Sobre ambas márgenes del río, tanto del lado uruguayo como del lado argentino, se localizan importantes ciudades que descargan sus desechos cloacales en el agua. Y ninguna de ellas posee ningún sistema de tratamiento. De allí, que “la mayor contaminación se produzca por el volumen de afluentes cloacales y agroindustriales”, aseguró Oliver a Télam.

Los investigadores de la UTN trabajan en el análisis de distintos tipos de contaminantes a través de parámetros físico-químicos como Ph, cloruros y nitrógenos. “También utilizamos un indicador bacteriológico para el estudio de concentración y dispersión: las bacterias termotolerantes, comúnmente llamadas coliformes fecales”, explicó Oliver.

Así, los balnearios de Colón y San José son afectados en primera instancia por las descargas provenientes de Salto-Concordia y, en segundo lugar, por un frigorífico avícola que descarga sus efluentes tratados aguas arriba. Ambos tipos de contaminación, por volcarse cerca de la costa, afectan principalmente a las playas de la margen fluvial, superando -cuando el caudal está bajo- el estándar de balneario establecido.

Hay que tener en cuenta, además, la densidad de población. Sobre la costa argentina se ubican tres ciudades importantes: Chajarí, Federación y Concordia. Del lado uruguayo, por su parte, se encuentra la ciudad de Salto y algunas colonias a la vera de la represa). Por esa razón, la magnitud de la contaminación es muy superior en la margen local.

Según Oliver, se suma como agravante el hecho de que “los vientos dominantes en la región siempre son del Este-noreste y Sur-sudeste, con lo que todo lo que se evacua desde el lado argentino, queda depositado en estas márgenes”. Por otra parte, aclaró además que el nivel de contaminación aumenta hacia el verano, ya que las altas temperaturas “incrementan la velocidad de reproducción de las bacterias. Por eso, en los meses estivales existen mayores problemas en las aguas de recreación”.

El investigador también destacó que “una mayor evolución bacteriana y una mayor cantidad de nutrientes en el curso del río indican la existencia de una contaminación cada vez más profusa y profunda sobre la calidad del agua, especialmente en su cauce medio. Por eso, los problemas están focalizados principalmente en las zonas costeras”.

Con los indicadores estudiados, los investigadores de la UTN han realizado una modelación unidimensional de calidad del agua. Según reprodujo El Argentino, el objeto es predecir cómo pueden diseminarse los contaminantes de origen biológico en el futuro y cómo será la evolución espaciotemporal de los indicadores químicos de la calidad del agua, si se realizara -o no- algún tipo de intervención ambiental.

Los resultados constituyen una señal de alerta. En una proyección para los próximos 30 años, el grupo de estudio de la UTN determinó que si no se trataran los desagües cloacales de ambas ciudades, y se mantuviera el porcentaje de cobertura, la carga contaminante se incrementaría en un 80 por ciento para Concordia y en un 34 por ciento para Salto. Mientras que si se produjera únicamente el tratamiento de los líquidos de Concordia, la concentración de colifecales en la zona de Colón se incrementaría un 42 por ciento.

Respecto de la necesidad de realizar un tratamiento a los líquidos cloacales antes de que sean vertidos, Oliver aseguró que “en general, todas las actividades antrópicas deberían ser tratadas para lograr una minimización de sus efectos sobre los recursos, cualquiera sea el recurso que utilicemos”. El investigador agregó, además que “la cuestión más importantes es mantener la calidad del agua y detener la contaminación. La prevención tiene sus costos y en países como el nuestro muchas veces los recursos son escasos. Pero siempre es mejor prevenir que solucionar, remediar o subsanar los inconvenientes producidos por la mano del hombre”, reflexionó a modo de conclusión.

Actualmente, tanto Argentina como Uruguay están estudiando el problema de la contaminación y realizando proyecciones futuras para la construcción de plantas de tratamiento de líquidos cloacales a través de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).