Monseñor Mario Maulión presidió ayer la misa en la catedral metropolitana en conmemoración del Día Internacional del Trabajador. Con la iglesia colmada de autoridades provinciales, municipales, entidades gremiales, empresarios y trabajadores el obispo habló de las dificultades que encuentra el hombre para trabajar y construir un hogar donde la familia pueda “vivir y convivir”.
A la hora de hablar de la retribución que recibe el hombre por la tarea que realiza, explicó que hoy el trabajo está “despreciado, desvalorizado y vaciado de contenidos”. Más adelante dijo que el trabajo aparece como dignidad y como un “riesgo del hombre”.
“Muchos ven en el trabajo un signo de lucha de clases, enfrentamientos y conflictos”. El obispo definió al trabajador como “todo hombre que actúa”, y aseguró que hoy su tarea está unida a la pena y al sufrimiento. En este sentido explicó que el trabajo es el que da sentido a la realidad para ir construyendo la casa en común en la que la familia vive y convive. No obstante, “hoy, viendo todas las dificultades, esto es una utopía, un sueño o una ilusión”, puntualizó.
Solicitó a los fieles, “desde la función que ocupen”, que se encarguen de promover y elevar el trabajo. Finalizada la homilía realizó la bendición de las ofrendas donadas por instituciones, parroquias, escuelas y empresas locales.
La misa terminó con la bendición de las manos y los instrumentos de trabajo fuera de la Catedral. El sol brillante contribuyó a que la jornada se convirtiera en una verdadera fiesta de la familia trabajadora, donde no faltaron los aplausos y hasta una manifestación silenciosa de un grupo de trabajadores nucleados en el Sindicato de Empleados de Comercio que, a través de pancartas, solicitaron el descanso dominical “consagrado a Dios y a la familia”.
Definiciones y propuestas
Según informó Uno, el obispo comenzó la homilía definiendo al trabajo como toda tarea que realiza el hombre. “La actividad que hacemos expresa lo que somos y lo que queremos ser”. Así trabaja y actúa el obrero, el profesional, el artista, el varón y la mujer en su propio hogar, el docente, el deportista, el que actúa en distintos niveles y ámbitos.
“Todo hombre que actúa, trabaja”. En este sentido aseguró que el trabajo es la gloria del hombre y también la dificultad. “Junto con el trabajo está el reconocimiento que hacen otros de nuestro trabajo y en la retribución está la dificultad. El trabajo está despreciado y desvalorizado”.
Al hablar de las perspectivas para el futuro, monseñor oró para que la ocupación laboral crezca y permita la convivencia humana. “Siempre el trabajo será un esfuerzo, pero está llamado a ser fecundo y a ser un vínculo de unión en la familia humana”.
Bendición de los elementos de trabajo
Al finalizar la misa, el obispo Mario Maulión bendijo las manos y las herramientas de trabajo. Frente a la Catedral recibieron la bendición ambulancias, grúas, remises, elementos de trabajo recientemente adquiridos por la comuna, colectivos, móviles policiales, una camioneta perteneciente a una fábrica de agua mineral, camiones, transportes escolares y taxis. La bendición también recayó en los encargados de los talleres de capacitación de la Municipalidad.
“Jesús, hijo de Dios, quiso ser considerado como el hijo del carpintero y como el obrero. Hoy te pedimos que derrames tu bendición y protejas a todos tus servidores que confiadamente presentan ante ti sus instrumentos de trabajo. Concédeles que con su actividad infatigable colaboren para perfeccionar la creación. Que ayuden con el trabajo a que la sociedad humana progrese y que todos los hombres sin cesar te alaben en tu nombre”, dijo el obispo.
También bendijo las manos de los presentes como símbolo del trabajo, para que puedan construir las obras que ayuden al progreso de los argentinos.