"Sin dudas que la seguridad mejoró en la Ciudad de Buenos Aires. Claramente han disminuido los delitos. Bajaron los homicidios, bajaron fuertemente los robos de automotores, tenemos algunos datos que nos llaman la atención acerca de que no bajaron las salideras bancarias, pese a que percibimos que sí bajaron", sostuvo la funcionaria, quien está al frente del Ministerio desde su creación, en diciembre de 2010.
Además, destacó la recuperación del control político de las fuerzas de seguridad, "que tenía grados de autonomía peligrosos", y aseguró que eso permitió "redistribuir las fuerzas y tener presencia en las zonas más conflictivas, mejorar la capacitación, profesionalizar, modernizar las tecnologías, en especial de la Policía Federal y, en resumen, avanzar en el camino de una seguridad democrática", en diálogo con Página/12.
Garré sostuvo que la saturación de efectivos de Gendarmería y Prefectura en los barrios del sur lograron bajar fuertemente la conflictividad, y que eso se refleja en la satisfacción de la gente. "La gente muestra satisfacción, ha llevado mayor tranquilidad. La cantidad de efectivos indudablemente disuade. Ahora bien, veníamos de cifras de delito altas. Hay una declinación general del delito en Buenos Aires, pero hay mucho por hacer".
Además, la ministro aseguró que desde el Gobierno se trabaja para evitar que el delito "se mude" a otros barrios de la Ciudad. "Estamos haciendo operativos fuertes en Constitución, Balvanera, Once, Boedo, básicamente en zonas conflictivas. Estamos estudiando ahora con mayor profundidad el robo por ingreso a viviendas. Hubo varias organizaciones de ciudadanos colombianos que desbaratamos, pero ese delito continúa, tal vez porque la gente tiene más dinero en efectivo en su casa. Lo vemos en Recoleta, Belgrano, Coghlan, Palermo, barrios de clase media", sostuvo.
Asimismo, subrayó el trabajo que se inició meses atrás en algunas de las villas de emergencia de la Capital, en la que trabaja personal especializado formado de manera conjunta con fuerzas brasileñas que actúan en las favelas.
"Se reclutaron policías que tuvieran vocación para esta tarea, se hizo una formación y el primer grupo de 250 empezó a trabajar el año pasado en Ciudad Oculta y en la Villa 31. Los resultados son muy buenos. Ayuda a prevenir la violencia doméstica, a interceder entre vecinos que tienen mucha rivalidad, se detectan adictos para que intervengan otras agencias del Estado. Este mes incorporamos otros 250 que se están capacitando", indicó la funcionaria.