Atlético Rafaela llegaba a tierras jujeñas con una ilusión: ganar y quedarse con la punta en su poder. Pero Gimnasia no le haría las cosas fáciles a la visita, que desde el inicio buscó la ventaja que lo dejara en lo más alto de la tabla, a la espera de lo que pasara con Atlético Tucumán e Instituto. Pero el Lobo, en la primera (y única) jugada hilvanada de todo el primer tiempo, sacó diferencias. Carretero se escapó por la izquierda y tiró un centro que Guido Di Vanni aprovechó al máximo: anticipó a Zbrun y a cobrar.
Así, tras el sorpresivo gol, el trámite del partido cambió radicalmente: fue el equipo jujeño el que dominó las acciones, aunque sin profundidad. La visita, con mucha actitud y poco fútbol, abusó del pelotazo, circunstancia muy favorable a los centrales del duelo de casa, que se cansaron de despejar cada intento del rival. Quien aportó algo de vertiginosidad fue González, quien reventó el palo cuando se moría el primer tiempo.
En el arranque del segundo, en dos minutos la historia iba a cambiar rotundamente. A los 19’ empató Bovaglio, con un hermoso tiro libre que se clavó en el ángulo derecho de Bangardino. Y, 120 segundos después, fue Castro el que aprovechó un grueso error de Milán y puso arriba a Atlético Rafaela.
Pero ni tiempo de disfrutar de la punta tuvieron los rafaelinos, porque Pomba, a los 30’, puso el 2-2 con un gran cabezazo. El empate final dejó la sensación de que cualquiera lo pudo haber ganado. Y que, jugando así, sacarán más puntos de los que perderán. Aunque esta parda no le sirve a ninguno.