Garré dejó el Ejecutivo nacional tras casi ocho años de integrar, en diversos cargos, los gabinetes kirchneristas. Los cuatro años en el Ministerio de Defensa no fueron armoniosos. Luego de recibir fuertes cuestionamientos contra su administración, por las sorpresivas cancelaciones de ejercicios militares internacionales y recortes presupuestarios, dejó el cargo en 2010.
Posteriormente, desde el Ministerio de Seguridad absorbió el manejo de la Policía Federal y reordenó la disposición de la fuerza. Su determinación la llevó a enfrentarse con el Gobierno porteño y retirar a los efectivos de hospitales y centros públicos.
Mientras tanto, su sucesor en Defensa desarmó todo el andamiaje de Garré. Las últimas modificaciones de la impiadosa purga ocurrieron en 2012, con el despido del subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar, Martín Plaza, la renuncia del director General de Planeamiento y Estrategia, Luciano Anzelini, y de la subsecretaria de Investigación Científica y Desarrollo, Mirta Iriondo; tras la controvertida retención de la Fragata Libertad en Ghana.
Garré no sólo fue perdiendo terreno a mano de Puricelli. En 2012, quedó expuesta ante la incapacidad de conciliar con oficiales de Gendarmería el reclamo salarial. Imprevistamente, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, manejó la crisis. En adelante, fue él quien apareció en todo tipo de conflictos.
Con el enojo de la Presidenta a cuestas y tras la difusión de la existencia del Proyecto X, la ex funcionaria sostuvo una imagen netamente institucional en el cargo y hasta evaluó poner su renuncia a disposición, informó Perfil.