Producto del viento, la sequía y la acumulación de cubiertas en desuso, aserrín y todo tipo de material inflamable que se utiliza en las ladrillerías, las llamas se descontrolaron y estuvieron muy cerca de afectar viviendas, galpones, vehículos y animales de granja en la zona de Miguel David y Soldado Bordón.
El campo lleno de cañaverales y basura, provocó que ardiera para todos lados. Las dotaciones de zapadores y voluntarios estuvieron muy cerca de no poder controlar y colapsar ante el nivel de las llamas y el poder de quema de los sectores afectados.
El operativo fue eficiente y coordinado de tal manera que, cuando se vieron superados, llegaron más cisternas de la municipalidad y tractores con palas mecánicas para colaborar en la emergencia y la situación crítica.
El propio jefe de Bomberos Zapadores, Roberto Borré vio que el panorama era de suma gravedad, por lo que ordenó a personal policial recomendar a las familias aledañas que estaban en peligro preparar una posible evacuación.
Miguel David fue cerrada en esa parte con un dispositivo policial que fue necesario frente al espeso humo que cortó la avenida y el peligro de la llegada de las lenguas de fuego que iban y venían. Es decir que, por un momento, quedaron a merced del fuerte viento que cambiaba de dirección.
Borré explicó a Uno: "El incidente nos tuvo a maltraer porque era muchísima la acumulación de cubiertas viejas y aserrín acumulado en varios sectores del campo. Esto no afectó en el trabajo de contención y sofocación".
"El mayor problema lo tuvimos en el campo, con los frentes que cambiaban por el fuerte viento. Cuando controlábamos en un lugar se escapaba por otro, y de reojo teníamos que ver permanentemente las viviendas cercanas, los animales de granja y los vehículos", resaltó.