La escritora oriunda de Villa Elisa, Selva Almada, es finalista de la IV edición del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa con la novela No es un río, publicada por Literatura Random House.
La escritora oriunda de Villa Elisa, Selva Almada, es finalista de la IV edición del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa con la novela No es un río, publicada por Literatura Random House. Junto a su colega argentina, Dolores Reyes -quien concursa con Cometierra, editada por Sigilo- son las únicas mujeres argentinas que pasaron a la instancia final del reconocido certamen, entre los que se destacan el cubano Leonardo Padura (Como polvo en el viento), el chileno Alejandro Zambra (Poeta chileno), las españolas Rosa Montero (La buena suerte) y Sara Mesa (Un amor) y los colombianos Santiago Gamboa (Será larga la noche) y Juan Gabriel Vásquez (Volver la lista atrás). El fallo de este premio, dotado de cien mil dólares, se conocerá durante la Bienal, que se realizará en la ciudad de Guadalajara (México), del 23 al 26 de septiembre, bajo el lema “La literatura, último refugio de la libertad”.
El listado de finalistas (de un total de 412 novelas presentadas) se completa con la española Olga Merino (La forastera), el uruguayo Fernando Butazzoni (Los que nunca olvidarán), la mexicana Carmen Boullosa (El libro de Eva) y el español Juan Tallón (Rewind). El jurado presidido por la escritora y periodista argentina Leila Guerriero elegirá cinco novelas, cuyos autores participarán de las actividades de la Bienal, organizada conjuntamente por la Cátedra Varga Llosa y la Fundación Universidad de Guadalajara. “Me pone muy contenta la nominación; quedar en esta primera lista larga, entre cuatrocientas y pico de novelas de toda América Latina y España, ya me parece que es un gran logro para la novela”, dice Almada (Entre Ríos, 1973) sobre No es un río, que cierra su trilogía de varones que comenzó con El viento que arrasa y continuó con Ladrilleros. La muerte inesperada de Eusebio es el fantasma con el que tienen que lidiar sus amigos, Enero y el Negro, en una trama narrativa que alterna el pasado y presente. La revelación de un secreto, interpretado como una traición desde la perspectiva masculina, desata la tragedia.
En su primera novela Cometierra, Reyes (Buenos Aires, 1978) narra la historia de un personaje que traga tierra y tiene una visión: su padre mató a golpes a su madre. A “cometierra”, como la llaman a la protagonista, la tierra le habla de las mujeres que fueron brutalmente asesinadas en el conurbano bonaerense. “Quise construir un universo y unos personajes de una zona en particular que yo sentía que estaba absolutamente ausente en la literatura –reflexiona la escritora-. Que esas voces que están en Cometierra hayan llegado a esta instancia significa que van a ser escuchadas; que van a llegar a un público lector que le va a dar una chance a un libro de una autora nueva y para ellos desconocida como yo, y van aventurarse a una experiencia de lectura que creo que puede ser transformadora”.
Fuente: Página 12