Ricardo Cáceres tiene 63 años y desde hace mucho tiempo cumple funciones como sereno en el complejo de cabañas Los Aromos, pero ayer por la mañana se llevó el susto de su vida al ser blanco de dos delincuentes exacerbados que pedían por la plata que había en el lugar.
Cáceres vive en el inmueble del ingreso al predio y recién se levantaba, porque a las 9 esperaba a un compañero de trabajo. “Estaba mirando televisión y calentando el agua del mate cuando decidí salir de la casa para apagar las luces del parque; cuando abro la puerta dos hombres me salieron de un costado y se abalanzaron sobre mí, me encañonaron y me dieron vuelta enseguida para que no los vea”, relató el hombre.
En su denuncia especificó que los dos delincuentes tenían el rostro semicubierto, “lo único que se les veía eran los ojos” y señaló que rápidamente comenzaron a amenazarlo: “no te des vuelta porque te pegamos un tiro”.
“En un momento me quise dar vuelta y me picanearon”, comentó Cáceres, que se encontraba tranquilo al momento de la entrevista pero con signos evidentes de haber pasado un momento traumático.
Agregó que lo llevaron al segundo piso del inmueble y lo inmovilizaron atándole las manos con alambre de fardo y las piernas con un cable de plancha que cortaron en ese momento. Luego lo amordazaron con cinta de embalar y lo tiraron al piso, boca abajo.
A partir de ese momento comenzaron las acciones más violentas sobre el sereno, exigiéndole el dinero que había en el lugar. “Me decían: ‘a dónde está la plata, vos tenés plata’ y me apretaban el alambre de las manos y con el pie la cabeza”.
Cáceres aseguró que los delincuentes lo confundieron con el propietario del lugar y a pesar de que les decía dónde había dinero, continuamente le pedían más porque no le creían y amenazaban con matarlo. Ya con el botín en su poder, uno de los delincuentes le dijo: “si llego a encontrar 10 pesos te pego un tiro” y “me gatillaban en la cabeza”, agregó.
En un momento me preguntan si yo tenía un arma en la casa y le respondo que no, “me olvidé que tenía una escopeta desarmada guardada en el ropero y tirando ropa, sacando todo, me la encontraron”.
“Así que vos no tenías arma – me dijo uno y yo le respondí que no porque me había olvidado – ‘vos me estás mintiendo’, dijo uno de los delincuentes mientras que su compañero agregó: ‘Acabálo, acabálo’, contó Cáceres, detallando cada momento de lo que le tocó vivir.
Este hombre tuvo un momento de lucidez y les dijo que en cualquier momento estaba por llegar gente al lugar. Eso fue determinante para que los delincuentes se fueran con el auto propiedad de Cáceres, que horas después fue encontrado por personal policial en la zona de la ruta 42, en cercanías del Hotel Kirirí.
Cáceres relató que antes de irse los delincuentes lo golpearon pegándole dos patadas. Luego salió del inmueble por sus propios medios y fue desatado en el exterior de la casa por el propietario del complejo, que se encontraba en el lugar ignorando todo lo que ocurría dentro de la casa.
Cáceres está convencido que los delincuentes son de Gualeguaychú, principalmente por su forma de hablar. Desde la Policía se maneja la misma hipótesis, incluso se cree que los delincuentes actuaron con información precisa sobre la existencia del dinero y que todo partió de su mismo entorno.
El dinero no estaba guardado en una caja fuerte o algo similar, sino que eran pesos que Cáceres venía guardando con la intención de cambiar el auto. Por el momento, la Policía trabaja sobre pistas que podrían llevar a esclarecer el hecho, publicó El Día.