(desde Gualeguaychú, para ANALISIS DIGITAL)
Algún pacto con el Dios Momo debe haber en Gualeguaychú. Cerca de las 20 parecía que el cielo tormentoso iba a caer sobre la ciudad, con agua, viento y piedras, tal como indicaban algunos pronósticos. No cayeron más de 200 gotas y enseguida comenzó a desplegarse el arco iris, en esa mezcla de sol y nubarrones. El cielo se abrió y todos suspiraron en la ciudad carnavalera del sur entrerriano, porque era el prólogo para comenzar a transitar la quinta jornada en el Corsódromo. A esa altura ya se sabía que la velada no iba a ser un éxito, porque muchas reservas cayeron por lo que sucedía en toda la zona, donde llovió copiosamente en lugares cercanos, pero se le había ganado una nueva batalla al mal tiempo.
No obstante, empezó demasiado tarde, en una suerte de desafío al firmamento y a todos los pronósticos. Marí Marí recién arrancó a las 23.36, cuando usualmente se estaba empezando, por lo menos, una hora antes. La comparsa de Central Entrerriano volvió a brillar, pero no tuvo ese contagio en la gente como quizás se esperaba, con el tema “Nun, Guardián de las Aguas”. No obstante, los rojinegros siguen sumando: en puesta en escena, en coordinación, en coreografía y en despliegue, lo que no es poco, además del trabajo musical que es de lo más logrado del carnaval, de la mano de Martín Irigoyen. No es la Marí Marí 2011 -porque el presupuesto fue menor y costó demasiado llegar con la inversión económica prevista-, pero sigue demostrando por qué es la más campeona.
Lo que muchas veces se preguntan los comparseros, organizadores y público en general que asiste regularmente a las ediciones del Carnaval del país es qué opciones pueden ser de la preferencia del jurado que -como se sabe- varía todos los sábados, son profesionales en lo suyo y no se sabe quiénes son hasta que llegan a la ciudad. Sucede que hay dos estilos marcados en esta edición: por un lado están los trabajos de Marí Marí y O’ Bahía –en cuanto a estilo, diseño y puesta en escena de la comparsa- y por el otro está Papelitos, que con su “Fogón de murga” nuevamente insistió con la temática social, casi totalmente alejado del brillo clásico que caracteriza a sus dos contrincantes, a través de sus plumas, trajes y tocados. Pero hay que recordar que con esa idea, Joaquín Arias logró el último campeonato de Papelitos en el 2009.
Fue precisamente Papelitos la que arrancó en segundo orden, poco después de la una de la madrugada. La comparsa de Juventud Unida buscó enamorar al público, pero tampoco lo logró. Fue una ausencia destacada la de su primer bailarín en la Comisión de frente –por lo cual hubo que cambiar el esquema, ya sin su pasista Pamela Martínez en el sector del primer jurado y con Germán Farabello en un rol más protagónico, aunque lejos del que brillara en los dos últimos años-, pero también padeció otras fallas, como la falta de coordinación entre sus escuadras. La totalidad del show se hizo en el segundo palco del jurado, donde estaban asignados los especialistas, en eso de la rotación que se hace noche a noche. Sin embargo, sería interesante que, más allá de las disposiciones organizativas, que las comparsas -y en este caso Papelitos-, hagan los shows o buena parte de ello, delante de los dos jurados, como sí lo hacen las otras representaciones de clubes. Más allá de eso, la gente de Juventud Unida tuvo baches notables –pese a la desesperación de Rubén Rodríguez, que tiene un intenso despliegue externo de ajuste escénico, tratando de suplir errores- y sorprendieron determinados errores sobre los que la gente de Juventud Unida fue siempre cuidadosa.
Cerca de las 2.20 salió O’ Bahía para el cierre de la primera noche de febrero. Fue en el momento que más se sintió la humedad y la baja presión atmosférica; de repente la temperatura hasta pareció subir. Y la gente del Club de Pescadores nuevamente volvió a concretar una buena actuación con el tema “Golpe de suerte”. Esta vez no hubo problemas de sonido como la noche anterior y los juegos de azar que proponen para este 2012 salieron a su favor.
Así como el año pasado el Fobo que Titi Risciutto proponía para Marí Marí en su rol protagónico lo transformó en la figura más destacada de la edición 2011 del Carnaval del país, en cinco noches ya queda claro que ese lugar, este año, es para la capitalina Fanny Bianco –con reconocidos trabajos actorales en Buenos Aires-, ubicándolo de partenaire a su compañero Walter Soares, porque se come la pasarela del Corsódromo con su despliegue de sensualidad. En la muy buena puesta en escena que hace O’ Bahía, encabezado por los movimientos de Bianco, quien atraviesa cada una de las escuadras y termina con un erótico traje de vedette, al mejor estilo de los teatros de calle Corrientes en Buenos Aires. Incluso, anoche, hasta tuvo el noble gesto de salir con el grupo Patitas de defensa de los animales, a la hora de las promociones que abrieron la noche carnavalera.
O’ Bahía pudo suplir sus individualidades (como la reiterada ausencia de Jésica Hereñú, la ex Gran Hermano 2011) con más brillo, más coreografía y más elementos que se van agregando. Anoche sumó a un joven mago, que no dejó de ser una atracción. Los pescadores tomaron al pié de la letra el tema del año y jugaron todas las fichas. Es una comparsa con una inversión millonaria en trajes y carrozas (como nunca se observó, por lo menos en los últimos 10 años) y con una puesta inteligente y creativa. Y lo van demostrando noche a noche.