“Este fue un delito no solamente grave, sino con características muy complejas. Esto estaba muy bien programado por Rivas, y la Justicia tuvo que desentrañar toda esta planificación, que en líneas generales y en principio, estaba excelente programado. Enzo recibió cuatro disparos y ella incluso se hace lastimar la cabeza y pone toda una puesta en escena, pero luego empezó a cometer errores en lo que le empezó a decir a terceros. Los días posteriores comienza a manifestar a otras personas cuestiones que son contradictorias y eso permitió acorralarla de alguna manera, de esta forma logramos hacer la tesis de la planificación del crimen”, explicó el abogado en declaraciones al programa A quien corresponda (Radio De la Plaza).
En ese sentido, añadió que “hay absoluta certeza de que el primer disparo fue dentro del habitáculo del auto, en el que iba Flores también. Además, las cámaras del Banco Bersa captan la extracción de dinero de Rivas y luego se pretende ir al comedor El Costerito, y en ese trayecto aparece Flores en escena y luego se producen los disparos. Ese primer impacto que se le dio, no lo mató y luego recibió tres disparos más en la espalda, los que fueron mortales. Esto fue en el habitáculo, ya que las pericias lograron determinar, por la distancia de los disparos, que fueron en ese lugar. ”.
“Hubo un testigo, que era un sereno de una fábrica, que vio estacionado el auto y que demoró varios minutos. Rivas da una versión espontánea donde dice que se va con el auto a Mariápolis y que los disparos se produjeron en esa zona. Pero gracias al procurador general, que es un excelente profesional, y a la colaboración de la División de Homicidios, todo esto no se hubiese sabido. De esta forma pudimos lograr determinar el entramado de la planificación”, aseveró el letrado.
Asimismo, agregó que “se probaron las cosas que Rivas le hacía a Enzo, como es que le quemaba la ropa y lo seguía en sus actividades laborales. Descubrimos que desde el 1º de septiembre hasta el día del crimen, el 26 de ese mes, hubo 60 mensajes y llamadas entre Rivas y Flores. La coartada que hace la defensa es que ella estaba haciéndole hacer trabajos de albañilería en un departamento que tenía por calle Carbó. Es verdad que hizo arreglos en la casa que vivía con Enzo, pero fueron en el mes de marzo, y no hizo en el otro departamento. Además, Flores seguía yendo a la casa de Rivas cuando Enzo no estaba. Esto lo dijeron las tres empleadas domésticas que trabajaron en la casa”.
“El día del crimen, Flores le dijo a su mujer que se iba a trabajar a la Jefatura Departamental, pero nunca estuvo ahí. Se encontraron a escondidas con Rivas en una casa de calle Carbó. Ese día, a la noche, se encontraron en el cajero en el que Rivas extrajo plata y luego del crimen lo dejó en la zona del motel Tijuana. Él se va caminando a una estación de servicio y se queda tomando cerveza hasta las 3 solo. Luego de dos o tres días, cuando Rivas empieza a cambiar la versión de los hechos y diciendo que una persona le había recriminado una deuda a Enzo y que por eso lo mató, Flores aparece muerto, al parecer, suicidándose”, detalló.
(AMPLIAREMOS)