de los delitos de lesa humanidad, se funda en la necesidad de que los crímenes de esa naturaleza no queden impunes, es decir, en razones que exceden el interés patrimonial de los particulares afectados".
Por su parte, Rosenkrantz consideró que "en estas acciones indemnizatorias está en juego el interés patrimonial exclusivo de los reclamantes, mientras que en las acciones penales está comprometido el interés de la comunidad internacional, de la que Argentina es parte, en que tales delitos (NdeR: de lesa humanidad) no queden impunes, lo que impide cualquier asimilación de ambos tipos de casos".
A contramano de la mayoría formada por Rosenkrantz, Lorenzetti y Highton votaron Maqueda y Rosatti. En su decisión, los dos magistrados argumentaron que “el derecho de la hija de Ingenieros a reclamarle una indemnización a la empresa cuyos directivos fueron cómplices en la desaparición forzada de su padre no estaba sujeto a plazo alguno de prescripción. El deber de reparar los daños derivados de los delitos de lesa humanidad, que pesa tanto sobre el Estado que los cometió como sobre los particulares que actuaron como cómplices, no se extingue por el paso del tiempo”.
Fuente: Infobae